Haciendo uso de la metodología marxista: La crítica social dialéctica

El cuarteto de dardos envenenados y mal escondidos en el guión de la más reciente sección de charlatanería de Ravell

Marx no solía hablar de sí mismo como filósofo, historiador o economista –pese a ser todo eso a la vez- sino como crítico de la sociedad y, por tanto, el método de investigación marxista es la crítica social dialéctica que en este artículo utilizamos para tratar el tema d el cuarteto de dardos envenenados y mal escondidos en el guión de la más reciente sesión de charlatanería ravelliana.

En primer término quiero expresar mi más sentido agradecimiento a Mario Silva, Roberto Malaver, Roberto Hernández Montoya, Fernando Bianco y a los restantes miembros del equipo de La Hojilla, con motivo del banquete humorístico que me permitieron disfrutar el jueves en la noche, al inundarme de la risa que inconteniblemente brotó de mis entrañas mientras trataban el tema de la más lozana de las conferencia de charlatanismo a las que nos tiene acostumbrados Alberto Federico Ravell.

Haciendo uso de la conseja de que detrás del buen humor nos encontramos con lo más serio, detecté un cuarteto de dardos envenenados mal escondidos en dicha palabrería, ya que recurrieron, por enésima vez y cuando n tiende al infinito, a la estrategia oposicionista basada en el dueto conformado por el chantaje y la huída hacia delante que, en este caso específico, busca favorecer a Alberto Federico Ravell, Guillermo Zuloaga, Nelson Mezerhane y Leopoldo Castillo.

A tal efecto recurrieron al involucramiento del hasta hace poco tiempo Ministro de Economía y Finanzas, Alí Rodríguez Araque y del actual Presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, con el propósito de tratar de utilizar contra el gobierno revolucionario dichas modalidades: el chantaje para evitar las acciones legales y, en el caso de que ésta se llevara a cabo, recurrir a la huida hacia delante tildando dicha acción como una reprimenda que, por razones políticas, ejerce el gobierno contra los oposicionistas.

En lo que tiene que ver con Alberto Federico Ravell, intentan, por un lado, evitar las pertinentes acciones jurídicas que, por difamación e injuria, podrían legalmente emprender, tal y como lo expresó el abogado oposicionista Hermann Escarrá, tanto Alí Rogríguez Araque como Nelson Merentes y, por otro lado, en el caso de que se concreten dichas acciones legales, asumir un papel de víctima que le garantice la solidaridad de sus disociados seguidores.

En lo que concierne a Guillermo Zuloaga, pretenden, por un lado, evitar la posible condena jurídica que, por especulación, debería recaer sobre él y, por otro lado, en el caso de que dicha penalización se haga efectiva, apropiarse de los mismos dividendos de Ravell.

En lo que atañe a Nelson Mezerhane, aspiran, por un lado, evitar la posible intervención del Banco Federal que, por mal manejo financiero, podría recaer sobre él y, por otro lado, en el caso de que dicha intervención se realice, colocarse la máscara de sacrificado que le permitiría obtener unos provechos semejantes a los de Zuloaga.

En lo que se refiere a Leopoldo Castillo, intentan, por un lado, evitar las posibles sanciones legales que, por la reiterada violación de la llamada Ley Resorte, debería recaer sobre su programa televisivo y, por otro lado, en el caso de que dicha sanción se lleve a cabo, asumir el encargo del damnificado que obtendría beneficios similares a los de Mezerhane.

Como conclusión, nos atrevemos a afirmar que, a pesar de los conflictos de intereses existentes en la esfera de este cuarteto de negociantes oposicionistas, éstos no dudarán, bajo ninguna circunstancia, de asignarle a su confrontación con el gobierno revolucionario el carácter preponderante.


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Nicolás Urdaneta Núñez


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