En la primera entrega de estas reflexiones sobre lo que ocurre en Venezuela enfaticé la importancia de tener en cuenta lo que significa el fortalecimiento del Comando Sur. No sólo por la reactivación de la IV Flota, sino por todas las acciones encaminadas a crear una fuerza conjunta de todos los ejércitos de América latina y el Caribe, bajo liderazgo norteamericano, para acabar con el mal ejemplo venezolano, destruir el Alba, terminar con Unasur, reorientar el Mercosur y enterrar la Celac.
Quiero decir, en esta segunda parte, que nada de esto es concebible por el solo hecho de tener la fuerza militar con la tecnología más avanzada y contar con el servilismo de las fuerzas armadas y policiales de la región y con la obsecuencia de los gobiernos que los representan.
Otra dimensión, determinante en última instancia, es la económica. La que tiene que ver con la preeminencia de las relaciones capitalistas de producción y de sus contradicciones de clase, dentro y más allá de los cambios revolucionarios. Esta cuestión ha empezado a ser revisada por quienes, con autoridad suficiente dentro y fuera de Venezuela, consideran los aciertos, las dificultades y las limitaciones que el proceso venezolano ha confrontado en el diseño y la puesta en marcha de un modelo económico alternativo. Tal vez tenga que ver con que se trata de un proceso que, no obstante, haber recuperado la propiedad y soberanía de su principal recurso de exportación, siguió la pauta marcada y le faltó tiempo, (que es urgente recuperar) para concretar lo que el propio Presidente Chávez reclamara como urgente: sembrar petróleo. Tal vez tenga que ver con que se trata de una revolución que surge de las urnas y que se vio atado a su dinámica para poder salir triunfante 14 veces. No se puede soslayar, igualmente, que se trata de un proceso que, por su propio origen y contradicciones, no ha podido concretar aún la reversión de cuatro de los componentes del poder permanente para asegurar la continuidad del modelo neoliberal: burocracia inepta y oportunista, iglesia, prensa y universidad.
Como repito, el problema económico es central en el debate que la revolución ha asumido no sólo por el sentido que deberán tener los cambios impostergables, sino porque su urgencia alcanza también a Bolivia y Ecuador.
Aquí y ahora, me ocuparé de algunos hechos que permiten aproximarnos al entendimiento de la dimensión ideológica-cultural. Esta es co-determinante con la de la política, (Estado y aparato militar) y de la economía (relaciones de producción y fuerzas productivas). Lo haré, presentando algunos de los rasgos que podrían servir para caracterizar la llamada doctrina de la dominación de espectro completo [i].
¿Por qué una doctrina?
Porque con una doctrina se norma el auto-convencimiento. Porque una doctrina tiene de creencia y de fé, de religión y de enajenación. Nada de razón ni de ciencia, menos de liberación. Una doctrina tiene de dogma: igual en las religiones judeo-cristianas que en las políticas de los profesionales de la manipulación. La doctrina dogmatiza y el dogma mata u ordena a matar. Quien hace de la acción política un auto-convencimiento la convierte en una fé, la hace un dogma, está dispuesto a morir, pero igual a matar. Esto explica por qué a los estudiantes y al lumpen católicos les resultó normal matar a personas inocentes atravesando cables de nylon y alambres galvanizados o vertiendo aceite en las calles de Caracas y de otros de sus Estados; o pedir a través de las redes sociales que los sicarios asesinen a determinadas personas.
Una doctrina para el auto-convencimiento y la seguridad
América latina y el Caribe, y el mundo en general, viven el tiempo de la dominación de espectro completo. De la dominación, impuesta como una doctrina: la que todo ser viviente, con sentido común, debe internalizar como auto-convencimiento para garantizar su seguridad y supervivencia, al mismo tiempo que la seguridad hemisférica que subyace al mandato de América para los Norteamericanos. Todos tenemos el deber moral de cuidar nuestros territorios y el de toda América latina y el Caribe y del mundo, para que las instituciones financieras (FMI, BM, BID, USAID) y sus socios inversionistas extranjeros dispongan de nuestras riquezas y para impedir que otros lo hagan.
Debemos estar convencidos que lo que amenaza nuestra seguridad y la seguridad hemisférica son esos enemigos que en Venezuela y en otras partes nos ayudan a demonizar a cada minuto Globovisión, El Nacional, El Universal, Efecto Naim, Aló ciudadano, El País, BBC, EFE, AP, Fox, La Voz de América: Irak, Libia, Siria, Irán, Palestina, Cuba, la Venezuela chavista, Bolivia, Ecuador, el ALBA, la CELAC, UNASUR, Petrocaribe, y todo lo que suponga ser una posibilidad hostil a Estados Unidos y a su hegemonía. No los países, sino sus gobernantes. Estos son los que amenazan nuestra seguridad, la del hemisferio y del mundo, así como nuestro bienestar. No cuenta origen social, clase, grupo, ocupación, ingreso, necesidades, capacidades, recursos. Todos debemos odiarlos. Estar convencidos de que la única manera de devolvernos seguridad y bienestar es eliminándolos. Tal como ocurrió con Chávez, con Arafat, con Hussein, e intentaron con Cristina Fernández, con Lula. La Doctrina lo prevé así.
Hay que estar igualmente convencidos que también en los países en los que la privatización de sus economías y el crecimiento macro económico han permitido que todos se beneficien, sin importar desigualdades e inequidades, existen los enemigos que ponen en riesgo nuestra seguridad y la del hemisferio. Son los que tienen ideas diferentes, odian a los EEUU, hacen protestas, son anti-sistema, rechazan la injerencia de la dupla FMI-BM. Para éstos, la doctrina ha previsto la disuasión, sin mengua del uso de la fuerza y de la represión que serán aplicadas por modernas fuerzas policiales con tácticas disuasivas apropiadas: secuestros, desapariciones, muerte accidental (Honduras, El Salvador, son dos referencias).
Están también esos otros enemigos de la seguridad que son los pueblos originarios, las organizaciones de mujeres, de jóvenes, de trabajadores, de informales, de campesinos sin tierra que a diario confrontan la pobreza, la desigualdad, la ignorancia en el campo o en las ciudades a las que los llevó la migración en busca de oportunidades. De estos hay que estar convencidos que cualquier día pueden levantarse, invadir la propiedad privada, tomar los espacios públicos que quedan, estallar una bomba o simplemente movilizarse para reclamar mayor atención del Estado o en protesta contra la contaminación de lo único que les queda para sobrevivir: agua, tierra, aire. Contra éstos la doctrina ha previsto prevenir. Y para esto se requiere habilitar de mejor capacidad operativa a nuestras fuerzas armadas y policiales en tácticas para la lucha urbana y rural, contando con el entrenamiento de mercenarios y el intercambio de experiencias exitosas aplicadas en el Reyno Unido, Italia, Francia, España, Grecia, EEUU, Colombia, México, Guatemala, Paraguay, El Salvador.
Hay que estar convencidos que la DEA, la CIA, USAID no descansan en su lucha diaria contra el narcotráfico y el terrorismo en cualquiera de sus formas y donde se encuentren. Que la OTI-USAID, la CIA, la Fundación para el Desarrollo de la Democracia (NED) el Instituto Internacional Republicano (IRI), el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI), Freedom House, tampoco descuidan enfrentar la corrupción, el cohecho, el sicariato, la violencia institucionalizada, el crimen organizado. Todas estas instituciones han sido habilitadas de los recursos, el equipamiento y el capital humano especializado para aplicar en cada situación concreta las tácticas de guerra que supone la doctrina de espectro completo: prevención, disuasión, persecución y eliminación. Mejor a cargo de los propios ejércitos de nuestros países y/o de ejércitos privados de mercenarios sin distinción de raza, color, nacionalidad, religión. Homogenizados para matar. Esto con el propósito de eximir de cualquier responsabilidad al gobierno de los EEUU y a sus aliados europeos, de las masacres, las torturas, los magnicidios, el terror, el uso de armas químicas, las limpiezas étnicas, el tráfico de drogas y de personas, el adiestramiento a grupos paramilitares, el comercio infantil sexual, las violaciones sexuales, y todo tipo de acciones violentas y de terror en contra de las comunidades, los pueblos, los individuos.
Hay que estar convencidos que lo que hace EEUU es cumplir con la responsabilidad de protegernos. Así lo hizo cuando el nazismo y después con el comunismo. Es la única fuerza capaz de devolvernos la seguridad individual y del hemisferio destruyendo a sus enemigos, que son los nuestros, hasta la humillación (como con Hussein en Irak, con Gadaffi en Libia).
Una doctrina para adocenar
Contar con una doctrina para la dominación de espectro completo ha sido una preocupación constante de los think tanks encargados de traducir la voracidad de las élites del poder mundial en dogmas para el auto-convencimiento y la acción.
En la década de los 80 la CIA, que no es sólo un aparato de espionaje, sedición y muerte, elaboró -o encargó- la elaboración de los llamados Documentos de Santa Fé. Su intención: fijar la posición de las élites dominantes respecto de la política, el poder, la educación, la democracia. Es en estos documentos donde se pueden rastrear las bases de lo que desde entonces se ha ido re-elaborando en términos de doctrina para la dominación de espectro completo. He aquí algunas de las prioridades para tal efecto. (Al leerlas, contrástelas con lo que ocurre en Venezuela, porque lo que urge en el momento actual es su entendimiento).
1. Recomponer o instalar gobiernos aliados de los Estados Unidos con poca o ninguna capacidad de gestión independiente y soberana, abiertos a la injerencia directa de asesores y funcionarios instalados en el aparato civil y militar de los gobiernos de América latina y del Caribe, en sus programas y proyectos en educación, salud, trabajo, cultivos alternativos a la coca, medio ambiente, investigación, tecnología, universidades, poderes del Estado, partidos políticos, centros de investigación, ONGs, bajo el control de las embajadas estadounidenses. (Razón tiene el presidente Evo Morales cuando dice que a Bolivia le va mejor sin la embajada norteamericana)
2. Promover e implementar reformas económicas neoliberales y programas de ajuste estructural que faciliten la inversión norteamericana y europea en los países latinoamericanos. Esto con el propósito de debilitar la capacidad empresarial local y facilitar su absorción o disolución. (El marco general para estas reformas es el Consenso de Washington y el instrumento operativo los Planes de Ajuste Estructural- PAE impuestos por el FMI a todos los países. Las reformas y programas de ajuste se actualizan cada periodo presidencial en el Marco Integral de Desarrollo-MID-, y en las Estrategias Alianza País, elaborados por el BM para su ejecución por los diferentes gobiernos).
3. Neutralizar la posibilidad de ascenso, a niveles de gobierno, de fuerzas progresistas y, en general, de cualquier movimiento o posición crítica al modelo neoliberal incluyendo sindicatos, movimientos regionales o locales, pueblos originarios, prensa crítica de oposición. Favorecer, en su lugar, movimientos, partidos, organizaciones, prensa escrita, radio, TV e internet, defensores de la democracia representativa, la propiedad privada, la educación de calidad centrada en valores.
4. Favorecer y financiar el populismo de derecha o estatal, para erradicar la pobreza, a través de obras de infraestructura vial, agua, luz, escuelas, vivienda, asistencia médica, microcrédito, trabajo temporal. Medidas concebidas para evitar el cuestionamiento del modelo macro económico de crecimiento centrado en la exportación primaria y la inversión directa extranjera y dejar intocado el problema de la redistribución del ingreso.
5. Fortalecer la presencia militar norteamericana directa o a través del financiamiento de compañías y grupos paramilitares para apoyar la lucha contra el narcoterrorismo. (En la primera entrega dí algunos de los nombres de estas empresas que operan no sólo desde EEUU, Europa o las monarquías árabes, sino desde países de América latina como México, Colombia, Perú).
6. Alterar las bases de la cultura y la identidad nacional a través de obras de reconstrucción de las ciudades, siguiendo patrones importados de infraestructura vial que se corresponden con ciudades norteamericanas de gran extensión edificadas sobre territorios usurpados. (Resulta ilustrativo, por ejemplo, la modernización de Lima, con las obras realizadas por la gestión edil del alcalde Luis Castañeda Lossio, entre el 2003 al 2010, y que ha continuado la actual alcaldesa Susana Villarán, alterando y complicando los espacios públicos, la identidad de la ciudad capital y generando mayores problemas a los pre-existentes.
7. Introducir en la población y especialmente en los estudiantes la cultura y costumbres norteamericanas a través de los medios de comunicación e información, las escuelas y colegios, los centros de idiomas, las universidades, los libros, revistas, música, radio, televisión, Internet y la tecnología artefactual.
8. Alentar la propagación de religiones evangélicas fundamentalistas provenientes de los EEUU (adventistas, mormones, testigos de Jehová, bautistas y otros), a través de la construcción de inmuebles, locales, estadios, clínicas, instituciones educativas, universidades; compra o alquiler de espacios radiales, televisivos, páginas web, blogs, grupos musicales, emisoras, producción masiva de música en todos los géneros y formatos, equipos, folletos, ropa; del convencimiento cara a cara, puerta a puerta; y de la congregación de eventos masivos de adoctrinamiento y activismo religioso invadiendo el espacio de las universidades públicas y los destinados a la recreación. (Santa Fé I, II, IV).
En el orden de la educación, sin lugar a dudas uno de los espacios vitales de cualquier proceso de cambio pero descuidado, dejado al azar, a la inercia y a la acción de las ONGs y de la iniciativa privada, el Documento I de Santa Fé presenta las siguientes propuestas doctrinarias:
1. La educación en América Latina debe garantizar la iniciativa ideológica de los Estados Unidos enfatizando una herencia intelectual común que encuentra sus cimientos en la cultura griega, la ley romana y la moralidad judeocristiana.
2. La educación es el medio por el cual las culturas retienen, transmiten y hasta promueven su pasado. Quien controla el sistema de educación determina el pasado, o cómo se ve éste, tanto en el presente como en el futuro. El mañana está en las manos y en las mentes de quienes hoy están siendo educados. El objetivo de la guerra lo constituyen las mentes de la humanidad.
3. La educación debe inculcar el idealismo como un instrumento para la supervivencia.
4. Las dos grandes preguntas de cualquier época: ¿quién soy yo? y ¿qué hago aquí?, siguen presentes en la actualidad. Las únicas respuestas válidas son las que armonizan con el individualismo, la responsabilidad política y el respeto a la propiedad privada. Debemos exportar ideas e imágenes que alienten y difundan estos valores.
5. Debe iniciarse una campaña para captar a la élite intelectual iberoamericana a través de medios de comunicación tales como la radio, la televisión, libros, artículos y folletos, y fomentarse la concesión de becas y premios. La consideración y el reconocimiento son lo que más desean los intelectuales y tales campañas los atraerá.
6. Lo más importante es la destrucción culturalpues al cambiar la cultura, el cambio político y económico está virtualmente asegurado. Para esto, hay que crear valores comunes dominantes de la nacióna través de procesos que ejerzan influencia en la religión, las escuelas, los medios de difusión masiva y las universidades. Estos procesos los deben encabezar los intelectuales y estudiantes y no los trabajadoresEl ataque, no debe abarcar solamente uno o dos componentes de la cultura. Es efectivo en un amplio frente que redefina toda la cultura de la misma forma que el catolicismo fue redefinido por el protestantismo, se transformó el arte, los libros, la escuela, y reacondicionaron los currículums (Santa Fé II, 1990, p. 5).
En cuanto a la democracia, este mismo Documento precisa como cuestiones inherentes a la doctrina de dominación:
1. Ninguna elección democrática puede modificar la continua inclinación hacia el régimen estatista. La industria de elevación de la conciencia debe estar en manos privadas. Los medios de difusión, las iglesias y las escuelas deben continuar desviando las formas estatistas hacia el individualismo y la propiedad privada. Los nuevos gobiernos democráticos deben reconocer esto como una lucha de sus regímenes (Op. cit, p. 6).
2. La cultura social y el régimen político deben estar concebidos para proteger una sociedad democrática asentada sobre valores individualistas. Desde esta perspectiva, las instituciones de los Estados Unidos no pueden interesarse sólo por procesos democráticos formales (elecciones), sino por establecer programas de apoyo a la democracia a través de las fuerzas armadas, el poder judicial, la burocracia estatal, la iglesia, la prensa y las universidades.
3. Los principales pilares del poder o los gobiernos permanentes son las fuerzas armadas, el poder judicial, la burocracia estatal, la iglesia, la prensa y las universidades. Estas son instituciones que soportan cargas pesadas al abordar los Conflictos de Baja Intensidad como una forma de guerra que incluye las operaciones psicológicas, la desinformación, la información errónea, el terrorismo, la subversión cultural y religiosa, el boicot.
4. EEUU debe emprender la educación orientada a romper el casamiento del marxismo-leninismo con el nacionalismo en América Latina. Esto, representa el mayor peligro para la región y para los intereses de los EEUU. Frenar esto requiere ir más allá de la forma de democracia asentada en las elecciones. Sólo mediante el fortalecimiento de grupos autónomos como los grupos empresariales de México o la prensa independiente de Perú (citados en el Documento como ejemplos), la sociedad puede desarrollar la voluntad democrática.
Una doctrina para depredar
La dominación de espectro completo, es la renovada doctrina del imperialismo norteamericano para la dominación geopolítica global en el siglo XXI. No es sólo militar, sino política, económica, ideológica y cultural. Abarca todos los aspectos de la vida humana. Se orienta a construir una cultura global de seguridad en cada país que responda a los intereses hegemónicos de EEUU y a sus necesidades de recursos estratégicos.
Ha sido instrumentalizada desde el Pentágono (Departamento de Defensa de EEUU) y su control y seguimiento es responsabilidad de los diez Comandos Combatientes Unificados (incluyendo el USAFRICOM creado en el 2008 por el ex-presidente Bush). En el caso de América latina y el Caribe le toca al Comando Sur USSSOUTHCOM (al que me he referido en la entrega anterior).
Respecto de esta responsabilidad, y para entender definitivamente el sentido y la proyección de esta doctrina, he aquí lo que dicen las conclusiones de su Estrategia para las Américas 2018: amistad y cooperación para la región:
Los países de AL y el Caribe son importantes para la seguridad nacional y el futuro económico de los EEUU. Los intereses a largo plazo de los EEUU están mejor resguardados en un hemisferio de países seguros y democráticos. El futuro próspero para todos se asienta sobre una base de valores compartidos, gobiernos eficientes, sociedades libres y economías abiertas de mercado. Mientras se lleven a cabo operaciones militares y haya cooperación de seguridad con los países de la región se logrará una organización que constituya la defensa avanzada de EEUU. Más claro, ni el agua.
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[i] La noción de doctrina de dominación de espectro completo aparece en trabajos de Ana Esther Ceceña, Coordinadora del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica y miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.