El gobierno bolivariano fiel a los principios de igualdad, inclusión y justicia que le animan ha venido adoptando un conjunto de medidas, orientadas a proteger y salvaguadar los intereses de la clase media venezolana, ésa que -parafraseando al maestro inmortal Mario Benedetti- medio se compromete y además, se da cuenta (medio tarde) que la siguen usando en un ajedrez que nunca llega a comprender y jamás la convierte en reina.
Las reacciones de buena parte de esta clase media (media loca) no dejan de causar asombro. A ver, cómo se explica usted que pueda causar malestar que el Tribunal Supremo de Justicia emita una sentencia donde se prohíbe de manera taxativa el recargo del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) al costo final de una vivienda nueva.
En una forma similar a lo que sucedió con los llamados créditos mexicanos o de cuota balón, la medida del máximo tribunal únicamente busca impedir que las grandes constructoras le sigan estrujando el dinero de su presupuesto familiar, y además obligan a estos consorcios multimillonarios a que le resarzan toda la plata que ya le hayan birlado, mediante este extraño mecanismo de “indexación” fundamentado en la usura y la especulación más artera y descarada.
Pues bien, en vez de poner una fiesta y botar la casa por la ventana, he visto y oído muchos sujetos de esta clase media (media loca) murmurando amargados y molestos con el Presidente Chávez, porque ahora se les ha impuesto la penitencia de no tener que pagar el doble o el triple de lo que costaría su inmueble, si no se hubiera puesto coto a esta forma tan absurda de trasladar la inflación a un bien tan de primerísima necesidad como es la vivienda.
En fin, una muestra más de ese mundo al revés que describe Galeano y que en el caso venezolano definitivamente guarda relación directa con el efecto perverso que produce la envenenada programación de medios de comunicación casados con el golpismo, la desestabilización y la locura.
Que chillen los grandes consorcios de la construcción no sólo es comprensible sino natural, pero que el grito en el cielo lo pongan los beneficiarios sí es verdad que es fin de mundo. La carreta tirando de los caballos pues.
No faltara algún sesudo analista o experto en mercados financieros -de esos que aún no se han enterado del crack del capitalismo mundial- que se desgañite con la cantaleta de las distorsiones de este tipo de medidas y los mecanismos “autoregulatorios” del monstruo capitalista.
Pero la verdad verdadera es que el mercado nunca se autorregula y en Venezuela no puede hablarse de empresarios sino de buitres y parásitos acostumbrados a engordar gracias al Estado y meterle las manos en el bolsillo al pueblo. A pesar de ello es común ver y oír gente de clase media (medio loca) gritando a toda boca “Con mis zamuros no te metas, ni un paso atrás, fuera, vete ya”.
Tipsitos
-Te pareces tanto… Lo que esta pasando en Irán parece un calco al carbón de las revoluciones de color aplicadas en Europa del este y que también han tratado de aplicarse infructuosamente en el país, con los estudiantes manitas blanca a la cabeza. Detrás de estos golpes suaves o de mecha lenta, mueve los hilos del poder el Cato Institute y la corte de malandros de cuello blanco del imperio genocida. Es obvio que con el potencial petrolero y el poderío militar iraní, los vampiros que controlan el complejo militar-industrial estadounidense no pueden estar en paz. También es evidente que un gobierno autónomo y soberano como el de Ajmanidejad les provoca urticaria y por ello los gringos están jurungando al líder persa a ver si lo hacen tambalear. Con una ventaja electoral de más de 40% es ridículo y absurdo hablar de fraude. Imaginen lo que hubieran intentado si la diferencia de votos es más pequeña.
-Globomongólicos. La disociación no tiene límites. En los últimos días hemos visto como muchos compatriotas han sido cogidos en su buena fe, dando real para ayudar al gangster de Zuloaga y su monigote Ravell a pagar el mono que tienen con el Seniat. Fueron muy magnánimos para cederle los espacios a esa instancia “institucional” que fue la Coordinadora Democrática y jorobarnos la paciencia con su metralleta golpista, y ahora no quieren asumir el costo de sus acciones políticas. Además, no creo que el cazador Zuloaga esté precisamente lo que se dice en la calle, mucho menos con el negocito de Toyo San y Toyo club donde se clavan de lo lindo a los incautos de la clase media (media loca) y además globomongólica.
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