Progreso (I)

El camino que nos propone el bloque burgués y su candidato Capriles es el del progreso. Este no es otro que el del crecimiento capitalista mediante un sistema de acumulación unidireccional, ajustando medios a un solo fin: reproducir el sistema no importando los daños, ni al hombre, ni a la naturaleza.

Es por ello que, tanto el hombre como la naturaleza, están en peligro de extinción y de degradación total en un mediano plazo. Un modelo como este no mira hacia las consecuencias a futuro que tendría su funcionamiento irracional de continuar su ritmo exacerbado. Como lo dice Hinkelammert, estamos ante la disyuntiva de optar entre el capital o la vida.

Igualmente, este tipo de crecimiento progresivo ha terminado por distorsionar el esquema original de la producción capitalista privilegiando el capital financiero, de manera exponencial, sobre el sector productivo de la economía mundial, ocasionando un desequilibrio abrupto entre los centros hegemónicos del capital y la mayoría de la población existente en el planeta tierra.

En forma encubierta, esta es la propuesta que, de manera subrepticia, intenta colarnos la burguesía en Venezuela. Una suerte de retorno al “paquetazo” neoliberal de Carlos Andrés Pérez en su inconcluso segundo período de gobierno, el llamado Gran Viraje, el cual sorprendió incluso a la vieja concepción adeca del populismo. El Gran Viraje se tradujo en la liquidación del Estado, de la soberanía y las políticas públicas en las áreas de interés social.

La idea de la esperanza, asociada a esta concepción del progreso, no está vinculada a la virtud teologal de llegar al progreso por gracia divina, sino por concebir una Venezuela nuevamente al arbitrio del dominio y la hegemonía de la burguesía y el gran capital trasnacional. Este es el esperanzador mensaje del capital y de Capriles.

Así se plantea el “futuro”, es decir, lo que hipotéticamente sucedería ante un eventual triunfo de la fórmula opositora en las elecciones del 7 de octubre.

Privatización a ultranza de PDVSA y demás empresas recuperadas por el estado Venezolano. Liquidación de las misiones sociales y de todos los programas de salud y educación desarrollados por el Presidente Chávez. Cierre absoluto de las posibilidades de desarrollo socialista en nuestro país. Es decir, pérdida absoluta de la soberanía y la independencia nacional, tan duramente bregada por las fuerzas populares y armadas de Venezuela. Este es el oscuro porvenir ante un retorno de los golpistas de abril de 2002.

En forma sintética, esta es la propuesta de la burguesía y su candidato. Este progreso no lo queremos. Ya el pueblo venezolano lo ha rechazado con los votos y la movilización en la calle. El 7 de octubre de 2012 no será la excepción.

wladimiruiz_t@hotmail.com


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Wladimir Ruiz Tirado


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