Aunque me hubiese propuesto no hacerlo, resultaba un tanto difícil no aludir al encuentro que en cadena nacional de radio y televisión sostuvieron el pasado jueves 10 de abril el Gobierno y algunos sectores de la oposición.
Destacamos claramente a solo algunos sectores de la oposición porque, como lo constató todo el país, no estuvieron todos los involucrados y no precisamente porque no hayan sido invitados. Si su ausencia obedeció a alguna escondida agenda propia, la historia hábil y sabiamente en su momento sabrá cobrarles esa inconsecuencia no solo contra la nación, sino incluso hacia ellos mismos.
A mi modo de ver fue altamente positiva esta reunión. La presencia de tres cancilleres de Unasur y del nuncio apostólico del Vaticano, Aldo Giordano, le confirió un carácter indudablemente de suprema importancia. Más allá de algunas ironías y desaciertos de parte del sector contrarrevolucionario, es útil no desencajar de la memoria algunas frases lanzadas desde el costado derecho de la mesa.
Algún día, podrían explicar por qué el diálogo funcionó o no. Ramón Guillermo Aveledo: Vamos a hablar de la libertad, la libertad para nuestros compañeros y para todos los presos políticos, y sobre el regreso de los desterrados por motivos políticos, vamos a hablar de Simonovis y de los agentes presos, vamos a hablar de Leopoldo, de Enzo y de Daniel. Andrés Velásquez:
Quiero expresar mis más profundas reservas del resultado de estos diálogos. Henry Ramos Allup: Aquí no hay ninguna unión cívico-militar y este proceso se salva si el jefe del Estado resuelve, si el jefe del Estado no resuelve este proceso murió al nacer.
Julio Borges: Imagínense ustedes, trayendo pollos de Jamaica, eso para mí es una vergüenza Juan José Molina: Y como lo dijo el Presidente Chávez, una revolución armada nos hace dudar entonces de que ustedes quieran aplicar una Ley de Desarme. Henri Falcón: O dialogamos o nos matamos.
¡Chávez vivela lucha sigue.
