Cuando una persona nos susurra en el oído una mentira, con el fin de perjudicar a otra o de crear las condiciones para sus planes personales, eso es un chisme. Si esas mentiras se dicen públicamente, utilizando la radio, la TV, la Internet, estamos en presencia de la guerra mediática, y eso es precisamente lo que estamos viviendo en este momento.
Algunos pensábamos que, cuando se radicalizara el proceso revolucionario, de inmediato los gringos mandarían a los marines para cortarnos la nota de inmediato; pero el mundo ha dado vueltas y las cosas han cambiado. El imperio unipolar en estos momentos no puede darse el lujo de comprar gobiernos con la misma largueza que antes. Como su oligarquía se ha chupado la sangre de todos en su país, están obligados a hacer política, hacer inteligencia y utilizar los métodos menos costosos monetaria y políticamente, para salirse con la suya, dejando los marines para cuando sea más ventajoso, en el entendido de que su industria armamentista es la única que se está beneficiando de la guerra en el medio y lejano oriente, mientras en su pueblo se puede prender una poderosa mecha pre revolucionaria de, dimensiones impredecibles, lo cual tienen que evitar, y que seguramente ya han previsto.
No necesitan bombardear la presa de G uri, porque “la naturaleza” se está encargando de secarlo; los colombianos les entregan las bases y todo lo que necesiten con privilegio de emperadores, y nos rodean por todas partes, como un medio de convencer a sus sirvientes de aquí, de que Chávez está “a punto” de caer. “Ponchao”, pues.
La invasión la dejarán como plan C o D, de último, porque en estos momentos la presencia bota gringa en Venezuela (directa o indirectamente) no haría más que unirnos a todos, a los que nos caemos mal, a los que tenemos diferencias de estilo, de forma o hasta ideológicas, e incluso a muchos que no quieren a Chávez pero no están disociados, en un solo frente anti imperialista. Eso sólo contribuiría a acelerar las transformaciones, que se realizan paso a paso, transformándolas en una avalancha, quemaría a sus aliados agazapados (los quinta columna) y forzaría a los “ni-ni” a definirse. El juego se aclararía, y eso sería favorable para la Revolución.
LA GUERRA MEDIATICA NO BUSCA CONQUISTAR TERRITORIOS SINO MENTES.
Por eso prefieren un conflicto virtual; la intensificación del conflicto de baja intensidad y la guerra de cuarta generación donde lo mediático sustituye a las armas, y en ese contexto se inserta la ola de rumores, el chisme imperial que pretende corroer desde dentro, como el comején puede derribar el roble más poderoso, las filas revolucionarias.
Los rumores más peligrosos para nosotros no son los que hablan de la “caída inminente” del gobierno bolivariano, sino los que ruedan dentro de las filas revolucionarias creando desconfianzas, odios subalternos, dudas y matrices de opinión contra camaradas que son importantes para la continuación del proceso. Es falsa la matriz de que “nadie es indispensable”. En un proceso revolucionario el pueblo, cada persona, es indispensable, y nuestro deber es conservarlos.
EL STALINISMO SIN STALIN
José Stalin pudo ser tremendo guerrero revolucionario, pero cayó en la loca idea de que era preferible condenar a un inocente que dejar libre a un culpable, en la consciencia de que el Partido Comunista soviético, y por tanto el gobierno, estaba infiltrado por la CI A. Perdió el rumbo y fue responsable de una gran masacre de revolucionarios. Es un ejemplo de lo que no debemos hacer ni permitir. Un revolucionario o una revolucionaria debe, como decía el líder chino Mao Tsetung (o Mao Zedong), “Amar de todo corazón al pueblo”. Debemos combatir el stalinismo como un arma de los enemigos, que busca que nos combatamos entre nosotros mismos, mientras ellos esperan el momento para cosechar nuestra derrota estratégica, como ocurrió en la URSS.
QUÉ HACER EN LA GUERRA DE CUARTA GENERACIÓN
El gobierno ha venido haciendo lo correcto. Ha reubicado familias que estaban en riesgo de desastres, así que la guerra meteorológica se vence con prevención, si no, vean cómo los japoneses viven y progresan en una isla de altísima sismicidad, y cómo los venecianos supieron convertir la avanzada del mar, en un negocio turístico. Podemos hacer lo que otros ya han logrado, y aún más. Bajar la temperatura del país por medio de los bombillos ahorradores, racionar la electricidad y montar plantas eléctricas no dependientes del agua, el “sembrado” de nubes para provocar lluvia son entre otras, importantes medidas que mitigan cualquier acción natural o artificial de los elementos.
La inseguridad tiende a dejar de ser galopante, con las medidas que, por primera vez en la historia de nuestro país, se toman contra el narcotráfico y el paramilitarismo, que son una misma cosa, una avanzada del imperio.
A PALABRAS NECIAS…
En cuanto a la guerra mediática, el aluvión de chismes por TV, radio, Internet y chismes de pasillo; la conciencia nos debe llamar a desoírlos automáticamente, aunque tomando nota de cada uno de ellos, e investigarlos. Todo aquello que nos digan, oigamos o veamos, que no tenga una fuente confiable que asuma la responsabilidad, que no sea comprobable o que sea traído por los cabellos, hay que rechazarlo. Y no prestarnos a repetir rumores contra camaradas, así nos caigan mal, así nos hayan fastidiado en lo personal. Quien tenga una denuncia seria que la pase por los canales regulares. Así hará un servicio patriótico. Si un camarada mete la pata y comete actos de corrupción hay que desenmascararlo, pero con hechos. De lo contrario estaremos, sin querer, por aceptar y repetir estúpidamente los rumores, trabajando para el imperio.
La franqueza, la honestidad, la solidaridad, el espíritu de cuerpo revolucionario, son armas muy poderosas contra el chisme. Contra el individual y el mediático promovido por el imperio.
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