Sí valió la pena

Se va 2008 con su carga de titulares, de balances, de cuestionamientos, de valoraciones. Cada quien hará en estos días su propio análisis.

No faltarán los encabezados con la cuenta de los muertos que la inseguridad nos ha dejado tirados en las calles; si lo vemos desde ese ángulo, por supuesto que el resultado es funesto. Otros pensarán que menos mal que se va este año porque no pudieron cumplir el sueño de cambiar de carro o de viajar para estas vacaciones.

Lo que seguramente sí faltará serán los señalamientos de las cosas positivas que, como país, hemos alcanzado este año y que tienen que colocarse en el otro lado de esa balanza que los medios opositores pretenden que tenga un solo platillo: el malo. Por mi parte, me per mito celebrar porque creo que hemos crecido aún más como país. El 23-N volvimos a ver a una nación democráticamente volcada al ejercicio de su derecho y su deber de escoger sus autoridades. Por mucho que se pretenda hacer ver lo contrario, pocas naciones del mundo pueden exhibir el récord de legitimaciones que han tenido todos y cada uno de nuestros procesos eleccionarios.

Si de salud hablamos, dos emblemas fundamentales me vienen a la mente: el Cardiológico Infantil y la red de atención oncológica, servicios ambos dotados de la más avanzada tecnología, capaces de brindar alivio a segmentos poblacionales tan sensibles como los niños y los enfermos con cáncer. No me voy a extender sobre los Barrio Adentro, los CDI, los SRI y los CAT porque de tan revolucionarios ya se han vuelto cotidianos.

Pocos de esos medios agoreros del desastre van a enumerar en estos días que el salario mínimo venezolano es el más alto de América Latina, y que el acceso a las pensiones por vejez dejaron de ser un engorroso trámite, que beneficiaba a unos pocos, para convertirse en un derecho de muchos.

Tampoco dirán ­yo sí lo hago con orgullo­ que la Misión Ribas ha graduado a más de 200 mil bachilleres y que de las universidades bolivarianas salieron cerca de 800 técnicos superiores. Sumo también como un inmenso logro en educación y cultura, las triunfantes giras que la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar ha desarrollado durante este año, llenándonos a todos de orgullo patrio.

En mi balance como venezolana, para este 31 de diciembre colocaré en lugar privilegiado el lanzamiento del satélite "Simón Bolívar", emblema de soberanía que opera desde el espacio, guiado por jóvenes compatriotas que han aprendido nuevas tecnologías de la mano de compañeros chinos. Me sentiré orgullosísima de que pertenezcamos a Mercosur, que se haya creado Unasur por iniciativa nuestra y que comenzaron a cambiar los discursos en Latinoamérica y ya se habla de una OEA sin Estados Unidos y de una OEA con Cuba, como siempre ha debido ser. Celebro el cuarto lugar de Pdvsa entre las petroleras más importantes del mundo, y brindo por la expansión de su industria y de la petroquímica.

Todavía me queda por mencionar que bajó este año la tasa de desempleo, que la riqueza se está redistribuyendo con mayor justicia y que San Agustín tendrá pronto su metrocable para que la gente suba a su cerro volando. El 2008 fue un buen año que, definitivamente, sí valió la pena.

mlinar2004@yahoo.es


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Mariadela Linares


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