La semiótica de la violencia y de alto impacto psicológico que están aplicando los medios corporativos en Venezuela y el mundo, evidencia y revela que la oposición está acondicionando a sus seguidores para que intenten incendiar al país cuando sus dirigentes griten fraude el 07 de octubre. Emulando a los perros de Pablov cuando algunos estén botando baba por la derrota sobrará un criminal que les toque la campanita.
Un análisis crítico y en perspectiva de lo publicado por los medios durante las dos últimas semanas, dará como resultado que la derecha fascista está llegando al final de una operación encubierta que tiene, entre otros propósitos manipular a la opinión pública de tal manera de que sus seguidores, e incluso algunos chavistas,, crean que Radosnki a estas alturas ya ganó las elecciones.A pesar de que hace algunos meses el propio Radosnki dijo que las elecciones no se ganaban con encuestas sino en la calle, paradójicamente ahora el Comando Venezuela está utilizando algunas mediciones chimbas para fijar en el subconsciente colectivo la idea de que el candidato del neoliberalismo superó a Chávez en las encuestas y por consiguiente que si pierde será producto de un fraude. Toda esta manipulación perversa que está haciendo la oposición fue facilitada, en parte, por la ingenuidad de algunos dirigentes del Comando Carabobo quienes con bombos y platillos, legitimaron y dieron credibilidad a encuestadoras que históricamente han sido aliadas de la derecha reaccionaria como, por ejemplo Datanalisis.De manera que esta próxima semana cuando esas mismas empresas reciban los dólares y saquen de la chistera que Chávez ya fue ampliamente superado por Radonski, no habrá forma de refutarlas con argumento más o menos válidos. Se trata de la misma credibilidad que le dieron a Jimmy Carter y al cardenal Urosa Savino cuando declararon “que el sistema electoral venezolano es el mejor del mundo” y que “solo Dios sabe por quién votamos” respectivamente. Esto último seguramente es cierto, pero en labios de estos personajes resulta bien sospechoso.
Alternativamente al plan mediático de querer fijar en la población la mentira de que Radonski fue avanzando paulatinamente en las encuestas, hasta empatar y superar a Chávez, avanza la semiótica de la violencia que consiste en aplicar el amarillismo y el sensacionalismo en su máxima expresión utilizando una retórica y una significación de alto impacto psicológico que genere miedo, violencia e incertidumbre en la población. Varios incidentes lamentables le vinieron como anillo al dedo a la prensa subversiva: las tragedias de Amuay y El Palito así como los episodios de la inseguridad cotidiana.El epicentro de la violencia pudiera estar en Carabobo
Es sumamente curioso que el candidato de la derecha Capriles Radonski haya visitado siete veces a Carabobo, como a ningún otro estado, desde que se inició la campaña electoral. Por cierto, hoy viernes cerrará su campaña en Valencia con una concentración en el estadio José Bernardo Pérez.Qué se estará tramando en el nicho de los conservadores, la burguesía y los empresarios golpistas para justificar tantas visitas del candidato neoliberal, sobre todo si se supone que Carabobo es un bastión electoral de la oposición. Será mera casualidad que en todos los actos de Radonski en Carabobo se hayan producido hechos de violencia como ocurrió la última vez en Puerto Cabello.
No hay que olvidar que esta es una zona estratégica que lamentablemente está gobernada por los Salas Romer y derivados que controlan la policía, e incluso, algunos grupos de choque. Además aquí está el puerto más importante de Venezuela y el parque industria más grande del país. Todo esto sin obviar que cerrando la autopista regional del centro bastaría para incomunicar a toda Venezuela como se intentó hacer durante el golpe de estado del 2002.Dicho todo esto no queda otra que recomendar a la mayoría del pueblo que vaya a esperar los resultados del Consejo Nacional Electoral frente a los cuarteles de todo el país para defender la victoria de Hugo Chávez el 07 de octubre y para neutralizar la escaramuza violenta que intentará la oposición gritando fraude.
Así que no seamos pendejos: estos tipos no son demócratas, estos tipos cantarán fraude.
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