La tarea es harto difícil y como pudieron leer, no solo hay que lidiar con la inMUDicia (dícese: basura de la MUD) que directamente este conglomerado derechista disemina fétida y diariamente a través las cloacas como Globovisión, El Nacional, Noticias 24, las redes sociales telemáticas y la de radio, sino con la “ayudita” que sale de manera endógena de los espacios y organigramas gubernamentales, muchos de ellos dirigidos de manera abierta por individuos quintacolumnas o “escuálidos necesarios” amigotes o familiares de algún revolucionario de peso. Por otro lado, la dirigencia sindical roja rojita, colocando de manera solapada sus intereses de poder con la discusión de contrataciones colectivas cuando estamos en vísperas de la elección más importante para el futuro del país como medida de presión o chantaje. ¿Por qué no discuten en estos gremios por ejemplo la abusiva y antirrevolucionaria contratación colectiva de los “trabajadores” de CORPOELEC que como “logro contractual” cobran en un mes por sobretiempo “supervisado”, más que las utilidades anuales de otros trabajadores y profesionales de otras empresas del estado y a pesar de este “incentivo” el sistema y el servicio eléctrico está en déficit? Carajo, no podemos cimentar la permanencia de nuestro proceso con una masa laboral aburguesada y sumida en el rendimiento consumista individual, que no genera saldo organizacional político alguno.
Este stress pre-electoral no puede ser cíclico o presentarse en los eventos más importantes de nuestro proceso inédito. Nuestra revolución no debe basarse en intereses o privilegios de grupos o individualidades que si no están contentos, empiezan a extorsionar y perjudicar los verdaderos logros del pueblo, de esa mayor suma de felicidad tan anhelada. No vayan a tomar esto algunos camaradas como que estoy en desacuerdo con la estabilidad laboral y que a los trabajadores se les reconozca esa plusvalía tanto en su remuneración, en lo material, como en lo más importante: lo humano. Al contrario estoy satisfecho por los logros de la clase trabajadora, pero se tiene que reconocer que este ha sido el único gobierno que de manera tangible ha reivindicado al sector laboral de manera grandilocuente.
Tenemos el privilegio de tener un gran candidato, no solo para esta contienda sino que ha sido a lo largo de su gobierno un tipo que está por encima de las contingencias, porque el pueblo lo percibe cercano a él. Lo de Chávez a parte de su innegable carisma, es ese trajinar dentro de un mundo político como el venezolano rastrero, traicionero y a pesar de los traspiés cometidos por el gobierno y por funcionarios que no funcionan, Chávez ha salido prácticamente indemne porque su dedicada gestión trasciende a una conexión emocional de un pueblo agradecido que lo toma como su amigo, como su hermano, como su hijo, como su padre, como parte de familia. Hasta los enemigos como el caradura de Álvaro Uribe y el soberbio imperio norteño sienten una admiración a su medida por él, como una fuerza arolladora que ha subvertido el orden impuesto por ellos en la región y hasta en el orbe. Pero Chávez no puede seguir siendo el endereza entuertos, porque esto causa distracción y desgaste en lo emocional, en lo físico y en el quehacer sociopolítico. Por eso, me preocupa enormemente ver una modorra “institucional” en directivos de nuestros entes públicos nacionales entretenidos viendo encuestas y con sus aires triunfalistas, dejando a un lado u olvidando que son ante todo actores políticos y su puesto o jerarquía burocrática más que un privilegio “bien ganado” es una responsabilidad con la revolución a la que deben responder.
El 7 de octubre es ahora y la intensidad con que la derecha ignominiosa va actuar para impedir un 8 de octubre tranquilo se prevé de proporciones insospechadas, De nosotros, de cada uno, de nuestros colectivos, de nuestra fuerza moral, revolucionaria y física cuando sea necesario, depende que se presente o no un clima de inestabilidad. Este es el momento donde se pone a prueba nuestra valía, después no tiene sentido porque la derecha está como caimán hambriento esperando en la boca de un caño muy pero muy pequeño.
Creo que es todo por hoy y si quedó algo, lo diré en la próxima
Sin Chávez no hay Revolución, porque Chávez es la Revolución.
El autor es: Ingeniero
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