Apegados al guion imperialista del “golpe blando” que impulsa la derecha fascista encabezada por la troika López-Machado-Ledezma, unos “guarimberos” de la Urbanización “Las Acacias” de Valera, imitando a sus conmilitones del este de Caracas secuestraron a sus propios vecinos, cerrando también la vía de carga agrícola. Fue un secuestro de 2000 familias que también afectó a los trabajadores agrícolas del Valle del Momboy, al dificultarles el traslado y la venta oportuna de sus cosechas. A 5 días de iniciada la guarimba, sorpresivamente bajaron unos 800 campesinos y trabajadores de servicios turísticos de La Puerta y Mendoza armados de escobas y sin mediar palabra, despejaron la vía, liberaron en paz a los secuestrados y les dieron una lección a los vecinos.
Cuando los manifestantes “pacíficos” cierran vías públicas, violan el derecho constitucional al libre tránsito, el cual condiciona de facto el derecho a la educación, a la salud, al trabajo, a la alimentación e incluso a la vida, cuando esta última depende del traslado urgente a una clínica u hospital. Para evitar que las barricadas sean rebasadas e impedir que los vecinos o autoridades las retiren, sus promotores siembran el terror amenazando la integridad de quienes lo intenten.
En las guarimbas perdieron la vida José Méndez en Carúpano, Elvis Durán en Caracas, Doris Lobo en Mérida, Eduardo Anzola en Carabobo, el Fiscal del MP Julio González en Carabobo y el GNB Giovanni Pantoja en Carabobo. Es emblemático el caso de dos soldados heridos de bala en San Cristóbal por intentar limpiar una vía. Esta minoría dice luchar por la libertad y la democracia, pero atropella los derechos de la mayoría y de quienes potencialmente podrían apoyarlos en sus ambiciones de poder. Su proceder delata un talante autoritario y fascista. El mismo que mostraron en el golpe del 11A, en el sabotaje petrolero de 2002 y en las guarimbas del 2004. La respuesta a esta acción perversa y manipuladora que presenta como pacíficas, manifestaciones violentas, es la movilización del pueblo para liberar a los secuestrados e imponer la “paz de las escobas” siguiendo el ejemplo del Valle del Momboy.