La oposición venezolana perdió la brújula

Con la llegada del Comandante Chávez al poder en diciembre de 1998, la oposición venezolana comenzó a transitar un viacrucis y un camino de desaciertos que los ha conducido directamente a un barranco sin retorno.

De la dirigencia rancia y formada en los viejos cánones de la democracia occidental y en las corrientes demócrata cristiana y social demócrata, sólo quedaron caricaturas de líderes quienes no son ni la sombra de la vieja escuela de Haya de la Torre en el Perú, ni de la Eduardo Frei Montalva en Chile.

Nunca esta clase política en Venezuela, expresada en la primera desgastada y degradada casta de dirigentes de la democracia representativa (Cap- Caldera) se imaginó que un soldado nacido en Sabaneta de Barinas, vendría a aguarles la fiesta y a volver “polvo cósmico” sus más enconados sueños.

Su compadrazgo y arrastrado servilismo, no sólo a la burguesía parasitaria de nuestro país sino a la vinculada directamente con los intereses del Departamento de Estado de turno, les cavó su propia tumba.

Dando patadas de ahogado, surgieron de una metamorfosis política con la llegada del Comandante Chávez, algunos fantoches que poco a poco han ido consumiéndose en su propia salsa; por su torpeza y su rastrera manera de hacer política en Venezuela. Su conducta reincidente, su actuación en el escenario político y en el juego democrático ha sido con cartas marcadas y con reiterados intentos de golpe de Estado, aupados por la oligarquía criolla y el establishment norteamericano (burguesía militar de los halcones y capital transnacional).

En definitiva, los intentos probados por derrumbar el proceso de la Revolución Bolivariana se han encontrado con un muro de contención sólido y a toda prueba, como consecuencia de sus reiterados errores y su testaruda actuación que raya en lo ridículo.

Los más afinados y ensayados métodos golpistas aplicados por el imperio norteamericano en el mundo, para tumbar gobiernos, han sido utilizados en Venezuela desde la llegada del “Comandante Supremo” a Miraflores.

La decadente dirigencia opositora, encabezada por los tres rasputines de los cascarones de AD y Copei (Antonio Ledezma, Ramón Guillermo Aveledo y Ramos Allup trás las cortinas) sólo da pena ajena. Sin sumar el bodrio y aborto político que representan los hijos de la nueva casta de la burguesía de orilla venezolana, como los patiquines de Primero Justicia, Alianza al Bravo Pueblo, Nuevo Tiempo y Voluntad Popular.

Las caras visibles de la oposición venezolana y en las cuales han invertido, sin retorno alguno un caudal inmenso de dólares, la mafia de banqueros prófugos y los “gusanos” cubanos de Miami; se han ido estrellando contra la voluntad del pueblo venezolano, ahora expresada en la bandera de la paz que enarbola el heredero de Chávez, el Presidente Nicolás Maduro.

El trio del mal, engendrado en un laboratorio de “focus group” de los Estados Unidos (Mary Cory, Enrique Capriles y Leopoldo López) han puesto la cómica. Para los hacedores de política rastrera, asesorados por el consultor J.J. Rendón desde Colombia con la venia de otro intruso en el escenario político venezolano, Álvaro Uribe Vélez , han fracasado.

Lo cierto es que a estas alturas del partido, luego de haber ensayado la más sofisticada “guarimba globalizada” en Venezuela, con métodos no propios de la lucha política en nuestro país, la oposición tomó los atajos más siniestros y jamás imaginados en la lucha por el poder en Venezuela. Ya no se trata de una lucha ideológica y política.

Se trata de la ejecución de un plan macabro y mafioso que supera todos los pronósticos, con resultados que muestran, lamentablemente, unos 30 muertos gracias a métodos diversos de violencia, pero que afortunadamente ya empiezan a sucumbir por el rechazo del pueblo a su alta dosis de violencia y de cinismo que lo caracteriza; lo cual ha afectado, hasta los mismos sectores de clase media alta de la oposición, quienes no comparten el proyecto de la Revolución Bolivariana.

Así como la Mary Cory se suicidó en primavera, inspirada en la filosofía de "Chancumbele"; el mata gatos de Chacao, Leopoldo López se buscó la cárcel, ante la amenaza de sus propios promotores; Enrique Capriles y Antonio Ledezma ponen las barbas en remojo.

Por su parte, el Rasputín más activo de la política venezolana, de los nuevos tiempos, Ramón Guillermo Aveledo busca la brújula perdida de una oposición venida a menos y que no da pie con bola; porque precisamente escogió el camino de la violencia de comprobados fracasos en el mundo, y más aún en el escenario de un pueblo, como el bravo pueblo venezolano, que siempre ha querido y amado la paz, desde los tiempos de su luchas por la independencia.

¡Unidad, lucha, batalla y victoria!


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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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