Vestidos de demócratas y casi santificados por Lucifer, los grupos escuálidos y opositores navegan lentos, silenciosos, tristes y con la nostalgia colgando en los parpados de sus ojos. Van rumbo hacia el puerto de la MUD donde han llamado a unas primarias para escoger, entre los más malos, al candidato presidencial que representará al fascismo, a la derecha y a ese grupo variopinto que se reúne sin entusiasmo en la tal Mesa de la MUD-erte. Así, impulsados por los flujos de la contumacia, ya hay algunos anotados y otros que vienen cabizbajos a inscribirse en el concurso de la derrota.
Precisamente, la ausencia de un pensamiento razonado en presencia de la confusión conduce a las incongruencias de algunos individuos que han amarrado sus ilusiones en ese puerto de fango y de desperdicio fatal. Sin comienzo, sin fin y sin cambio, allí se unifica la ignorancia donde aplauden los burdos y titubeantes discursos de los “inscritos”, que representan un paso atrás en la evolución política. Aunque sabemos que la historia de los pueblos, no es sino la crónica de la eterna lucha por el poder, tampoco es para caer en el delirio de la ignorancia y perderse en la noche de los tiempos.
El olor de sufrimiento, de agonía y de muerte es el que se respira en ese ambiente de primarias, donde el salón está adornado en galería emblemática del puntofijismo, con rostros y cuadros de presidentes nefastos para la república. Las cortinas de la antigua Coordinadora Democrática han sido sustituidas por las de blanca seda, símbolo del partido cuya consigna eterna es: “con los adecos se vive mejor, porque roban y dejan robar”. De igual manera, con ese sentido del adorno simulado, el mantel puesto sobre la mesa es de un color amarillento, con olor a formol, a guarimba y hamburguesas. Seguramente esa cortina servía de morral donde llevaban las hamburguesas y cachitos de jamón a los de la Javu, secta comelona, sin espíritu y sin esencia que volvió fluidas las llamadas “huelgas de hambre”.
Así, con la voz quebrada y atragantados por la mazamorra y con las secuelas de la peste verde, los ilusos se han ido inscribiendo, invocando tal vez a las partículas del vacío para conquistar el polvo cósmico de la nada. Cuentan que donde llegan los candidatos el ambiente es sudoroso, tétrico, fúnebre e impregnado de miradas perdidas en el horizonte. No abren las ventanas del salón porque el viento sopla frío como las derrotas húmedas del pantano puntofijista; de allí la voz quebrada porque no hay oxigeno para respirar.
Ellos que han recorrido grandes distancias de robo, saqueo y pillaje, saben que no tienen ninguna posibilidad para el año 2012. No es que lo esté afirmando yo por la mera pasión política, sino que hay circunstancias que hablan, que tienen sus correlatos en la misma dinámica del orden político. Y entre esas circunstancias están los discursos, los proyectos y los rostros de los individuos, que más allá de su tallo ideológico, deben garantizar la consolidación del Estado y la grandeza de la patria para sembrar y expandir la esperanza de este pueblo, tal como lo ha hecho y lo seguirá haciendo el gobierno revolucionario de Hugo Chávez.
Los factores políticos que hacen vida dentro de la MUD saben que sus candidatos no están en los murmullos del pueblo y que sus aspiraciones son producto de la decadencia. No tienen más candidatos y ya están derrotados, esa es la gran verdad en estos tiempos de lluvia intensa.
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