Decía Einstein: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”...
Mientras avanzamos en un proceso político que indudablemente molesta a los oligarcas y a las minorías que se acostumbraron a gobernar a este país, la oposición sigue en su alocada carrera para impedir ese avance por todos los MEDIOS (léase Globovision) posibles.
La sistemática tarea de esa empresa de comunicación privada de anular, invisibilizar y descalificar los logros de la revolución bolivariana, se ve coronada ahora con la utilización de jóvenes que con la mayor desfachatez, piden dinero (sin ninguna contraloría, por cierto) para ayudar a pagar la multa impuesta, de manera legítima, por el Seniat, a uno de los amos del valle. Como si el contenido de ese pote que llevan, corporativamente ataviados de franelas y gorras, fuese para una noble acción, piden en las plazas, en las busetas y autobuses para enriquecer más las ya repletas arcas de los Zuloaga. De allí que la frase de Einstein encaja perfectamente en esa disociación, en esa enfermedad generada por ese canal de TV (el cual no nombraré más por temor a enmabitarme) que ha hecho creer a los incautos donadores y donadoras en una suerte de apoyo “moral” ante las amenazas de un régimen que, pobrecitos, no los deja ni respirar…
¿Cómo es posible que luego de ver en la casita de Zuloaga los 25 carritos último modelo acaparados, salgan los disociados a darle más plata?...Fin de mundo, amigos. A esa gente definitivamente, ¡se le cayó el servidor!
Agradezco a VTV que cada dos minutos nos refresque la memoria sobre aquellos nefastos mensajes televisivos, disfrazados de “institucionalidad”, y por los cuales deben pagar merecidamente. Da miedo verlos de nuevo. La contundencia de la imagen, el texto, los efectos de sonido, la agresividad de los locutores. Se te encalambra el estómago al solo recordar lo que provocaron en esos días aciagos…Todo confabula un llamado directo a la sublevación civil, al desconocimiento de un Estado de Derecho y de un gobierno legítimo. ¡Cuánto daño causaron esas cuñas! Un daño que no tiene precio.
Estamos ante la misma película de RCTV y aquellas poses neofascistas de “¡¡¡con mis medios no te metas!!!”. Es triste ver cómo los periodistas de esas empresas pierden su identidad y vergonzosamente se mimetizan con el medio, olvidándose de sí mismos y haciéndole creer a los más ingenuos, con canciones lloronas, lágrimas en sus ojos, y letras bobaliconas aquello de “yo soy tu amigo” o “estoy siempre contigo”…Más triste es ver a los jóvenes, en un garantizado espacio del noticiario, y ante la mirada complaciente de los anclas de turno, cantar estrepitosamente:
¡Cuánto tiene el poteeeee…2,5 millones…Pero hay que dar mássss, mucho mássssss!...¿Futuro presente?.¡Qué va! Futuro perdido…
Tales aberraciones llegaron a su máxima expresión cuando Mario Vargas Llosa pisó tierras nuestras, y Venezuela y el mundo vieron con asombro, el rostro distorsionado y feo del más puro “tueste” periodístico o, mejor dicho, del antiperiodismo, premiado después con unas merecidas vacaciones en Cancún…
Así pues, dejen de usar el periodismo
y la libertad de expresión para engañar a los incautos, hacer política
y conspirar, porque de eso sí que está lleno el ”Globopotazo”.
“Somos libres, escribimos en un país libre, y no nos proponemos engañar al publico."
* Periodista, docente de la UBV
luisana.colomine@gmail.com