Comenzaré este artículo con un viejo adagio, frecuente entre los jugadores de carta o dominó: “tramposería sale”. Con esta vetusta sentencia se daba a entender que al final del juego la artimaña se pone en evidencia y si el engañado hacía mutis sobre la trampa, seguro que era beneficiario del engaño. Tal referencia la hago para explicar algo de lo sucedido en las elecciones primarias preparadas por los MUDos, bajo el asesoramiento del CNE.
De inicio los MUDos pusieron sus condiciones al CNE: no a los captas huellas; la no obligación de la tinta indeleble; nada de controlaría, ni antes, ni durante y ni mucho menos al final del proceso; finalmente, la destrucción de las actas de votación a las 48 horas de terminada la jornada. Evidentemente, se estaba incubando la trampa. Tengo entendido que el acto de votación es uno sólo y por lo tanto debe seguir los métodos y los reglamentos que estas actuaciones ameritan. No entiendo como el CNE, se dejó imponer condiciones, lejos de lo que en realidad es el sagrado acto del sufragio, según se concibe y como se ha venido realizando en el país. La excusa de la seguridad del voto es banal, acaso los votantes acudieron a los sitios con una capucha, si con sólo un celular se podía tomarle una foto a los ciudadanos ubicados en las exiguas colas; una sencilla manera de conocer la identidad del sufragante. No concibo el CNE como una empresa facilitadora a terceros de máquinas y asesoramiento para realizar elecciones. El acto de votación es único y debe asegurarle a los elegidos y electores sus deberes y derechos. Indudablemente, aquellas condiciones impuestas tenían los visos de una trampa descarada. En fin, los jugadores de póquer saben que las cartas más peligrosas no son las que están a la vista sino la baraja tapada, pero la más peligrosa es aquella que se saca debajo de la manga o debajo de la mesa. Como verán, estimados lectores, los MUDos la tenían. La tramposería salió.
Vemos el siguiente ejemplo: entreguémosle a un enfermero con malas intenciones una jeringa y un frasco de insulina para inyectar a un enfermo. Si aquel le suministra una sobre dosis del remedio y asesina al paciente, la culpa no es de quien le suministró la pócima, ni el inventor de la jeringa y mucho menos del descubridor de la insulina, el responsable del asesinato es quien le introdujo la aguja al paciente y le inoculó el líquido. Para completar el símil, en nuestro caso no es el CNE el responsable de lo ocurrido en las primarias, fueron los MUDos quienes de inicio tenían preparado un plan macabro que no contemplaba un reclamo por parte de los elegidos y de los electores. Fue entonces cuando los tunantes sacaron la carta escondida.
Lo que no tenían en mente los MUDos era el derecho al pataleo (algo normal de un pre candidato en unas elecciones democráticas). Tal impugnación debía hacerse ante la institución que le asegurara una respuesta inmediata, dado del apuro con que los MUDos deseaban eliminar rápidamente todo vestigio de aquel acto bochornoso, con toda la apariencia de un delito (las condiciones impuesta por la Mesa de la Unidad). Ante el Recurso de Amparo solicitado por un aspirante alcalde y ante la respuesta del TSJ, los modernos Torquemadas, la burguesía que está detrás de todo esto, procedieron a la quema de las actas de votación antes del tiempo estipulado por ellos mismos (la carta escondida). De esta manera se desatendió la orden emanada del más alto tribunal de la nación. Una forma muy particular de concebir la democracia. La hoguera evaporó el cuerpo del delito, no achicharró a los hombres como Giordano Bruno o mujeres como a Juana de Arco durante la inquisición, en este caso, la hoguera consumió los derechos y deberes de miles de electores que depositaron su confianza en unos arteros disfrazados de demócratas. Es malo ser tramposo, pero es estúpido hacer evidente el ardid. Al fin y al cabo, llevar 16 % de los electores a las mesas de votación no es algo para llenarse de laureles.
Al final, con la complicidad de todos los actores políticos, se escogió de manera tramposa al contendiente de mi comandante Hugo en las elecciones del 7 de octubre del año en curso. Se seleccionó al candidato más gris, un rico de cuna representante de la siniestra burguesía criolla del país: un hombre de: una inconmensurable y crasa ignorancia; tributario del sionismo internacional; violador de los derechos internacionales (caso de la embajada de Cuba), violador de los derechos humanos (caso del ex ministro Rodríguez Chacín); corrupto (manejos dolosos de los bienes de la alcaldía de Baruta y la gobernación de Miranda), servil desmesurado ante la corte del imperio; comprobada vaciedad histórica, patentizada ineptitud administrativa, desdibujada sonrisa, impreciso pensamiento político, dudosa moralidad (subrepticia sexualidad), mirada de pervertido y sobre todo, reconocido por su anti venezolanismo. Un ser que se mueve entre los piélagos de la nadería, la ignorancia y la ineptitud. Según el referido, su gobierno (algo negado) no tendrá ninguna filiación doctrinaria, es cierto, para que eso ocurra un político debe tener cierta formación política e intelectual, algo de lo cual el candidato elegido carece. La única doctrina del recién elegido son los lineamientos programáticos que le vendrán del imperio y de los planes de la aciaga y parásita burguesía criolla.
Como se puede notar en los acápites anteriores los MUDos y la burguesía del país son capaces de todo, hasta de hacerse trampa a ellos mismos. Por eso traigo a mi memoria el caso del derechista francés Le Pen fundador del partido ultraderechista Frente Nacional, quien en las elecciones del año 2002 se alzó con el 16, 86 % de los votos (extraña coincidencia) que lo condujo a la primera vuelta. Tal amenaza obligó al electorado francés a acudir en masa a las urnas con el fin de evitar que un infausto personaje de esa calaña se convirtiera en presidente. Vale lo mismo con los militantes del PSUV y los millones de beneficiarios de las misiones del gobierno de mi comandante Hugo. Ante la inminencia, no de ganar por los votos el candidato de la burguesía, sino de su capacidad probada de hacer trampa, la obligación es concurrir masivamente a las urnas para evitar que la fatídica burguesía pretenda llegar al poder por una vía anti democrática. De seguro el candidato de los MUDos ostentará con orgullo el segundo puesto con un excelente contrincante. Por todas las razones anteriores, la vividora burguesía criolla no llegará a Miraflores ni en octubre, ni nunca jamás.
enocsa_@hotmail.com