Al contrario de lo que se pudiera pensar, es sano comenzar el año exponiendo con honestidad y madurez los puntos de vista y diferencias sobre la forma de plantear las ideas e inquietudes desde los medios de comunicación, tanto tradicionales como alternativos. Pues es necesario llegar a un punto de consenso que permita concentrar fuerzas del proceso revolucionario, ante la titánica lucha política que depara este 2016.
En consecuencia, se ha iniciado un necesario debate en torno a las opiniones emitidas por Mario Silva, conductor del espacio la Hojilla, cuando el sábado 02 de enero, aseveró que hay una cantidad de artículos en el portal revolucionario Aporrea.org, "mal sanos", pues considera que se ataca de forma exagerada al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro y a todo su tren ministerial.
Por otra parte, el portal, a través de sus articulistas colaboradores, esgrime que sin la crítica, no solamente se pierden elecciones, sino que se pierde el proceso revolucionario, pues si hubiese sólo adulantes, la vanguardia repetiría y profundizaría errores, creando las condiciones reales para la instalación de un gobierno neoliberal, trayendo consigo un enorme perjuicio al país.
Como se puede observar, la importancia del debate, estriba en ver hasta qué punto ambas acciones comunicacionales, colaboran con el 'enemigo'. Ya sea desde la televisión, exaltando a ultranza la actuación del ejecutivo, omitiendo, casi deliberadamente los graves vicios que hay que corregir dentro del gobierno ó; Sea desde el portal revolucionario Aporrea, donde una parte de las críticas, al no haber sido debidamente depuradas del alto contenido emocional, se convierten en ataques que coinciden y refuerzan las matrices de opinión de la derecha, tanto a nivel nacional como internacional.
Por ello este debate de ideas es pertinente. No para competir por la credibilidad del pueblo, sino para trabajar en conjunto en función de derrotar al verdadero enemigo que de ninguna manera es ni VTV, ni Aporrea, sino el grupo de poderosos miembros de grandes trasnacionales que desean poseer los incalculables recursos que posee Venezuela.
Este enemigo es, para decirlo resumidamente el capitalismo representado en esa burguesía, tanto nacional como la poderosa extranjera, que sólo les interesa la existencia de venezolanos, pero sin Venezuela. Es decir, que los habitantes sin siquiera estornudar, entreguen las riquezas del país cómo lo hicieron en los tiempos de Gómez, luego Pérez Jiménez y salvo algunas excepciones, los del pacto de punto fijo.
En este sentido, las formas opuestas de estilos que se han empleado para llegar al público, tanto de programas en los medios de comunicación tradicionales, como los que hacen comunicación a través de los medios informáticos, si no se complementan, pierden la noción de cuál es el verdadero enemigo. Con ello, sólo salen favorecidas y legitimadas las fuerzas que apoyan al capitalismo. Pues el pueblo se confunde al ver una confrontación abierta en los sitios donde debería haber luces orientadoras, para alcanzar el sistema de gobierno que proporcione la máxima felicidad posible.
Se debe entender que la comunicación que se hace actualmente en los medios tradicionales, sólo convence a los convencidos. Igualmente, la forma de comunicación de algunos compatriotas de Aporrea, no aporta esfuerzos para que esos 2 millones, más los que se abstuvieron o votaron nulo retornen de nuevo al camino que garantiza el bienestar del pueblo.
Por esta razón ambas trincheras de lucha deben comprender que es perjudicial para la revolución decir "Perdimos las elecciones, se acabó todo", o "no perdimos las elecciones, hubo fraude", pues un discurso desmoviliza al pueblo y el otro discurso lo inmoviliza.
No significa esto que ambas formas de comunicación deban convertirse en una voz monótona. Al contrario, debe cada una conservar su independencia. No obstante, lo obligatoriamente necesario es la búsqueda de la complementariedad, reforzando, sin perder su esencia la energía del otro para vencer al verdadero enemigo.
En este orden de ideas, La Hojilla, Zurda Konducta, Cayendo y Corriendo entre otros, perderían su esencia si sus programas los dedicaran a criticar la gestión de un Ministro en vez de responderle a los inclementes ataques de la derecha ejercidos a través de organismos internacionales, injerencia grosera, financiamiento a grupos apátridas y sus poderosísimos medios de comunicación globales. Pero eso no exime a los medios de comunicación tradicionales a la creación de espacios para la crítica. Debe haber por lo menos algún programa especializado en mostrar lo que NO está haciendo correctamente un departamento de un ministerio equis.
Igualmente el portal Aporrea o medios comunitarios perderían su esencia si todos sus artículos son para ensalzar al gobierno. No exigir de forma firme la eliminación de los vicios que atentan contra el proceso revolucionario bolivariano es un error garrafal. No obstante, ello tampoco exime a los miembros colaboradores del portal, a tener el compromiso revolucionario de convencer no sólo al gobierno, sino al pueblo que la Revolución es el verdadero camino a la emancipación de Venezuela. No se pueden desperdiciar las enormes ventajas que dan sus visiones, privilegiadas y únicas al ser sus miembros abogados, politólogos, Ingenieros, amas de casa, gente que vive en la clase media, en los barrios y en la frontera, periodistas, educadores, poetas, músicos, actores, humoristas, ensayistas, estudiantes, jóvenes, no tan jóvenes, profesionales, obreros, movimientos indígenas, movimientos de agricultores, colectivos y un largo etcétera.
Por otra parte, el gobierno es clave para no difuminar estas fortalezas. Debe de alguna forma amalgamar los esfuerzos, sin prepotencia y con tolerancia a la crítica, sobre todo las que exigen no se desvíe el rumbo del socialismo.
La vanguardia por ser la que ejerce el liderazgo debe facilitar la búsqueda de ese punto de encuentro para que las trincheras de lucha se sumen como una sola fuerza. Por tanto los medios tradicionales como los del siglo XXI deben complementarse, no solo para la reconquista de esos millones de chavistas que optaron por castigar al gobierno y premiar a sus verdugos. Sino para seguir la senda correcta que nos marcó con esmero el Comandante Chávez.
Se debe tener presente que Venezuela a pesar del revés electoral parlamentario es Chavista, ya que la oposición llegó al poder sin discurso y ocultando a sus candidatos, que apenas hicieron videos temáticos en las redes sociales apoyándose en las consecuencias de la guerra económica que ellos mismos habían desatado.
El pueblo sigue siendo chavista y no es un mero cliché y tiene la convicción de que el camino señalado por el Comandante es la garantía para, no solamente elevar la calidad de vida del pueblo, sino que más allá de lo material, es la garantía de tener por siempre un país lleno de dignidad para todas las generaciones por venir y ejemplo para el mundo. No hay que desperdiciar eso.
¡Hasta la Victoria Siempre!