Nada pierde y, nada gana el candidato de la burguesía y del imperio, pero a él le complace llenar ese vacío: tapando ese hueco con la satisfacción de cumplir con su ambicioso rol de aspirar a ser el futuro presidente sin dar órdenes que aquél pueda empezar a cumplir, porque se va a quedar sin el chivo y sin el mecate.
Pero como dicen por ahí: cada loco con su tema y según voces agoreras de la oposición: hay una condición sine qua non de abstenerse las damas que no correrán en ese lote por pavosas e engreídas que, le puedan robar palco a su talla de orgulloso burgués que, no deja nada atrás, ni a la deriva y, habiendo tantos hombres en la oposición con resplandecientes ganas de encaramarse de una vez en el cargo de vicepresidente sin sueldo todavía y, no por falta de dinero que ese sobra en abundancia, la opción se reduce a un pequeño grupo allegado a PJ, pues Ramos Allup no llena los requisitos necesarios por adeco arcaico deslenguado que odia a los lechuguinos al igual que, Ramón Guillermo Aveledo, que anda en la decadencia de sus días con la memoria renqueándole con un apetito de sabiduría engorroso y tenebroso de senectud, por lo que ese par de políticos de la IV-R no tienen chance por más que se guinden y jalen sin paranza de las bondades de su candidato.
Cualquier día de éstos amanecemos con un nuevo vicepresidente que debería ser seleccionado antes del 7-O con una precisión que rebase los alcances de una quietud palaciega que ya de por sí es para toda su vida, lo que no se atrevió hacer el buen hombre de Pedro Carmona Estanga que se juramentó solito, en cambio Capriles dirá que, el solo no va a hacer el ridículo y que más bien debe compartirlo y, hay tanto loco suelto por su lado que no faltará quien le acepte el cargo y, cuando le tomé el juramento esté dirá: hasta que dios quiera o, hasta el infinito y, quedará en la Historia de Venezuela como un vicepresidente etéreo.
Barajar nombres en ese ensarte de figuras que están con el candidato Capriles no es nada fácil y queda a la expectativa de los adivinadores de oficio que se darán un banquete soltando nombres, pero mejor no es meterse en ese terreno empantanado de voraces servidores que en cien días pondrán al país a valer lo que no hicieron en los cuarenta años de democracia puntofijista, por lo que volveremos a ser lo que antes no quisimos ser, pero según Capriles él nos meterá en el futuro y, después veremos quién nos saca de ese laberinto político de la oposición.
Así que quiérase o no, tendremos vicepresidente, sin saber si Capriles será presidente y, más de uno dentro de la burguesía venezolana estará con los dedos cruzados hasta que Capriles señale a su candidato y, en espera de ese momento: hay más de uno soñando.
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