¡Qué tal, camaradas! Con el mismo sentimiento crítico, contestatario por principios, convoco a la continuación en lucha de las ideas y las propuestas –aunque no les paren- para adelantar exitosamente la lucha revolucionaria.
Pero para ello es necesario, obligatorio, que los Gobiernos, Alcaldías, PSUV, Contraloría, Fiscalía, etc., además de escuchar y atender a las comunidades ayudándolos a organizarse -si lo hacen-, en mi humilde opinión deben leer (u oficinas creadas al efecto) lo expresado en estas páginas en los tópicos que le competan. Así como la de todos los espacios de expresión popular y, por llamarlo de algún modo, de expresión intelectual.
Escuchar (corregir) es de sabios; atender y resolver es de socialistas. Y escuchar, mucho más.
Sí, porque nos quedamos en nosotros mismos los que escribimos y en algunos otros que nos honran con su lectura –a quienes les agradezco lo correos con apoyos y críticas-, amigos de otras latitudes y alguno que otro escuálido. Hay compatriotas columnistas frecuentes, y de páginas en otros medios, que no leen a los demás.
Imagino que no les queda tiempo.
Me perdonan, y con esto no pretendo descalificar nuestros espacios revolucionarios, pero he sacado la cuenta y entre todos conformamos como unos 15.000 lectores diarios. Los mismos al día siguiente. Me baso en lo siguiente, y por favor corríjanme los directores virtuales, si aparecen 30 artículos diarios -hay unos que son leídos hasta 1.000 veces, otros llegan a 100- si estimamos un promedio de 400 lectores o lecturas por artículo, son 12.000, y lo llevamos a 15.000.
Y, lamentablemente, no vemos, no sentimos, no percibimos, no recibimos, respuesta a quejas, a proposiciones interesantes (imagino que a otros les ocurrirá lo mismo).
En una oportunidad, cuando lo hacía en El Tiempo de Pto. La Cruz, viendo que proponíamos cosas interesantes (apreciación de otros colegas y amigos) y nada ocurría (uno podía repetir el artículo cada año y lo mismo, todo igual) dejé de escribir y unos camaradas me dijeron, a lo Kotepa Delgado, “escribe que algo queda”
Y reinicié la columna. Hasta le cambié el nombre de “PROPOSICIONES” por “Escribo que algo queda”, imitando a Kotepa, que ya había fallecido. Luego volví a “Proposiciones”. Claro, hablo del tiempo muerto durante la democracia bobalicona que no producía nada.
No bajé el ritmo de las Proposiciones –hasta que me sacaran en el 2006- y, hoy día, algunas de ellas coinciden con acciones revolucionarias de nuestro gobierno. Otras están en mis escritos –cuento con un lotecito; no en balde pasan los años creativos-. Y disculpen cualquier atisbo de prepotencia al exponer soluciones que, a fin de cuentas, solamente estimo las consideren como elementos para la discusión.
Bien. Disgregando como siempre, a la mejor enseñanza de Chávez. Voy a recordar, pero muy reducidamente, una de mis propuestas sobre la añorada Seguridad Social.
Parto de la propuesta del PCV, en fecha del 1º de mayo, de la reducción del horario de trabajo –lo expliqué en el anterior artículo- y que además proponen: “Eliminar el impuesto al valor agregado y, en sustitución, incrementar el pago del impuesto sobre la renta para el capital sin permitir excepciones de ningún tipo es otra de las medidas que, desde la perspectiva de la tolda del gallo, Miraflores debe poner en práctica cuanto antes”
Ya los que me han seguido por mi nombre en estas páginas y no por los títulos atractivos de los artículos, (como buenos revolucionarios les atraen, por más controversiales, los de política), habrán leído sobre mi propuesta de la Seguridad Social y el IVA, como sobre tantas otras propuestas.
Desearía lo leyera un Asambleísta para que estudien su viabilidad, o no, y punto. Vivo repitiendo lo mismo y nada. Sirve o no sirve.
Explico, de nuevo y sencillamente, sin detalles: tomar del IVA 2 o 3% y usarlo como fondo especial para la Seguridad Social de todos, sin excepción. Constituye una altísima cifra mil-billonaria.
Nos protegería a todos, a los trabajadores informales, los kioskeros (hasta Earle), los campesinos, los pescadores, profesionales, técnicos, etc. Todos, sin excepción. Sería un batazo social y político.
Y arrastraría un aspecto especial: reducción casi total de la “evasión de los impuestos” Todo el mundo pilas por sus beneficios integrales y los de sus familiares, por lo tanto nadie dejaría de exigir ninguna factura de compra, para que los comerciantes inescrupulosos no se queden con nuestro dinero.
Por favor, camaradas, como esto no lo leerá ningún asambleísta, creo, agradecería que si a alguno de ustedes le parece viable, me lo dejen saber por mi corro.
La exposición es un poco más larga, con detalles de su puesta en marcha, pero no quiero cansarlos. Sólo si me fuese exigido, y con mucho gusto.
¡Patria –soberana-, Socialismo –que es humanismo- o Muerte -por la patria-! Y si actuamos con decencia y responsabilidad, y los funcionarios con eficiencia, seguiremos ¡VENCIENDO!
edopasev@hotmail.com