Astrolabio

¿Se acabó electoralmente la oposición?

La oposición ha perdido aproximadamente 17 de 18 procesos en los últimos 15 años, sin embargo ninguno le causo tanto daño como la última elección de Alcaldes. Esa derrota es solo comparable con la del referéndum revocatorio.

La derecha venezolana  además de carecer de ideas y racionalidad política, no tiene ilustración, embobada por la  imbecilidad va a tientas por el camino de la oscuridad, tratando de hallar un Diógenes que la conduzca.

Ahora se enredaron en un conflicto similar al paro patronal,  obviando axiomas del arte de la guerra, no se debe movilizar al pueblo más de una vez por campaña, evitar al enemigo durante un tiempo cuando es más fuerte. Acudieron ilusionados a los consejos de brujos y astrólogos, esperaron  llenos de fantasía a un alquimista que pudiera convertir sus burdas vasijas de barro en oro, volvieron como salvajes, al horroroso rito de la sangre y la violencia que tanto daño les hizo en el pasado.  

El rechazo del país a las acciones de fuerza, la ambigüedad para condenar éstas actividades, la indecisión frente a un pastel de tamaña magnitud, y  la estupidez que exhiben a la hora de tomar decisiones de importancia, han marcado el final electoral de la derecha como opción para el país.

La fractura interna de todos los partidos, la inconsecuencia con sus electores, la falta de un liderazgo responsable han levantado un techo que se hace un muro infranqueable, una alternativa sólo para el 23% 0 30% de la población electoral.

Una derecha desamparada y tan estúpida de ideas que delegó en artistas de segunda categoría la vocería política, no puede representar una posibilidad real de poder para conducir a un país.  

A los opositores les faltó lucidez y les sobro arrogancia al analizar y comparar sus experiencias. No aprendieron las enseñanzas de la plaza Altamira, ni del paro petrolero, no tuvieron memoria suficiente para recordar la debacle del 2002, cuando pretendieron construir una alternativa entregándoles la dirección de la lucha a los dueños de medios de comunicación.    

Convertida en una franquicia de ambiciones que cada facción pretende manejar a su conveniencia, la oposición ha comenzado el tránsito indeclinable a la desaparición, podrá en el futuro mantener focos de perturbación, y montar algunas actividades, pero jamás podrá volver a reunir suficientes electores como para representar una amenaza seria a las fuerzas revolucionarias.

La experiencia más cercana a la oposición venezolana, es el desastroso recuerdo de la llamada Alianza Nacional Opositora que en Nicaragua, logró arrebatarle el gobierno a los Sandinistas, y después naufragó víctima de su incapacidad política. La de aquí, después de caminar por la  cuerda floja de la violencia le pasó como al famoso trapecista cubano, inmortalizado en aquella canción de Alejandro Mustelier:  



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Luis Figuera


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