Esta pareciera ser la pauta que está marcando las actuaciones antidemocráticas y contrarrevolucionarias de la MUD. Esas son las líneas a seguir. No han podido entender hasta el momento, que la oposición que ellos mal dirigen fue derrotada en dos grandes procesos electorales: las elecciones presidenciales y las elecciones de gobernadores. Ese luto, que tanto arengaron y metieron en los tuétanos de sus seguidores después de sufridas estas derrotas políticas-electorales, pareciera que realmente no lo sintieron.
Ahora sufren post traumas que los están llevando al límite. A cometer locuras. Están funcionando como el típico mal perdedor: no aceptan la derrota y buscan otras opciones para ganar u obtener lo ya perdido. Buscaron en el triunfador (Hugo Chávez) la más mínima oportunidad para arrebatarle lo que no pudieron ganarle en buena lid. Para ello utilizaron cualquier medio, sin importar el costo. Así, la doblemente derrotada MUD da manotazos de ahogado, de frustrado perdedor. Tiene además el compromiso con los intereses apátridas. Deben responderles por las inversiones que esos intereses han hecho. La lamentable enfermedad del Presidente se les presentó como una oportunidad. Como aves carroñeras estuvieron allí, en espera de la presa débil. Esperando su caída. Para despedazarla, para engullirla. Han visto con estúpida esperanza, la oportunidad para arrebatar lo que no pudieron ganar por ley: el poder.
Pero ahora van por la vía sucia. Han desatado con furia toda una campaña de violencia física, mediática. Se apoyan para ello en sus aliados extranjeros y en masas venezolanas susceptibles, sensibles, que generan impactos mediáticos: los estudiantes. Los utilizaron para impedir el descanso reparador que demandaba la grave enfermedad que sufrió el Presidente. Nunca se estuvieron quietos, presionando por todos lados. Fueron a la embajada cubana, país donde el Presidente era atendido por su enfermedad, allí actuaron con violencia, sin pudor. Se encadenaron. Agredieron a cualquier cosa que se moviera a su alrededor. Depredadores intentaron, incluso, arrebatarle un equipo cardiológico que transportaba un anciano para su sobrevivencia. No les importaba si lo aniquilaban. Su objetivo era Chávez. Luego se fueron a tirar al piso en las avenidas de Altamira. Allí montaron sus espectáculos. Siguiendo siempre la misma línea de la MUD: desestabilizar. Posteriormente se intentaron encadenar en las rejas del mismo Hospital Militar, sitio donde se recluyó a nuestro amado Presidente. El pueblo no se los permitió, pero ellos no dejaron de provocar el efecto mediático. No desistieron de perturbar, la intención era no dejar reposar al Presidente, no dejarlo que tuviera una recuperación tranquila de esa penosa y mortal enfermedad que lo aquejaba.
El desenlace fatal, la muerte de Chávez, satisfizo el enfermizo deseo de esos estudiantes, o mejor, el deseo de la MUD: ver muerto a nuestro Presidente. No importaba a la MUD que los estudiantes se expusieran a los cuerpos de seguridad del Estado. No importaba, que de nuevo, intentaran agredir a una embajada, tal como lo hizo el mentor mayor de la MUD durante el golpe de Estado del 2002, ahora candidato presidencial. No importaba que intentaran ir en contra de un hospital militar, resguardado, por supuesto, por las fuerzas militares del país, por personas armadas, obviamente. Lo importante era exponerlos, eso buscaba, babeante, la MUD. No importaba que obstruyeran el libre tránsito, ni que con violencia actuaran en contra de los transeúntes. Todo lo que obsesionaba la MUD, era que los cuerpos de seguridad del Estado arremetieran en contra de esos estudiantes, sus estudiantes utilizados.
Murió Chávez, su preciado objetivo. Felices celebraron la muerte del Gigante. Hasta hicieron creer a sus estudiantes que ellos con sus “justas luchas” habían logrado el objetivo, habían logrado acabar con Chávez. Le faltó un detalle a la MUD: el pueblo seguidor de Chávez, el pueblo chavista. Con Chávez muerto se acaba la revolución. Que equivocados estaban: con Chávez muerto, se consolidó la revolución. Por eso, ahora intentan acabar con algo más grande aún, con una filosofía: el chavismo. La vaina se les puso así, cuesta arriba. Pero son muchos los pactos, los compromisos contraídos, las inversiones hechas, las cosas pendientes. Exasperados, asfixiados por esos compromisos apátridas, deben al menos aparentar que están haciendo todo lo posible por llegar al poder, derrocar al socialismo, ponerle la mano a los cuantiosos recursos económicos de la patria.
Por eso insisten, insisten utilizando, entre otros mecanismos, la acción de la fuerza estudiantil, a los estudiantes. Los enfilan sin miramientos en contra de los poderes del Estado. En contra del TSJ, en contra del CNE, en contra de todo. Quieren que los estudiantes sufran, sean heridos o que los maten; pues eso es lo que buscan, eso es lo que tienen planificado, esa es su táctica de guerra. Pero el plan está develado. La denuncia la venía haciendo el propio Presidente Nicolás Maduro. Ahora queda confirmada por su propia gente, con la denuncia hecha por el joven diputado de la oposición Ricardo Sánchez, quien conoce muy bien el movimiento estudiantil venezolano pues fue dirigente estudiantil y ex Presidente de la FCU de la UCV. Acusa, el mencionado diputado, que el candidato opositor, máximo dirigente de la MUD, pretende utilizar a los estudiantes identificados con la oposición como carne de cañón (http://www.aporrea.org/actualidad/n225770.html). ¿Qué evidencia más conspicua que esa?.
Suerte que Chávez enseñó a su pueblo, a sus fuerzas armadas, a sus cuerpos de seguridad, a sus dirigentes, el sentido de la actuación con firmeza pero con tolerancia. A respetar a los estudiantes. Enseñó el valor del amor y la paz. Contra eso, la MUD queda desarmada; pues busca la sangre, la violencia, el asesinato, la muerte en masas, pero se encuentra con un pueblo cargado de amor. Están jodidos.
(*) Profesor Titular, ULA
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