Leí paso a paso, deteniéndome en cada línea, meditándolo y contemplando el artículo de la periodista Nancy Colina, titulado: La mentira del diálogo. Conozco hace años a Nancy cuando ella ejercía el periodismo en la Ciudad de los Caballeros, la Mérida aquella limpia, hermosa, de alegres y pacíficas noches pero también de estudiantes sensibles, de amas de casas solidarias, de tertulias poéticas y fines de semanas culturales y artísticas. Nancy siempre ha sido una excelente periodista y no reconocérselo, alegando que esté haciendo vida política en la acera de enfrente por la cual uno camina, sería una mezquindad y una vulgar conclusión mentirosa.
No voy a criticar el concepto que tiene Nancy ni del Proceso Bolivariano, ni de sus dirigentes ni tampoco su visión radical y tajantemente de rechazo a lo que considera un diálogo mentiroso de parte del camarada Maduro. Hace poco publiqué un artículo en aporrea titulado ¿Se sostendrán los chavistas en el poder?, donde en uno de sus párrafos expresé: Decir en política, por ejemplo, ningún compromiso con nadie que sea enemigo, ningún diálogo con nadie que sea enemigo, ningún acuerdo con nadie que sea enemigo, no hablar jamás con un imperialista, no conversar nunca con la burguesía, es como andar de espalda con los ojos vendados y los oídos taponeados- a las realidades y necesidades de un país y es, igualmente, como decir que en la lucha de clases no se necesita jamás la política de alianzas. Todas esas consignas tendrían vigencia si nada de lo que acontezca, por un lado, fuera de nuestras fronteras nos afectara o determinara conductas de Estado, de Gobierno, de Clase, de Partidos y hasta personales y, por el otro, ganásemos internamente elecciones 9 a 1. Vale la pena recordar la experiencia que vivió la Revolución de Octubre cuando tuvo que aceptar la ayuda de un bandido (imperialismo) para combatir a otros bandidos (imperialismos). Espero que nadie entienda que estoy acusando a los opositores que dialogan con el Gobierno o con el camarada Maduro de bandidos, pero sí son enemigos del Proceso Bolivariano y de lo que en Venezuela se denomina chavismo y, por supuesto, de todo lo que huela a socialismo o comunismo.
Estoy seguro que el diálogo entre el Gobierno, encabezado por el camarada Maduro, y los dueños de empresas Polar fue sincero y me atrevo a decir de ambas partes. Maduro tiene capacidad para saber la dimensión en función del pueblo- de lo que le dijo a Lorenzo como también para interpretar correctamente lo que el dueño de la polar le expresó sobre su estrategia privada: obtener mayor riqueza y que le permitan mayores espacios para sus inversiones. No estuve allí, pero así lo creo. Eso no es descubrir el agua tibia. Era una necesidad para el Gobierno dialogar con una empresa que produce un volumen importante de alimentos. Eso no significa que el camarada Maduro esté traicionando o desviando la orientación primordial del Proceso Bolivariano ni su visión de socialismo como tampoco que el señor Lorenzo Mendoza esté traicionando ni desviando la orientación capitalista de su empresa ni de su visión capitalista de mundo. El camarada Maduro sabe que vivimos en un mundo dominado por las fuerzas del capitalismo imperialista y que el mercado mundial es el monstruo de mil cabezas que dicta políticas económicas a las naciones que conforman el planeta Tierra como el señor Lorenzo sabe que existen gobiernos y pueblos que claman por construir una nueva sociedad donde no reine el capitalismo sino el socialismo. Dos visiones de mundo se sentaron en una mesa a dialogar pero no para decidir el destino del mundo sino algo mucho más concreto: cómo mejorar la producción de alimentos para cumplir con el mercado nacional donde pueda adquirirlos el pueblo. No pocas veces los procesos revolucionarios se ven obligados a salirse de sus cauces normales, porque las circunstancias o condiciones que les rodean les obligan a tomar medidas que no quisieran pero que son imprescindibles si las necesidades del país las requieren. Si no me creen, recomiendo que le pregunten al Gobierno revolucionario cubano, tanto al que presidió el camarada Fidel como el que preside el camarada Raúl, el por qué permitieron que grandes monopolios económicos imperialistas o capitalistas fuesen a invertir sus capitales en la Cuba revolucionaria, justo, cuando se creía que nunca más volvería la gran propiedad privada a poner sus botas en suelo cubano. Y sería bien arrecho tener argumentos convincentes para criticarle eso al Gobierno de Cuba.
Nancy deduce del diálogo del camarada Maduro con el propietario de empresas Polar que se está aceptando al capitalismo como forma de vida. Pienso que tiene el sentido de ofrecernos el capitalismo como el modo de producción ideal y el único capaz de garantizar los alimentos para la sociedad. Es raro que Nancy, como buena periodista que es, no se haya dado cuenta que la mayoría del planeta vive en estado de miseria crítica y que el principal culpable de tan cruda e injusta realidad es el capitalismo salvaje. Ahora, si el camarada Maduro no reconociera que el capitalismo es una forma de vida, estaríamos en presencia de un Presidente completamente acéfalo de ideas, es decir, que gobernaría con los pies y no con la cabeza. Malo sería que el camarada Maduro dijera que el capitalismo es la mejor de todas las formas de vida. Si eso dijera, tendríamos todo el derecho de sacarlo de Miraflores ya y no esperar dos o tres años para hacerle un referéndum. Podemos decir que la periodista Nancy Colina no descubrió el agua tibia. O muy malo, igualmente, sería que el camarada Maduro jurara que va a construir el socialismo completico en Venezuela aun cuando el resto del mundo quede viviendo de forma intacta el capitalismo y, especialmente, el imperialista. Peor sería que el camarada Maduro le dijera al pueblo venezolano: los voy a poner a comer bien, de manera exquisita, sin ninguna necesidad, ningún alimento faltará en su canasta familiar, porque las pequeñas organizaciones políticas de izquierda que no tienen medios de producción ni capitales me prometieron que se encargarán de producir todos los alimentos que nuestro pueblo necesita e, incluso, en cantidades de sobreproducción. No, si el Gobierno quiere mejorar la producción de alimentos tiene la obligación de dialogar con todas las empresas que laboran ese ramo y fijar la posición gubernamental en caso que realicen actividades de saboteo o participen en conspiraciones para derrocarlo.
Tal vez, el periodismo es la profesión actual que más necesita de las categorías con que trabajan las ciencias. El periodista y la periodista, para anunciar a la opinión pública sus informaciones y especialmente políticas, deben saber que todo Gobierno es una dictadura de clase y no una noción abstracta de democracia. El Gobierno, por ejemplo, del señor Obama representa en primera instancia- no los intereses del pueblo estadounidense sino de los grandes monopolios del capitalismo para poder cumplir con los dictámenes de la clase burguesa. Ahora, eso no niega que el Gobierno del señor Obama no dialogue con los sindicatos o con los gremios que defienden los intereses de clases y sectores sociales explotados y oprimidos. El camarada Maduro, para nosotros, es la cabeza más visible e importante de un Gobierno que defiende en primera instancia- los intereses del pueblo, de las clases y sectores explotados. Pero eso no significa que no deba dialogar con los burgueses que manejan un nivel de producción y de inversión de capitales muy importantes en la economía venezolana. Todos los gobiernos, de una u otra manera, dialogan, en algún momento, con sus contrarios. Incluso, lo hizo el nazismo en diversos momentos. Que Nancy piense que ese diálogo fue un cuento chino, no se lo voy a refutar y más bien se lo respeto. Sin embargo, lo de cuento chino o chimbo lo determinará la cantidad y la calidad de producción de alimentos de las empresas Polar puestas a disposición del mercado nacional para ser adquiridos por el pueblo venezolano. Ojalá, no resulte un cuento chino o chimbo de parte del señor Mendoza.
Y por último, Nancy dice que El mundo habla de diálogo para defender el equilibrio político que se ha visto afectado por el enfrentamiento de una Venezuela dividida por los engaños y las triquiñuelas de un séquito de tramposos. El mundo que se sepa, por culpa del capitalismo y especialmente el imperialista, no es homogéneo, no es equilibrado en nada. Basta con saber, y creo que Nancy lo sabe a la perfección, que el llamado Grupo de los Ocho se reúne para determinar el destino del resto del planeta. ¿Es acaso eso una política de equilibrio o de verdadero desequilibrio? O ¿será que el Gobierno que preside el camarada Maduro es más poderoso, influyente e intervencionista en los asuntos internos de otras naciones y dominio del mercado mundial que las potencias imperialistas para que se le exija ser el equilibrador del mundo? Quiera la naturaleza así fuera, porque Maduro tendría que inclinarse completamente a favor del socialismo y en contra del capitalismo. Es todo.