Héctor Navarro se salió de la raya y recibió un mazazo

Héctor Navarro, en una entrevista reciente, afirma que el madurismo no es chavismo. Lo dice sin mayores profundidades, casi inocente. No obstante, la derecha más estratégica no le perdona el desliz y le da un mazazo, le dedica el editorial de El Nacional (saudades de aquel Nacional de Miguel Otero, una cátedra de dignidad que ahora poco se ve). El Nacional de estos días le recrimina que separe a maduro del Comandante Chávez, y al hacerlo muestra un tema principal en la lucha entre las derechas, la del gobierno y la de la oposición, y el odio de estos dos cauces al Chavismo auténtico. Veamos.

Navarro, diciendo una verdad, develó el centro de la maniobra antichavista que desarrollan gobierno y oposición: uno, el gobierno, destruye la imagen, acaba con el legado del Comandante, en el empeño se desgasta; el otro, la oposición, se prepara para sustituir al madurismo en la mejor tradición del bipartidismo de la cuarta. Al gobierno no le conviene que lo desliguen de Chávez, allí están los votos de los engañados; a la derecha de la oposición le conviene unir a Chávez a la plasta de gobierno de maduro, en el descontento está su triunfo.

Navarro se metió en el centro de esta pelea de las derechas y llevó su mazazo. El gobierno lo ataca, lo expulsaron por decir unas cuantas verdades, la oposición lo estigmatiza por no acompañar su estrategia.

Pero, y debemos decirlo, Navarro se mantiene en el terreno de esa pelea de las derechas, él apoya las elecciones truculentas, y de esa manera se inscribe en el retorno a la cuarta. Explicamos.

Después de desmantelado el intento Socialista del Comandante Chávez, luego de mancillada su imagen, sólo le quedan a la derecha dos caminos: retornar a la cuarta directamente, mediante elecciones fraudulentas descaradas o fraudulentas disimuladas, o por el atajo de una dictadura.

Esa es la meta inevitable de la lucha de las derechas, retornar a la cuarta, aplicarle el cepo socialdemócrata a los impulsos socialistas, asegurar la dominación capitalista; es decir, derrotar definitivamente al Comandante Chávez. Las elecciones, en este momento, son la vía de la restauración, son el escenario de la pelea entre las derechas, todas las presiones del exterior y del interior tienen ese fin. Las elecciones, en este momento, no son catalizador de las luchas populares, al contrario, las apagan más que el coronavirus.

Navarro se mantiene en ese teatro de operaciones electorales, no ha conseguido todavía ir a la construcción de una opción chavista, es decir Socialista, de acuerdo al Plan de la Patria, al verdadero Testamento de Chávez. En esa posición sólo puede cosechar mazazos, los supuestos éxitos que allí cosechen serán en definitiva triunfos estratégicos de la derecha que logra imponer su esquema de opio de las masas.

Los chavistas tienen un compromiso con el Comandante, construir una opción que, más allá de la imagen, represente su legado, su pensamiento más acabado, la idea Socialista. Es allí que se prueba la lealtad.

¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE… VENCEREMOS!

¡SIN SOCIALISMO NO HAY SOBERANÍA!



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Toby Valderrama


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