Con la anterior afirmación quiero expresar que todas las mercancías, producto de la explotación capitalista, actualmente publicitada por los medios masivos de información, atenta contra la salud de los individuos, desmejoran el medio ambiente y empobrecen a la población.
Si revisamos a todas las marcas de productos de consumo masivo nos vamos a encontrar que ninguna es indispensable para la existencia de la vida humana en el planeta tierra. El aire, el agua y los alimentos que son los elementos esenciales para la vida no tienen marcas y por lo tanto no necesitan ser publicitados para su consumo. En cambio todo lo superfluo, innecesario y hasta lo dañino goza de una gran publicidad.
Si algún éxito ha tenido el Capitalismo en sus 500 años de existencia, es haber inducido en la mente de los seres humanos que su felicidad y el goce del cielo está en la tierra si previamente consumen productos que no le son indispensables. El Capitalismo es esencialmente materialista y con gran capacidad de usar los sentimientos religiosos para trastocar los valores espirituales y convertirlos en símbolos materiales.
Haber convertido al dinero en Dios, a las mercancías en objetos sagrados y a los Templos en mercados es la mayor hazaña ideológica del Capitalismo. Merito a quien lo merece. Ejemplo de esta afirmación lo constituyen los bancos, cuyas sedes son los edificios más altos y fastuosos de las principales ciudades de cualquier país del mundo, mientras que las catedrales basílicas y mezquitas son monumentos arquitectónicos relegados de segundo orden.
El Capitalismo para funcionar como sistema necesita de una entrada: La publicidad. De un Proceso: El Trabajo y de una Salida: La Mercancía, producto de ese trabajo que previamente ha sido publicitada como necesaria. Es así como funciona la cosa, no es al revés como no los han vendido, diciéndonos que primero sale el producto y luego se publicita para que sea consumido. Cuando un producto sale a la calle ya la publicidad ha sido realizada, ya se han hecho los estudios de mercados y ya se sabe cuales son los compradores potenciales
En un sistema Socialista la publicidad comercial no tiene sentido, pues no hay la necesidad de inducir a nadie para que consuma lo que realmente necesita. No son necesarias las marcas. No hay competencia por adquirir bienes que son necesarios para la existencia humana. En lo que si hay que hacer publicidad es sobre la solidaridad, la amistad, la cooperación, el conocimiento y los valores éticos y morales que nos distinguen como seres humanos racionales y espirituales.
La publicidad que realiza actualmente el gobierno revolucionario, sobre las obras que realiza, debe afianzarse más en la utilidad y beneficios sociales que representa para la población y no en los costos o ahorros que esta obtiene al usufructuarlos.