La tecla fértil

Devaluación, la otra guerra económica

El estadista americano Thomas Jefferson, manifestó en una oportunidad: “El precio de la libertad, es la eterna vigilancia”. El plan persiguió la destrucción total de toda la cadena de producción de química de guerra y estudios de genética heredada de la época soviética, de acuerdo con el calendario previamente aprobado. Recientemente, Barack Obama aseguró que el uso de armas químicas y biológicas, forzaría la intervención militar en los países que las posean, aunque ellos generen una industria vital para el control de la población civil.

El principal reto que presenta es la destrucción de este tipo de armamento son los de seguridad y el cuidado medioambiental, debido a la alta peligrosidad de las sustancias que, en algunos casos, pueden no haber sido conservadas debidamente. Sea como fuere, todas las fuentes atribuyen a estas míticas sustancias, tanto las estadounidenses como las soviéticas, dos características muy peligrosas: primero, una toxicidad extremadamente alta que provoca secuelas incurables en las víctimas y segundo, lo más importante, una muy simple técnica de fabricación a partir de los precursores de fácil acceso y de uso común en la industria química civil.

El concepto “guerra fría”, designa esencialmente la larga y abierta rivalidad que enfrentó a EE.UU. y la Unión Soviética y sus respectivos aliados tras la segunda guerra mundial. Este conflicto fue la clave de las relaciones internacionales mundiales durante casi medio siglo y se libró en los frentes político, económico y propagandístico, pero solo de forma muy limitada en el frente militar. El motivo de que la “guerra fría” no se convirtiera en “caliente” fue la aparición del arma nuclear.

Antes de la bomba, la guerra era, como la continuación de la política por otros medios, tras Hiroshima, la confrontación directa entre las potencias llevaba a la catástrofe general.
Los crecientes arsenales nucleares que las superpotencias fueron acumulando impidieron una guerra directa que nadie hubiera ganado, sin embargo, EE.UU. y la URSS y sus aliados utilizaron la intimidación, la propaganda, la subversión, la guerra local mediante aliados interpuestos. Iniciada de forma clara y definitiva en 1947, tras un rápido proceso de deterioro en las relaciones de los antiguos aliados, la guerra fría alcanzó su cenit en 1948 a 1953.
Tras diversos períodos de distensión y enfrentamiento, la llegada de Gorbachov al poder en la URSS desencadenó un proceso que culminaría con la desintegración de dicha nación en 1991. Debe mencionarse también que desde la antigüedad se usaron materiales biológicos en la guerra, ya que persas y romanos buscaban contaminar fuentes de agua con animales muertos. Más cerca en el tiempo, fueron las grandes potencias las que las usaron. En las guerras entre Inglaterra y Francia, en el territorio de los actuales EEUU, los ingleses regalaban mantas contaminadas por enfermos de viruela para diezmar a las tribus aborígenes aliadas al adversario; método que también, se afirma, usaron los españoles en la conquista de América.

Sin embargo, el empleo de agentes biológicos como arma no es un concepto nuevo. La historia de su uso ofrece numerosos ejemplos de su utilización aún antes del desarrollo de la microbiología. Existen evidencias que sugieren que civilizaciones como las de los persas y romanos contaminaban el agua potable de pozos y acueductos de sus enemigos arrojando en ellos animales muertos. Durante el siglo XIV en el sitio de Kaffa (ahora Feodossia) en Ucrania, las fuerzas tártaras sitiaron la ciudad y obligaron a rendirse a sus habitantes infectándolos intencionalmente con Yersinia pestis al lanzar con catapultas por sobre las murallas de la ciudad los cuerpos sin vida de sus propios soldados muertos por plaga.

Ahora, pasamos de la guerra biotecnológica a la económica, podemos llamarla tramas políticas que puede conllevar a un país a un conjunto de devaluaciones seguidas, es una acción cruel, donde se le quiere hacer responsable al Estado, aunque las exposiciones presentadas y los discursos dados reflejan un conjunto de anomalías en la entrega de divisas y la conformación de los dirigentes que administran al mismo ejecutivo como tal, al presidente le imputan todo, pero, su juego es difícil porque permitió la impunidad en su propio seno.

Son argumentos válidos, la economía ha sido sopesada en nuestro caso- Venezuela- y la postura de los aforados, es verse la cara. Carecen de conocimiento sobre lo que sucede porque han sido escogidos a dedos y no han estado en el sistema financiero de una manera permanente. No hay el control necesario para abastecer de alimentos las pulperías y boticas dé cada comunidad, todos van a adquirir alimentos y productos farmacéuticos en las grandes cadenas de venta. Es un hecho sin precedente en la República.

El mediatismo abre su cauce para actuar y cumplir con el programa propuesto, no importando la inversión y financiamiento dado. Vamos a la novena devaluación,(9) nadie respeto la complejidad de lo que sucedía y pasa en nuestra patria, la economía informal se llevó todos los productos de los anaqueles para estafar a sus compañeros de clase, un caso grotesco y que huele a mal.

Es otra guerra, ya no de virus, es al corazón de Venezuela, un grupo de políticos y empresarios de maletín se lo llevaron todo, ahora la decisión es del pueblo.


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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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