EL PUEBLO EN ARMAS
La gran parada miliciana de hoy en la avenida Bolívar tiene tremenda importancia histórica. Se trata de una muestra pública de lo que puede hacer un pueblo cuando se lo propone y, por supuesto, cuando tiene el apoyo de un gobierno progresista que mira hacia el socialismo. Cientos de miles de venezolanas y venezolanos se entrenan y organizan a diario en todo el país, con el fin de defender nuestro territorio y a nuestra gente en cualquier circunstancia. Eso no existía en Chile, y ni siquiera se pensó en Honduras. Es el pueblo en armas.
Es un elemento transformador que garantizará el avance hacia el socialismo que, como se sabe, ocasionará una agudización de las contradicciones de clases y, en ese caso, el pueblo necesita estar preparado para defenderse.
LA GUERRILLA COMUNICACIONAL
Es otra pata de la mesa, que necesita por lo menos tres para garantizar la estabilidad del avance socialista. Es una buena iniciativa poner en alerta a toda persona capaz de comunicar, para confrontar la ofensiva imperial, que se basa en la “inteligencia” con todo lo que contiene: Espionaje, ofensiva mediática, compra de conciencias, pudrición social, etc., todo eso sustentado por un cerco de bases militares que, con un gobierno de la extrema derecha en Brasil, se cerraría totalmente contra Venezuela. Es como los tiempos de la guerra fría, pero no tan fría.
La guerrilla periodística es sólo una parte de la respuesta necesaria. Es precisa una mayor coherencia en la acción nacional e internacional de nuestra prensa oficial, y una mirada más solidaria de ésta hacia el pueblo. Eso es muy difícil en tiempos como este, cuando todo se hace bajo presión, en medio de una lucha ideológica que ya ha comenzado y que es la columna vertebral del proceso revolucionario.
LA INTELIGENCIA SOCIAL
La tercera pata, que puede estabilizar la mesa, es la contraloría social y, para hacerla efectiva y eficiente, esta contraloría necesita de la inteligencia social organizada, esto es, que de la misma manera que se está organizando el poder popular, el pueblo organizado necesita de su propio cuerpo de investigaciones, con entrenamiento especial, tecnología de punta y firmeza ideológica.
Este cuerpo se ocuparía de hacer seguimiento, investigaciones, recabar pruebas, en lo relacionado con la corrupción interna, que es una de las más peligrosas armas del imperio, equivalente al comején que corroe al poderoso roble. Este cuerpo podría servir como apoyo a los cuerpos de inteligencia del Estado, pero su cabeza estaría en el pueblo, en los órganos de poder popular, para que mantenga el carácter de “inteligencia social” y no llegue a convertirse en una pandilla de soplones, o en un apéndice de los cuerpos de inteligencia del Estado, que a pesar de todos los avances que pueda haber, aún tienen dentro mucha gente de derecha y con rabo de paja.
Un cuerpo de inteligencia popular podría, en tiempos de paz, combatir la corrupción y el sabotaje y, en tiempos de guerra, ser un poderoso auxiliar de la milicia popular bolivariana, cuando tengamos que defendernos de agresiones militares directas.
LA JUSTICIA POPULAR
Una cuarta pata, para que la estabilidad sea más sólida, será la transformación de todo el sistema judicial de Venezuela, que debe repensarse, redefinirse y transformarse. Este sistema judicial derechista y corrupto, dentro del cual la gente honesta está cercada y limitada, trabaja fundamentalmente con las leyes de la cuarta república, haciendo caso omiso de las leyes bolivarianas siempre que puede, se dedica a fortalecerse a sí mismo, renovándose con pura gente de derecha; algo así como las universidades nacionales, y con un poder muy grande. La justicia popular es imposible en un medio tan contaminado como ese, que es garante de que la corrupción, el robo y la impunidad continúen inamovibles.
Más allá de Misión Justicia, que puede ser un motor de arranque, para la completa transformación del sistema judicial es indispensable la participación de todo el pueblo.
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