Mi palabra

El sabelotodo de economía

Hay dos clases de economistas:
los que quieren hacer más ricos a los ricos
y los que queremos hacer menos pobres a los pobres
José Luis Sampedro

La semana pasada, un lector, de esos que agarran el periódico y lo sueltan, cuando lo han repasado muchas veces, me preguntaba de manera muy enfática por qué no le respondía al economista y propagandista de la derecha venezolana Jorge Cárdenas. Le hice una ligera explicación, haciéndole ver mis razones para detener la polémica, entre otras, porque hay temas más agradables para escribir. El amigo siguió insistiendo, para que dijera algo de los escritos muy repetitivos, que mucha gente se los sabe de memoria; incluso me he conseguido algunas conocidos de la oposición, haciendo el mismo comentario, sobre los temas de este columnista, quien parece haber hecho un curso para distorsionar la verdad, y defender a los irracionales manifestantes, quienes están haciendo de la violencia un modelo de vida.

El señor Cárdenas, inició su reciente publicación con un pensamiento del economista Friedrich Von Hayek. No había terminado de leerlo, cuando empecé a investigar sobre este personaje; sacando la siguiente conclusión: no lo ha leído bien, o lo ha hecho de una manera muy rápida, o simplemente esconde la cantidad de contradicciones de este “premio nobel” de economía del año 1974; galardonado justamente por su férrea posición contra el socialismo; por eso, cuando busca descalificar a los comunistas con esa especulación tan burda, diciendo, que no saben nada de economía, simplemente está repitiendo el mismo cuento semanal, como aplicando el adagio fascista: “Una mentira dicha mil veces se convierte en verdad”. Los verdaderos marxistas y comunistas, no viven delirios de grandeza, ni se ufanan de ser unos eruditos de las ciencias económicas; solamente estudian para desarrollar sus conocimientos, tratando de esa manera, implementar una real distribución de la riqueza, y enfrentar la pobreza, como ha venido sucediendo en nuestro país, donde el capitalismo ha dejado secuelas difícil de erradicar en un sector importante de la población.
Todas las semanas el economista, repite la misma “canción”, con ínfulas de sabio y aires de suficiencia; en una oportunidad de una manera altanera llegó al extremo de decir, que él era un cum laude, egresado de una universidad; respondiendo con el título en la mano, como cualquier espadachín, sin aplicar los “conocimientos”; sus ataques son muy repetitivos y directos, hacia la Cuba socialista, con una finalidad: disparar por mampuesto para de esa manera contribuir con la embestida mediática contra al gobierno venezolano.

En los últimos días, ha venido arreciando con sus artículos, como los desesperados en las calles tirando piedras; la muestra más sencilla: el escrito del pasado viernes con un título muy relacionado con el momento, que estamos viviendo “Antieconomía y fascismo”; por supuesto, que no dice nada nuevo, pero sirve para seguir alimentando el odio, incrustado en la mente de un numero bastante considerable de personas, que han contribuido a la preocupante anarquía del país; muchos de ellos han vivido un mundo de fantasía, derrochando a manos llenas los ingresos conseguidos de manera honrada o ilícitamente, pero de igual manera se encuentra en un estado de frustración, terminando en férreos opositores, con banderas y gorras sin la octava estrella, creyendo poder volver al pasado.

Nunca he negado los errores del gobierno, sobre todo en políticas vitales para el avance del aparato productivo; pero me asombra, cuando escucho algunos dirigentes opositores, tocados por los años, repitiendo como unos verdaderos caletreros, el mismo guión de Jorge Cárdenas, como si no hubieran roto un plato, cuando en época pasada, hacían y despedazaban la economía, cuando les convenía; pero, más me asombra, cuando veo a los jóvenes, atravesados en medio de la vías públicas, obstaculizando el libre desenvolvimiento del tráfico automotor, perjudicando sobre todo a los que no tienen vehículos para trasladarse de un sitio a otro, con sus gritos ¡Libertad! ¡Libertad! agarraditos de las manos, como ensayando los juegos infantiles, solamente les faltan los conocidos: brinca, brinca.

Nadie puede negar la grave situación económica, como tampoco se pueden negar las colas para adquirir alimentos; por supuesto más baratos, que en cualquier parte; pero, nada comparables a las ocasionadas por el paro petrolero, que incluso produjeron muertes lamentables por la irresponsabilidad de los mismos actores de ahora; nada de estos dice el señor Cárdenas, calla como un espectador de cine, haciéndose cómplice de todo el salvajismo de los últimos días; además, parece desconocer una gran realidad: nuestro país, ha vivido toda la vida, como dice la canción, de la renta petrolera, y ese fue el gran reto de Hugo Chávez Frías: romper con ese esquema; lamentablemente todavía seguimos dependiendo; pero, nadie me venga a decir, que los pobres de la llamada IV República, vivían mejor, que ahora.

Los de abajo, han recuperado algo, que no tiene precio: la dignidad y el sentido de patria.




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Narciso Torrealba


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