La peor tragedia que le ha ocurrido a la mal llamada Mesa de la Unidad democrática (MUD), no es que viva en las nubes sino que no hay quien la baje de allá. Ante los ladridos de auxilio de sus canes guarimberos, los grupos opositores miraron confundidos hacia la oscuridad y con un folklorismo de cuarto menguante nombraron bajo una estricta ceremonia de caras largas, miradas, gestos y palabras mudas, a un fantasma guardián, detectado por el radar de la derecha para que los ayudara a recuperar la luz, el sentido de la realidad y el contacto con el pueblo. De inmediato el fantasma “alias” el Chuo, venido de las calles realengas y como prueba de lo mucho que los quiere, les prometió el cielo, las estrellas, nubes redondas y lanudas para que continuaran su paseo cósmico rumbo al agujero negro de las tinieblas.
Así, a la deriva de las nubes románticas y del padecimiento eterno, los grupos opositores van marcando las coordenadas de su propias derrotas, muy creativas por cierto, porque no aceptan resultados de elecciones y también van dejando una estela de silencio sideral ante los crímenes cometidos por sus huestes de guarimberos violentos, terroristas y paramilitares. Sin remordimiento de ningún tipo de simetría siguen tranquilos en su nube blanquisima, palpitando de placer ante el quiebre de la espina dorsal de la vida.
Con sus pantuflas prófugas van caminando de nube en nube, encajando las piezas de la maldad en sus corazones desalmados. Su pasado y su presente es de pecado y de rencor, de apariencias y camuflajes, siempre saltando en el vacío. Eso es cosa de locos. Cierto, a la MUD se le ha desencadenado el mal de las histerias y con excesiva insistencia amenazan con degollar a la democracia revolucionaria. Así, hermanados en el agujero de la guarimba, se niegan a a recapacitar y cuando ya se decidan a abrir los ojos, el sol ya irá por la mitad del cielo.
Como un burócrata espacial y con un tono de ministro sin cartera, el fantasma advirtió que no cuestionaria la guarimba, porque con esa práctica perversa “se lograron muchas cosas”, con o sin la bendición de nadie. En una especie de orgasmo cósmico, los de la MUD disfrutan cada muerto, cada dolor de la familia venezolana y cada llanto de los niños y niñas. No te tragues las palabras, le dijeron al fastasma chuo, porque te puedes atorar. De allí que habló y dijo lo que le dijeron que dijera en medio de una triste agonía, mientras el resto de los fantasmas de la MUD lo miraban desde los huesos del dolor. Las llaves de la destrucción les fueron entregadas en un manojo de odio y se produjo un abrupto silencio, con intensidad pero sin trascendencia. Cuidedenlo mucho, porque un líder así no surge en la vida cada mil años.
Obligado a un inútil trabajo en la MUD, el fantasma del radar sonríe tipo Carmona Estanga cuando asesinaban a la democracia aquel 13 de abril de 2002. Son como una fuente de inspiración de la mediocridad y van dejando trozos de la política sucia y terrorista. Ese clima de entusiasmo cautiva a los de mente fascista, quienes se sienten superiores a resto de los venezolanos. Dejemos que sigan allí en las nubes y cuando caigan, ellos mismos cantaran en coro “me caí de una nube que andaba a 20.000 mil metros de altura y esa fue nuestra mejor aventura”, laralaralaara.