Es piña pura lo que se están dando en la MUD, lo que puede abonar la entrada en escena de un outsider porque los lechuguinos difícilmente se dejen sobar una vez más por Traki traki, a menos que declaren expresamente su masoquismo, y éste no se va a dejar someter por un petimetre.
La plomazón dentro de la MUD es idéntica a la que ocasionan los malandros por el reparto de un botín; ni más ni menos.
No olvidemos que ninguno de los cinco precandidatos apátridas exhibe una verdad propia, cada uno de ellos tiene la cabeza en otra parte, precisamente desde donde se decidirá la candidatura.
La escasa por no decir nula posibilidad de ganar frente a un Chávez imbatible, es un detonante que hará añicos a la MUD, en breve.
La embalumada MUD padece de irrealidades; signada por el odio y sin una noción de contexto, aliada al enemigo imperial contra los intereses de Venezuela, es un asco.
Ramón Aveledo y los cinco precandidatos escuálidos tienen en común, aparte de la pesada carga de maldad, que sólo son evaluables en dinero.
Nunca hubo unidad ni puede haberla, en la llamada mesa de la unidad, lo que hubo y hay allí es un caos solapado; mal puede el pueblo apostar su destino y su desarrollo, a ese grupo.
Donde impera el odio no puede haber unidad; la unidad sólo puede existir donde impere el amor y la solidaridad como una exigencia ética, henos acá en el proceso revolucionario.
Y, sea quien sea el designado por el imperio, outsider o cualquiera de los nominados, la MUD reventará en una guerra de fragmentos.
No está descartado tampoco que la MUD se retire de la contienda presidencial para tratar de desmoralizar al pueblo pero sea lo que sea, igual le daremos una resonante lección el próximo 7 de Octubre.
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