Soñar con el vuelo de las mariposas por los jardines de la política no tiene nada que ver con el diseño de una campaña electoral y tampoco es garantía que brillará el arcoíris en el firmamento electoral. Por más aleteos que los sectores opositores den sobre las flores, el polen del poder se les presenta cuesta arriba y la brisa revolucionaria no les deja siquiera volar con tranquilidad.
La oposición venezolana debe bajarse de esa nube porque la cuestión no es solo es imaginar que vuelas y que das las primeras zancadas en el aire, sino hay que demostrar que ya arrancaste y así sea que vas en revoloteo rasante, al menos eso, demostrar que ya arrancaste. Precisamente, eso es lo que no ha ocurrido con el candidato de la extrema derecha, de la MUD, del paramilitar Uribe Vélez, de los adecos, los copeyanos y toda esa fauna de malas hierbas pertenecientes a la familia de los majunches, que no arranca vuelo. De verdad, a pesar de esa confluencia de odios polinizados, el candidato opositor no despega, sino que se apega cada día más a la fantasía del espíritu de Mauricio Babilonia, aquel personaje de la novela “Cien años de Soledad”, quien tenía siempre una aureola de mariposas amarillas, que por supuesto, no tienen nada que ver con el color de los justicieros.
Tal vez son muchas las razones que confluyen para que se manifieste la apoplejía en la candidatura opositora. Si la examinamos con los instrumentos de la campaña electoral, vamos a encontrar una serie de situaciones que contribuyen enormemente para el declive, el ocaso de esa candidatura, que bien no pudiera resistir el escenario de caos, desencanto e intriga donde se desenvuelve.
Si en el marco de ese diagnóstico incluimos cuestiones que tienen que ver con la imagen del candidato, el programa o proyecto de gobierno, la ideología, el tipo de partido, el discurso, los temas de la campaña; podemos decir que el candidato opositor no ganará ni que lo monten en el autobús tricolor. Esa percepción es un secreto a voces, donde hasta en el mismo bus tricolor, en la MUD, en el seno de las organizaciones partidistas y hasta en la mismísima jungla de los majunches, no sienten ese candidato. Imagínense ustedes cómo será esa percepción en el resto de los 18.858.695 de hombres y mujeres actos para votar el próximo 7 de Octubre.
Aunado a lo anterior, encontramos rasgos de una imagen cuestionada por sus actuaciones fascistas y además de otras cosas que se dicen por ahí, que por supuesto le anulan la posibilidad de conquistar el poder. Precisamente aquí fue donde se volvieron a hundir los partidos políticos de la oposición, cuyos líderes en su obstinado afán de aniquilar el liderazgo de Hugo Chávez, no se dieron cuenta el candidato que habían escogido.
Son importantes también las cuestiones relacionadas con las estrategias, las tácticas, el escenario, el tipo de campaña y la parte discursiva. En estos rubros el candidato opositor tiene grandes debilidades, pues no hay ningún tipo de estrategia que los acerque al sentimiento venezolano, el escenario cada vez se le vuelve más hostil y el tipo de campaña se fundamenta en el odio. Cuando apenas faltan pocos meses para ese 7 de octubre, el candidato de la oposición no ganará.
Politólogo
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