La oposición sigue comprobando cuán rápido se gasta el discurso de «ahí viene el lobo». Obviamente no se gobiernan, porque si así fuese ya habrían aprovechado alguna experiencia. No pueden ser tan obtusos como para no aprender de las chapuzas. Las repiten una y otra vez, servilmente, porque obedecen órdenes, como todo mercenario. Desde 2001 por lo menos están montando una olla semanal que invariablemente se les derrumba. Da flojera rememorar tanta torpeza. Además, tengo memoria enclenque para la chambonada, pero ahí están los bombillos cubanos con que Fidel nos espía en persona; las malas praxis en Barrio Adentro; la leche y los pollos radiactivos (http://j.mp/yKXIhf).
Arman una alharaca que todos repiten como loros, en círculo. «Circulación circular de la información», la llamaba Pierre Bourdieu. Casi no hablan de otro tema y monótonamente el asunto se abandona más o menos con la misma rapidez con que se desvanecieron aquellas guarimbas tan «espontáneas» que tenían las mismas hondas. Cerrada la rueda.
El problema de esto es que el discurso se gasta, ya nadie les cree, salvo cuatro orates que rompen el arroz en la cara a Eduardo Samán o insisten en pagar caro el champú. Pero con delirantes así no irán lejos.
No importa: ese discurso no está dirigido a Venezuela, que les importa un comino. La mayoría sabe lo que está pasando o tiene modos de verificar que la gasolina brasileña que importamos cuando el Paro Flexibilizado no tiene un olor «raro»; que las «hordas chavistas» no están invadiendo las casas de la clase media para robarle los tostiarepas; que no están aboliendo la patria potestad ni prohibieron la minifalda. ¿Te acuerdas de Pudreval? Ya no hablan del asesinato del mánager de Caramelos de Cianuro, pues hay unos tombos de Capriles en esa. Solo para violencia ha servido Capriles, haz memoria. Por eso lo esconden.
El discurso del lobo está dirigido a la opinión pública mundial, a la que vienen ablandando para invadirnos, como la ablandaron para invadir a Panamá, Irak, Afganistán, Libia y ahora Siria. Y detengo la enumeración porque es larga. Nunca antes deseé tanto estar equivocado. Pero por ahí vienen, ya hay unos generales gringos en Colombia, entrenados en invasiones chapuceras pero por eso mismo devastadoras.
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