La mejor ocurrencia en el debate frustrado con los intelectuales de derecha la tuvo Joselo. Fue cuando se ofreció para debatir con el hijo de Mario Vargas Llosa. “A mí me dejan al hijo” terció Joselo cuando era evidente que estos intelectuales bufos no tendrían el valor, ni la honestidad de enfrentarse con Chávez. No es la única ocurrencia simpática que ha tenido Joselo. Otra fue cuando le rogaba a Chávez saltar la talanquera para que la oposición pudiera ganar una elección. La oposición internacional y local es tan torpe que pisaron el peine que les tendió Chávez, cuando les propuso un debate con los intelectuales de izquierda, en el cual él sería simple espectador. Jugada política y ellos se lanzan por el barranco. Inmediatamente responden, en rueda de prensa, con la soberbia que les caracteriza, “no debatimos con payasos, sino con el dueño del circo”. ¡Muy bien! replica Chávez, aceptando el reto y además poniendo a disposición el ¡Aló, Presidente! y en cadena nacional. Y entonces cunde el pánico. Arrancada de caballo y parada de burro. En fin, ¡qué torpes son! Cualquiera con un mínimo de intuición política hubiera podido descifrar el juego inteligente de Chávez. ¿Alguien hubiera podido pensar que Chávez se iba a quedar como mero espectador? Son tan torpes o disociados que son ingenuos políticamente hablando. Sólo les quedaba entonces el recurso acostumbrado de mentir por CNN y GLOBOVISIÓN.
Un debate de ideas entre Alvaro Vargas Llosa y Joselo lo hubiera ganado nuestro humorista, sin mayores esfuerzos. Igual resultado lo hubiera obtenido con el propio Mario Vargas Llosa. No tenemos la menor duda de ello. ¿Por qué? Porque no existen ideas, ni argumentos capaces de justificar un sistema basado en la explotación del hombre por el hombre y en las desigualdades sociales. ¿Cómo argumentar en defensa de las injusticias sociales? ¿Cómo justificar que está bien que algunos tengan derecho a la educación y otros no? ¿Cómo debatir que no importa que existan niños con deficiencia en su alimentación que afecta su desarrollo psicomotor? En cualquier debate, el socialismo tendrá siempre todas las de ganar y es por esa razón que el capitalismo creó una inmensa maquinaria ideológica con el fin de preservar el orden establecido que le es propio.
La maquinaria ideológica es el gran invento del capitalismo. Crea cualquier historia. Hace poco, Jorge Castañeda, ex - canciller mexicano, acompañante de Vargas Llosa en la rueda de prensa, señalaba que Chávez estaba fraguando con los destituidos Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, una conspiración contra Raúl Castro. La folklórica noticia corrió por todo el mundo. Chávez había sido desenmascarado por los Castro. ¡Cosas oiredes, cosas veredes, Sancho!, diría Don Quijote. Pero no es que Castañeda sea idiota, no lo es, más bien es de esperar que pronto aparezca un libro con los detalles del complot de Chávez, convertido por la industria publicitaria en un “best seller”, que les permitirá a unos pocos ganarse unos cuantos reales, a expensas de unos cuantos muy poco inteligentes. Así es el capitalismo. Farsa y mentira. Por eso es indispensable conocer el alcance y significado de esa eficiente maquinaria ideológica que nunca debemos subestimar.
(*)Clase Media Revolucionaria
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