¿Y ahora qué?

Superada la contienda electoral del 8-D, el balance forma parte de la diatriba diaria. En serio y en broma. Aquí en Cumaná decimos, acompañando a nuestro folclorista Hernán Marín: “Toma lo tuyo, dame lo mío...toma tu yuca José mapuey”. Aquí ocurrió así al elegir a David Velásquez como el alcalde de los 500 años de nuestra ciudad. “Medio güirinei”, decimos al conocer detalles de una elección que los violentos, a nivel nacional, pretendieron convertir en un plebiscito. ¿Qué les parece?

Vean que hubo una participación del 60 por ciento del total de electores. PSUV: 5.824.939 votos (53.9%) y 242 alcaldes (72.24%). MUD: 4.462.439 votos (42.7%) y 75 alcaldes (22.32%). La brecha es de 1.203.500 votos (11.14%). De estas 75 alcaldías, el partido de Capriles apenas obtuvo 6 (8 %). Para ñapa, en el estado Miranda, donde él dice que es gobernador, de las 19 el PSUV ganó 15. Y de las 40 ciudades más pobladas, las fuerzas Bolivarianas ganaron 30. ¿Qué tal ese plebiscito?

Después de todo lo ocurrido, llama la atención la manifiesta soberbia que ha venido caracterizando a quienes dentro de MUD no encuentran a quien achacarle esta nueva derrota. Aunque ellos saben hacia quien apuntan las responsabilidades por llevarlos de nuevo al barranco.

En vez de reconocer su fracaso, les ha dado por sacar unas cuentas que por chimbas, lucen ridículas. Si bien es cierto que ganaron algunas capitales, es propio de ellos la descalificación de muchas ciudades y pueblos a lo que despreciativamente llaman “monte y culebra”.

¿Qué será para ellos Caracas, Los Teques, San Carlos, Lagunillas, Cabimas, Puerto la Cruz y Barcelona. Cumaná y Carúpano, Ciudad Bolívar, Guanare, y pare de contar? O en todo caso, qué diferencia al habitante de lo que ellos llaman “ciudades de calidad” al de los miles de pueblos de nuestra geografía?.

Lo cierto es que la Revolución Bolivariana ha salido airosa en una nueva confrontación electoral. El Chávez invicto y victorioso sigue recorriendo ciudades, pueblos y caseríos con el Plan de la Patria en una mano y la espada de Bolívar en la otra. Para despecho de una oposición testaruda, errática y mal intencionada, resulta que el Presidente Nicolás Maduro ha resultado un excelente y consecuente sucesor de nuestro líder supremo. Este es un resultado electoral que afianza su liderazgo y es un claro indicativo de que vamos por buen camino.



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Juan Azocar


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