¿Qué singular esquema de pensamiento tienen algunos? Reclaman a rabiar sus derechos, pero se olvidan casi siempre de respetar los derechos de los demás.
Primero usaron el tema de la libertad de expresión, porque según algunos, en el país donde se han dicho las mayores barbaridades del mundo por televisión, radio y prensa, donde se vilipendia, ofende e insulta todos los días a los miembros de los distintos poderes públicos, en el país donde los partidos de oposición no existen y en su lugar se erigen algunas agencias de propaganda que se hacen pasar por medios de comunicación privados, cínicamente se atreven a decir que no hay libertad de expresión.
Y digo cínicamente, porque son ellos los que, cuando han tenido en sus manos la posibilidad de hacer cumplir este derecho, han sido los primeros que lo han violentado. ¿O es que acaso no ha sido el gobierno de Jaime Lusinchi el que más censuró la libertad de expresión en nuestro país después de la dictadura de Pérez Jiménez? Y ¿quiénes eran ministros de información o presidentes de las televisoras del Estado en la época en que Blanca Ibáñez se paseaba como presidenta de facto, mientras su amante yacía recomponiéndose de la última borrachera? O ¿es que alguien podrá olvidar que en ese momento llegó a censurarse hasta a la propia Primera Dama de la República (la verdadera)?
Quienes hemos ejercido el periodismo desde esa época y tuvimos que trabajar bajo las órdenes de los que hoy, extrañamente, se rasgan las vestiduras reclamando un derecho que nadie les ha quitado y que nunca le han reconocido a los demás, no podemos hacer otra cosa que reírnos ante semejante cinismo.
Luego que ha quedado en evidencia que es, como mínimo, extraño eso de gritar por radio y televisión que no existe libertad de expresión, decidieron cambiar de argumento, y ahora abogan por el derecho a protestar.
Antes de continuar debo aclarar que soy una defensora irreductible de cualquier derecho humano. Quienes hemos sufrido en carne propia la violación de nuestros propios derechos, tenemos el deber de por vida de defender estos mismos derechos para todas las personas. Sin embargo, válido es recordar que el ejercicio de todo derecho implica también una responsabilidad. En consecuencia, nadie puede exigir que le respeten su derecho, en este caso, a manifestar, si este a su vez no respeta el derecho que tienen el resto de los ciudadanos.
Me refiero al derecho a libre tránsito, es decir, nadie puede decir que manifiesta pacíficamente si le impiden a una madre llevar a sus hijos a la escuela o a un trabajador acudir a su lugar de trabajo. Me refiero también al derecho a la educación, porque si algunos estudiantes quieren manifestar, esto no les da derecho de privar de la posibilidad de recibir clases a aquellos que sí lo desean. Me refiero al respeto a la propiedad pública o privada, porque nadie puede exigir manifestar mientras están destruyendo los bienes comunes (aceras, contenedores de basura, semáforos) o la propiedad de algunos particulares (tales como los carros de los vecinos de la calle Sucre de Chacao que fueron quemados).
Por eso digo que es un poco extraño la manera como funciona el discernimiento de algunas personas, porque es algo así como que los derechos deben ser respetados, pero sólo los derechos de ellos, los de los demás no importan.
En cualquier caso, creo que el derecho más importante para todos es el derecho a la paz. Quien quiera manifestar que lo haga, pero pacíficamente. Y viceversa, quienes no estén de acuerdo, que no vayan, pero que respeten a los que manifiestan. Y en el intermedio, solo cabe comportarnos como ciudadanos, respetando los derechos de todos.
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