Socialismo de tú y yo

Guarimbeadas de la Clase Media

Los siguientes son casos reales, producto de la psicosis narcisista en que ha caído la clase (capa) media venezolana, situación digna de estudio por profesionales de la psicología y la sociología.

Un caso actual, en Mérida. En una urbanización de capa media, una señora participaba muy activamente en las protestas, dando apoyo logístico a las barricadas y guarimbas en su calle. Siempre está presta, ofreciendo un cafecito, una sopita a los muchachos. Al comienzo eran estudiantes, jóvenes de la urbanización, ella los conocía. Después se les unieron otros, los que trajeron los de las motos costosas, en condiciones normales no hubiera confiado en ellos, por su aspecto, parecen malandros, se dijo la señora, pero luchaban por la causa, por la patria y por sacar al tirano. Después de unos días, los muchachos de la urbanización se cansaron, quedaron los malandros, los motorizados les pagaban. Ella continuó ofreciendo el café y la sopita. Les fue tomando confianza, los invitó a usar el baño, a dormir un rato en una camita caliente, hasta que, zas, le quitaron el apartamento. A la señora no la dejaron entrar más, se tuvo que ir con unos familiares. Su apartamento es ahora centro de logística de la guarimba. La policía le dijo que no podía hacer nada por ella, porque ella les había dado entrada.

Otro caso, en Mérida también, los vecinos de un edificio apoyaban a las protestas, cocinando para ellos. En la recepción, todos los días, pegaban el menú del día, para que los muchachos escogieran su almuerzo. Ahora ya no están los muchachos, pero tienen que seguir cocinando para los malandros, que son los que permanecen en la guarimba. Dios los libre si un día no los alimentan. Y de paso, tienen que pagarles peaje, 100 Bs. para salir y 200 para entrar.

Un caso que recuerdo del 2002, en una urbanización del este de Caracas. En Asamblea, los atemorizados propietarios, cuya urbanización colinda con Petare decidieron prepararse para la guerra, se apertrecharían para disparar metras desde chinas automatizadas en las azoteas de los edificios. Un vecino objetó, las metras serían tomadas por la chusma y se las devolverían, era mejor disparar bolitas de hielo de las mismas dimensiones que las metras, que se desintegran una vez que cumplen su objetivo como proyectil. Se acordó entonces instalar una costosa y gran máquina dispensadora de bolitas de hielo en la azotea, se adquirió, se subió, se canceló con una cuota especial de condominio, pero había un problema, llevar el agua hasta allá. Así que instalaron tuberías por el ducto de los ascensores. Con la mala suerte que la presión fue mucha, el agua se derramó, hubo un gran corto circuito y se quedaron sin electricidad para los ascensores, ni iluminación en la áreas comunes, por un mes. Ja, ja, aunque usted no lo crea.

En otra urbanización caceroleaban todos los días a las 8:00 pm, y marchaban por toda la urbanización y trancaban el paso. En frente, los vecinos de un populoso barrio estaban molestos y fueron en gran comisión a parlamentar: Si siguen con la vaina esa de las marchas y las cacerolas, les tomamos la urbanización, nos apoderamos de sus apartamentos. Santa palabra, no hubo más marchas, ni cacerolas, ni nada.

En otra urbanización, de clase media, daba risa. Organizaron una casa abandonada para refugiar a niños y adultos mayores, en caso de invasión de una turba. Tenían códigos de colores según el grado de peligrosidad, y silbatos, guardias y patrullaje con perros. Una noche un perro, al que tenían nervioso, mordió a uno de los organizadores, éste le disparó, a quien el dueño del perro le cayó a golpes, el responsable de seguridad sonó el silbato rojo, todo el mundo salió corriendo a sus posiciones, hubo dos accidentes de tránsito dentro de la urbanización, los viejitos fueron llevados a la casa dispuesta para ellos, ¡pero no tenía electricidad!, la habían inspeccionado de día, y si no es por lo trágico, daría risa, digno de una película, ver a todo el mundo corriendo como locos.

Recuerdo que un grupo de chavistas cuando queríamos que nos dejaran tranquilos, nos poníamos nuestra franela de los Círculos Bolivarianos. Era como mostrarles la cruz a Drákula.

Una vez pasaba por mi calle y estaban tres vecinas a quienes conozco, como locas caceroleando, dándole a las ollas y al poste de luz frenéticamente, de verdad drenaban su arrechera, el rictus de su cara era dramático; de verdad parecía de película, unas locas de carretera, con caras de desespero, frenéticas, hoy cae Chávez, pensarían. Me dio risa, no pude contenerme, me las quedé viendo y les dije: De verdad que Chávez las tiene locas. Se quedaron calladas, bajaron la mirada, sumamente apenadas, quedaron inmóviles por unos minutos. Días después me dijeron que estaban muy ofendidas por lo que les dije.

En una reunión a la que fui, de clase media, en 1998, ya hablaban de Chávez con temor, ¡se decía cada barbaridad sobre Chávez! Un profesor universitario, con su traje y corbata, chaleco y todo, muy serio,  dijo, Si Chávez gana, tendremos que pasar a la clandestinidad. Me dije para mí: quisiera imaginarme a este tonto encorbatado en la clandestinidad, con su tarjeta de crédito y frecuentando sus acostumbrados restoranes, no dura dos días en la clandestinidad. Me acordé también de Sofía Imber que dijo que se iría de Venezuela si Chávez ganaba. Creo que nunca se fue.

Ay, clase media, tan temerosa que das risa. ¡Qué bien te describe Benedetti!



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Leopoldo Alberto Cook Antonorsi


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