Comparto la idea de que la Iglesia Católica fue el medio –defensor del status quo– más poderoso de la historia de la humanidad, hasta la llegada del televisor.
El cristianismo fue perseguido por el imperio Romano, luego se convirtió en una aliada de este, y se trasformó primero en una organización religiosa y posteriormente en una poderosa corporación: la Iglesia Católica Romana.
La Iglesia Católica (siempre aliada al poder) se esparció por el mundo, se apropió de la “verdad única” e indiscutible; y por asociación, también se hizo del conocimiento y la información.
La religión católica impuso a sangre y fuego el pensamiento hegemónico: dios–jerarquía–poder; pobreza–aceptación–fe; pecado–infierno–cielo; resignación–sumisión–salvación, etc.
Un invento aparece en el horizonte: la imprenta de Gutenberg; la biblia se convirtió en su primer libro y se masificaron en consecuencia los libros y los periódicos, ampliándose las fuentes de información.
Sin pararnos en la conexión del caballo y el ferrocarril en las comunicaciones y la información, nuevos inventos revolucionan los medios: el telégrafo, el teléfono, la fotografía, el cine, la radio, la televisión, cable, satélite, el teléfono celular e internet.
Un nuevo fenómeno surge en los albores del siglo XXI: Las redes sociales (Twitter).
Un modelo económico explotador con los mismos principios del catolicismo, se asume como religión, con un nuevo dios, el mercado, y se llama capitalismo.
El capitalismo, el imperialismo y el poder económico controlan los medios (incluyendo la Iglesia católica) y es la televisión el opio.
Nota: artículo publicado en el diario Correo del Orinoco número CO-1.654 - Viernes 24 de Abril de 2014