Yo, Marcel Granier, el rimbombante amo y señor del orfanato de las mentiras, en el melodrama inquisitorio del toma y dame, mantengo el ambiente caraqueño en tres y dos y, que por años me incubé en el laberinto de RCTV como su director, por ser consorte de una hija de los dueños –extranjeros nacionalizados- y por quien la llevé adelante bajo mi espléndida dirección ejecutiva y, una vez finiquitada la concesión por vencimiento de la misma y, no renovada por el Estado, he tratado por todos los trucos, habidos y por haber posibles, burlar la paciencia del pueblo venezolano, haciéndole ver que nuestra programación nacional era extra y después meterlo por los vericuetos de la confrontación a diario, por mi intención de internacionalizar el canal in situ –el que era visto mediante cables y satélite-, sin cumplir con norma alguna, ni ley comunicacional que nos sometiera a seguir complaciendo al presidente con sus cadenas adormecedoras, himnos y demás menudencias ocasionales y, los muchos desvelos insertados en su régimen político-revolucionario que trata de imponernos por la fuerza y, con la razón de nuestro poder mediático, hemos decidido dar la batalla en todos los campos: nacionales e internacionales, en que reclamamos el apoyo institucional irrestricto que haga posible desbaratar y disminuir el poder que los votos del pueblo le dieron, para mandar y estar por ahora en Miraflores sin nuestra anuencia, lo que nos lleva sin consideración alguna, ni cortapisa mantener con firmeza, lo que para nosotros es una irregularidad fuera de toda lógica, pero ese es nuestro horizonte político y, por ello, hemos buscado el respaldo y la ayuda de socorro y fuerza publicitaria que prestan las instancias internacionales y la necesaria injerencia del Departamento de Estado, que deban frustrar intenciones hegemónicas que pongan en peligro el sistema democrático venezolano que nos ha costado sangre, sudor y lágrimas durante años y, está siendo apoyado por las marchas estudiantiles de los manitos blancas como guarimba de calor callejero que rescate la dignidad de nosotros sus amos, para mantener funcionando la alerta roja en el País o quizás seguir pescando en río revuelto, que ha sido una constante del canal, antes y, después de sacarnos del aire del espectro radioeléctrico.
Hago constar sin arrepentimiento ninguno que, cuando se repartió la mentira en el mundo, ya yo, como probo irreverente la había heredado de la providencia en un tatuaje para mi alma ponzoñosa, cual tesoro como arma se ha consustanciado en mi forma personal de odio, y como un terco la esgrimo con toda la mala intención, porque mi mentira es sui géneris, nada pasional, pero sí cobardona y malévola hasta el cansancio que la suelto fuera del pilar fundamental de mi vida en todos sus variados aspectos intrínsecos, por extensión, lo que no agota el privilegio de manifestarla cada vez que sea necesario: aquí y allá, con arrogancia de matices naturales en la compostura mercantilista que debamos manifestar siempre que sea posible, evitando a toda costa la confrontación pasajera de ideas con alguien afín al gobierno que, nos desarme en provecho del enemigo, que lo tenemos bien ubicado a cada quien, para cuando llegue la hora de actuar, nos facilite cobrar sin arrepentimiento los desvelos recibidos durante estos once años, de la dictadura del teniente coronel y, para ello contamos con el capote y la espada de Alberto Federico Ravell, las complacencias de Nelson Mezerhane y Guillermo Zuloaga y, la nutrida comparsa de detractores dentro de Globovisión y, fuera estamos forrados por el denominador común político oportuno, de las ambiciosas y acondicionadas, comodines ONGs, de los derechos humanos.
Estar en el poder lo hemos acariciado mentalmente de mil maneras y jamás hemos ocultado el disfrute glorioso que nos pueda dar como posible jefe de estado y, nuestra expectativa sigue intacta, arrogante y vanidosa, esperando el momento que cuando menos se espere llegue para clavar el puñal de nuestra imagen en el destino que, a decir de terceros, debería ser fatal por el atraso que le asestaríamos a el pueblo venezolano, con habilidad sigilosa que nos pondría en la misma línea de Perú, Chile, Panamá y Colombia como un eje capitalista-colonial de tendencia neoliberal con toda la complicidad de la dinámica yanqui.
He prometido con deliberada prudencia un juramento sagrado a Judas Tadeo que, mi bigote señorial seguirá siendo blanco, hasta el último día del teniente coronel en el poder, y sí es antes mejor, porque así mis fans me admirarán sin bigote o con él teñido de negro encantador, mientras, mantengo mi palabra empeñada de abusón a despropósito de la aristocracia caraqueña no mantuano, porque detesto al Libertador por traicionarnos, para darle libertad a los esclavos que ahora son la plebe ortodoxa del señor Chávez en su comunismo SXXI, que gracias a dios, está aislado y bien vigilado en la región.
Por las anteriores y muchas razones más, que no vienen al presente y quedan para el futuro, me empeño como empeñado estoy de mantener bautizada hasta donde quepa el sentido común de mí trepidante holgazanería que, mientras viva, RCTV, seguirá siendo internacional, quiéralo o no, las cableras y CONATEL. Y, La Rochela seguirá hasta que haya audición y éste su Marcel culebrón viva.
Repose en paz RCTV Internacional que, Marcel la silenció prematuramente en son de de reto de guerra vesánica contra el Gobierno Nacional, para desvirtuar su condición democrático –decimos, nosotros.
estebanrr2008@hotmail.com