Ni al viejo camarada guerrillero Marulanda que vio caer en combate a casi todo sus estado mayor, ni al mismísimo Che Guevara que sus reposos guerreros los pasaba carteándose con sus hijitos y mucho menos al comandante Fidel, quien después del triunfo de su sierra maestra inundó la isla con pioneritos de la revolución, se les ocurrió la “revolucionaria” idea de llevar a los planteles educativos la institución de la guerrilla, así fuesen para comer flores o cazar mariposas
Karl Von Klausevich, teórico militar alemán solía decir que en eso de la comunicación había que tener sumo cuidado, porque en “una guerra uno se dice tantas cosas que ya no se puede perdonar”. Y ese es el punto, porque ya veremos a nuestros muchachos decir tantas pero tantas cosas, que en esta guerra mediática cuando el imperio contra ataque será muy difícil pedirles clemencia; y esto no lo digo por falta de coraje y valentía, sino que acabo de ingresar por invitación de mi hijo al facebook del “Comando Guerrillero Comunicacional” y no termino de salir del asombro al ver que su estandarte principal sea un fusil ruso.
Ya el ministro de Educación, dijo “estar dispuesto a explicarle al Fondo de Naciones Unidas Para la Infancia (Unicef) el alcance del proyecto a fin de despejar cualquier duda sobre la supuesta manipulación de niños y adolescentes”. Este primer fogonazo comunicacional revela aquella vieja máxima de que la peor política es la que más se explica y precisamente ese ha sido el camino que han tenido que escoger en las primeras escaramuzas del combate los comandantes guerrilleros mediáticos Tania Díaz, Jacqueline Faría y Héctor Navarro.
Desde la invención del fuego y la escritura la humanidad ha venido dando saltos hasta llegar a lo que hoy conocemos como las tecnologías de la información y la comunicación; de manera que internet y cualquier medio comunicacional son logros universales de la humanidad y en principio debe ser colocada al servicio de su emancipación y perpetuidad aquí en la tierra. Esto nadie lo desconoce y muy bien que los anti valores que se filtran a través de estos instrumentos comunicacionales deben ser combatidos desde los planteles, y esto lo saben hacer muy bien nuestros maestros y profesores desde sus aulas sin las alharacas y tácticas de combates mediáticos que distorsionan el objetivo que se quiere.
De allí camarada presidente, que nada hacemos con alardear con guerrillas mediáticas y mejor agarremos los sabios consejos; no del oráculo del guerrero, sino del maestro de la guerra Sun Tzu, quien señalaba que “el arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando se es capaz de atacar, ha de aparentarse incapacidad; cuando las tropas se muevan, aparentar inactividad. Si estas cerca del enemigo, has de hacerle creer que estas lejos; si estas lejos, aparentar que se está cerca. Estas son las claves de la victoria para el estratega”.
Lo otro sería tomar el camino de la derrota y usted mi comandante, que pasó por una escuela militar lo sabe; por eso le sugiero desmontar el gatillo de todas esas armas que se están comenzando a instalar en las mentes de nuestros niños y adolecentes, porque guerrilla avisada tampoco mata soldado y de esas cosas saben también los marines del imperio que nos observan desde las bases militares con toda su tecnología comunicacional.
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