Los marabinos se merecen no solo tener una Virgen Bella, sino también disfrutar un gobierno decente, honesto, democrático, innovador, anticorrupción. Una nueva gestión, que acabe con la administración mafiosa que usurpa el poder popular.
La “jefa” de gobierno de la capital de la tierra del Gral. Urdaneta, atenta contra la dignidad de los marabinos; usando los dineros de la Alcaldía para fines distintos a los previstos en la agenda de gobierno por la cual le dieron ingresos a través del situado constitucional.
Comida podrida y descompuesta, por decir lo menos, afectan la salud de quienes son tratados como ignaros; ellos reciben, al mejor estilo de la IV república adeco–copeyana, desechos de comida que para colmo, las contabilizan como productos de primera calidad; mismos que previamente son acaparados, escondidos -en el marco de la guerra económica contra la revolución bolivariana para producir sensación de escases-, y luego los echan a la población (fundamentalmente los más pobre), como un acto dadivoso de quien si “ama” a los miserables de Víctor Hugo. La burguesía no cambia, el Pueblo sí.
Al igual que su marido cuando éste fungió de gobernador, ha dejado sin empleo a quienes han osado identificarse primero con Chávez y ahora con Maduro, colocando en sus cargos a sigüines de su confianza, para que tapen irregularidades y así no se descubra el mal manejo administrativo y financiero de su leonino mandato. El nepotismo de su gestión no tiene nombre.
Ella compite con el “campeón nacional de las derrotas”, no solo de cara al 8D, sino también en lo que refiere a sus viajes al exterior; al extremo que hoy por hoy, no se sabe si realmente despacha desde Panamá o Colombia. Su accionar mafioso (producto entre otras razones de su bajo nivel político y su condición lumpen burguesa), no durará mucho. El dicho reza, “es bueno cilantro, pero no tanto”.
Ni la desvergüenza; ni los reales mal habidos; ni las amenazas o el narco paramilitarismo de Uribe puestos a su orden, cambiarán el devenir histórico del pueblo de Ricardo Aguirre, hacia la construcción y consolidación de un mundo mejor.
El 8D, estamos seguros, la Chinita milagrosa le regalará, a sus hijos predilectos, un futuro mejor. Democrático, participativo y protagónico.