Los términos mediática y mediático están relacionados con los medios de comunicación, sean impresos, la radiodifusión, la televisión, los medios digitales, hasta con las redes sociales actualmente transformadas en una herramienta para difundir todo tipo de mentiras y verdades. Indudablemente, es imposible desvincular estos vocablos con el ejercicio del periodismo, profesión que, dado los acontecimientos acaecidos día a día, está muy desprestigiada, secuela del vínculo mercantilista de los dueños de las empresas mediáticas con los gobiernos neoliberales.
El uso de los medios para difundir y aprovechar todo tipo de información es de vieja data, desde el momento que los malos descubrieron que las personas son propicias a ser influenciadas por todo lo que ve y lo que escucha. De esta manera es viable manipular la mente de millones de personas. En verdad, la mediática existe desde hace miles de años, no en la forma como se concibe en la actualidad. Dado el manifiesto analfabetismo en épocas pasadas era imposible reseñar la información a través de la prensa escrita, existía un único medio para esto y este era el arte en sus tres modalidades. Solo a través de la pintura, la escultura y el teatro los reyes y emperadores lograban difundir sus mensajes.
Así fue como se pintaron y esculpieron un sinnúmero de obras para representar los mitos sobre los mártires de la iglesia. Es variada y sombría la iconografía católica mostrando numerosos santos: unos sangrando, otros acuchillados, asaeteados como san Sebastián, apedreados como san Esteban, crucificado como san Pedro, muertos a la parrilla como san Lorenzo; Jacobo el Mayor, decapitado por una espada; san Felipe, encarcelado, azotado y luego crucificado; Santiago, golpeado, apedreado y finalmente con la cabeza destrozada con un garrote; san Lucas ahorcado; apóstoles degollados, comidos por los leones y descabezados como san Juan Bautista. En fin, son muchas y diferentes las tenebrosas pinturas y esculturas que muestran el sacrificio de los mártires de la iglesia para despertar sentimientos de piedad por los santos y el horror hacia aquellos hombres capaces de prodigar tales castigos. Una tétrica manera de preservar a sus acólitos.
Otra forma fue la utilizada por los emperadores chinos. Se valieron de los títeres para divulgar la epopeya de sus ejércitos y de igual modo, con la misma finalidad, el teatro de calle. Estos mismos medios lo utilizó el imperio español y el imperio romano. Un género para divulgar las proezas y de ocultar las atrocidades en un mundo de ágrafos.
Desde la aparición de la imprenta (1441) se facilitó la difusión y la comunicación de la noticia. Al mismo tiempo se aprovechó para imponer la idea única para fijarla de un modo estable en el inconsciente colectivo en millones de personas. Tal manipulación es posible enfrentarla solamente mediante la educación y la instrucción de un pueblo, en el entendido que estas son instrumentos de progreso y de contención de desigualdades. Una vez inventada la imprenta, otra expresión artística se incorporó a la gran empresa mediática, esta fue la literatura. Muchos libros publicados, de autores mercenarios, desarrollaron y desarrollan argumentos cuyo único interés era y es manipular la mente de millones de personas con fines preconcebidos. Las obras de Cervantes, Shakespeare y los cuentos de hadas constituyen un ejemplo palmario de la difusión de las bondades de la monarquía y de la aristocracia.
Cuando surgió la prensa escrita, mucho después la radio, luego la televisión y posteriormente los medios digitales, los dueños de tales empresas descubrieron que la divulgación de la noticia constituye un gran negocio y pusieron a la orden sus empresas al servicio del mejor postor. Estas malévolas actuaciones derivará en "la mediática criminal", la razón de este artículo. Una vez descubierta y desarrollada la radio, la televisión y las nuevas tecnologías digitales, en la actualidad son utilizados para influir en los electores en una contienda política.
La mediática criminal está al servicio de las agencias de publicidad para vender todo tipo de productos, independientemente del daño que esto pueda ocasionarle a la persona que los consume. También las iglesias se sirven de la mediática criminal para difundir mensajes de odio contra otras confesiones, así mismo, está al servicio de los políticos para ofrecer y convencer a un electorado de las mentiras del funesto modelo neoliberal. Es decir, la mediática nacional e internacional convierte verdades en mentiras y mentiras en verdades.
El peor servicio que la mediática internacional le puede prestar a la humanidad es su alianza comercial con los gobiernos guerreristas y capitalistas, evidenciada en los contratos multimillonarios refrendados entre ambos. Por ejemplo, con EEUU y sus socios de la OTAN, difundiendo todo tipo de falsedades sobre la guerra del medio oriente. La mediática criminal internacional oculta las atrocidades que los países de la OTAN están cometiendo contra Irak, Libia, Siria, Yemen, Sudán, Afganistán…a cambio de millones de dólares, que es la tarifa de estos medios lacayos. Pero no sólo ocultan la verdad, lo peor es que difunden mensajes de odio hacia ciertas etnias tildándoles de ladrones, violadores, terroristas o narcotraficantes.
Ciertamente, la mediática criminal es cómplice de millones de asesinatos ocurridos en el planeta. Mienten de manera globalizada ocasionando lúgubres infortunios. Son capaces de inventar una noticia, simplemente para causarle daño a un gobernante o a un funcionario y como consecuencia, a su pueblo. Esto se constató en Cuba, Irak, Libia, Siria… y actualmente en Venezuela.
No cabe duda que la mediática criminal globalizada dispara misiles de mentiras contra Venezuela con el objeto de destruir la Revolución Bolivariana y como secuela, demoler los ventajosos alcances sociales producidos en países como Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba…Las corporaciones industriales militares, los centros financieros internacionales, las agroindustrias globalizadas y los avaros emporios energéticas están seguros de su triunfo, tal como lo hicieron en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil. Lamentablemente para el imperio y para la mediática criminal la historia de Venezuela será otra.
El gobierno de EEUU y el Ministerio de las Colonias (OEA) tiene su cipayo, su sirviente, su asalariado, su esclavo y su canciller sumiso "ad honorem": Luis Almugre, un ser execrable dispuesto a cumplir sin rechistar la orden emitida por el gran jefe del norte. El mandato es descargar su odio acumulado contra mi comandante Chávez y ahora en contra del presidente chavista MM, solo para destruir la obra de ambos mandatarios. A ese roedor emergido de la peor sentina pútrida de la política, el gobierno de EEUU le puso a su disposición toda la maquinaria de la mediática criminal para difundir todo tipo de mentiras sobre la situación de Venezuela, con la intención de activar la Carta Democrática. Posteriormente, después de este infausto acontecimiento sobrevendrían los "bombardeos humanitarios" con los mismos horrores de Irak, Libia, Siria, Yemen, Sudán y Afganistán. Penosamente Almugre no estaba solo dirigiendo este concierto de mentiras y engaños, para eso contó con otros cancilleres borregos que atendieron el llamado de su patrón del norte, apoyando una resolución saturada de ilegalidades y de la violación de los artículos constitutivos de la OEA.
No creo que desde la fundación de la OEA (abril 1948) los pueblos de América del Sur y Centroamérica hayan visto algún beneficio de tipo social y económico. Por el contrario, es palmaria la indiferencia de este organismo internacional ante los imposición de dictadores militares, las incursiones militares, los asesinatos y los golpes de estados propiciado por EEUU. Así como en UK se convocó a un referendo para que los ingleses decidieran su continuidad en la UE, el gobierno venezolano debería propiciar una consulta entre los venezolanos para estudiar la posibilidad de que Venezuela se retire o no de la OEA.
La mediática criminal hace de lo suyo ante la indiferencia de los organismos que le compete. Bien lo expresó el vizconde François de Chateaubriand (Francia; 1768-1848): "La libertad de imprenta (prensa) no puede existir sin tener detrás de ella un ley terrible, "immani lex", que prevenga la prevaricación por la ruina, la calumnia por la infamia, los escritos sediciosos por la prisión, el destierro y alguna vez la muerte".
También Simón Bolívar se ocupó del tema cuando afirmó: "La imprenta, tribunal espontáneo y órgano de la calumnia, ha desgarrado las opiniones y los servicios de los beneméritos. Además, ha introducido el espíritu de aislamiento en cada individuo, porque, predicando el escándalo de todos, ha destruido la confianza de todos". Lee que algo queda.
Antes de cerrar: cuando en Venezuela la Asamblea Nacional, en desacato, destituyó al presidente Maduro por el ridículo supuesto "abandono de cargo", ningún medio nacional o internacional reseñó el golpe de estado al que nos tiene acostumbrado el diputado Julio Borges. ¡Mil veces HIPÓCRITAS!