El
entrevistado y el entrevistador por sus respectivas relevancias y por
sus características personales abonaron muy bien la hora, fue profunda,
amena, produjo sensaciones de empatía entre quienes interactuaban y
de nuevo el Comandante Chávez da a conocer páginas de su vida, de
la política, de las conspiraciones oligárquicas y de la CIA, de su
gobierno, de esas pinceladas humanas y de talento personal que descubrimos
o nos la hacen descubrir de las y los personajes que están en la escena.
Amén!
que hay entrevistados y entrevistadas que aportan y su personalidad
da para que el entrevistador despliegue toda su gama de recursos donde
la audiencia se quede interesada desde el primer momento y hasta el
final, como dice El Gabo, atrapar al lector –para su ejemplo- por
el cuello y no soltarlo hasta concluir la lectura.
En
entrevista cedida por el Comandante Chávez y que se transmitió el
día domingo 07 de agosto por televisoras y emisoras radiales, de veras
que José Vicente demuestra el manejo impecable del género más difícil
del periodismo, según mi modesto criterio: la Entrevista.
Entrevistar
sin aburrir y sin generar tensión porque nos interesa es lo que dice
o dirá la o el entrevistado y que quien entrevista debe pensar más
en la audiencia asumiendo sus inquietudes o suponer lo que pueda ser
de interés de quienes están al otro lado de la pantalla –para el
caso televisivo- sin omitir a la audiencia, donde entrevistado y entrevistador
parecen que estuvieran solitarios en un ascensor, están centrados en
un cotejo mecánico, insípido, entre quien entrevista y el entrevistado,
se subestima a quienes escuchamos y es más, no atosigar al entrevistado
porque hasta el silencio o la pausa es una manera de responder y eso
lo capta quienes observan lo que acontece en el estudio, a diferencia
de algunos y algunas periodistas que están más pendiente de la cantidad
de preguntas y no piensan en el hilo discursivo del entrevistado, ni
en la hilvanación de ideas que queden en la audiencia para procesar
o pensar en los espacios socio políticos.
Entonces
algunos entrevistadores convierten todas las entrevistas en entrevista
de personalidad, vale un ejemplo: Elías El Juri, presidente del Instituto
Nacional de Estadísticas o alguien del Banco Central de Venezuela,
el centro de gravedad son las cuentas nacionales pero el entrevistador
la convierte en una entrevista de personalidad cuando el tema son las
estadísticas nacionales, eso es incompatible, porque por supuesto él
mencionado sabe más que cualquier periodista –salvo que cubra la
fuente de manera fehaciente y aún así- sobre las estadísticas del
país.
Lo
dicho no es complacencia –según las circunstancias, ellas dirán,
si hay que espuelear al entrevistado o no- puesto que cualquiera puede
confeccionar un pool de preguntas y ametrallar impunemente, las cuales
se hacen para cumplir con la hora del programa pero al final y cuando
se vuelve a ver la entrevista grabada, queda el contenido como una colcha
a retazos, sin ideas coherentes que ni sirven para armar nuevas ideas.
Por
supuesto, la entrevista de prensa escrita, radial y televisiva tiene
cada una características particulares, la radio no permite mucho lapsos
de silencio, la prensa escrita es la habilidad del redactor expresar
la cobertura del silencio del entrevistado, la televisiva se da esa
licencia y el entrevistador ha de destacarla de manera sutil si el caso
lo amerita y el entrevistador si le interesa.
Recuerdo
que a principio del proceso bolivariano en reunión en San Cristóbal
con mandos militares presidida por el Comandante Chávez y que en esa
oportunidad había una distorsión sostenida e interesada por los medios
de comunicación privados de la oligarquía contra las Fuerzas Armadas,
José Vicente en su lenguaje casi lacónico pero que cubre muchas ideas,
advirtió con sentida preocupación que las y los periodistas tiene
el derecho de preguntar pero nosotros tenemos el derecho de contestar
lo que consideremos pertinente, apropiado, oportuno y acertado contestar.
Siempre
quise exponer estas ideas y considero que la entrevista de José
Vicente me da pie para expresarme y quedar también…livianito.