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Gracias a la unión cívico-militar pudimos dar al traste con la dictadura. Venezuela, está de fiesta. América Latina y el Caribe, están de fiesta. Las calles están abarrotadas de personas, dándole vivas al nuevo gobierno venezolano. El mundo celebra la caída de esta feroz y criminal dictadura. Los pueblos de africanos, asiáticos, árabes, y los europeos, brincan en una sola pata. Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos, llora. ¿Por qué llora el Departamento de Estado? Por una sencilla razón: cayó la dictadura de un grupete, financiado por ese organismo estadounidense, que pretendió incendiar, desestabilizar y derrocar al gobierno legítimamente constituido, y que lidera Nicolás Maduro Moros.
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El gobierno estadounidense perdió ese dineral. Él financió el entrenamiento en Colombia de los mercenarios, desquiciados, psicópatas y apátridas, quienes se esparcieron, estratégicamente, en unos pocos municipios gobernados por Voluntad Popular y Primero Justicia. Fueron dos meses de dictadura de estos disociados, y, como es lógico, financió también la acción vandálica. Pagó mucho dinero a los mercenarios. Pero les llegó su fin, sin que hayan alcanzado ni uno solo de los objetivos que se plantearon. En gringolandia se quedaron con los crespos hechos. Esta fase fue derrotada con inteligencia por parte del gobierno revolucionario. Poco a poco se fue reduciendo la candela, pasó por candelita, hasta que llegó una brisa y la apagó totalmente.
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La dictadura dejó un rastro lamentable. Más de 39 personas asesinas. Más de cinco mil árboles talados, quema y destrucción de cuanto se les atravesó. Incluyendo la crueldad de quemar perros y gatos. Una muestra de que estos vándalos tenían al diablo metido en la cabeza. Sólo Satanás es capaz de atentar contra su Patria, de esa manera. ¿Quiénes ganaron y quienes perdieron? Ganó la unión cívico-militar. Es decir, el pueblo chavista. Perdió el imperio, en primer lugar. Luego, perdió Henrique Capriles. Este no levantará cabeza más nunca. Perdió Leopoldo López, quien terminó enchirolado. Perdió María Machado, quien fue despojada de su inmunidad parlamentaria, y tendrá que enfrentar otros problemitas. Perdió la MUD. Ahora están más debilitados. Perdieron fuerza.
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En fin, todo tiene su final. El imperio calculó mal. Y la oposición más radical y violenta, se equivocó de banda a banda. Ahora el liderazgo de Nicolás Maduro, resultó fortalecido, ante la desbanda que de la MU y sus adláteres. Lo que viene es bueno. Pero hay que mantenerse alerta. Las fuerzas revolucionarias no se pueden dormir en los laureles. El imperio no se dará por vencido. Es posible que haya una fase superior por ejecutar. Por lo tanto ojo visor. Mantener los ojos bien abiertos y los oídos parados. Accionar la inteligencia popular. Y recordar que candelita que se prenda, candelita que se apaga. Por mucho que cueste, al final vendrán vientos a nuestro favor. Dios está con la revolución. ¡Volveré!
¡Viva la Paz! ¡Muera el odio! ¡Viva el amor!