Venezuela es un país sin culpables. Aquí nunca nadie hizo nada. Ni Carmona Estanga ni los que lo aplaudían tenían nada que ver con el golpe de Estado... pasaban por allí y se metieron en Miraflores y como todo el mundo aplaudía y todo el mundo firmaba y «yo no sabía qué era eso...», qué quiere usted que le diga.
Guaicaipuro Lamela pasaba casualmente por Chuao cuando vio una multitud congregada frente al Cubo de Cristal y, como no tenía nada que hacer, no se le ocurrió sino incitarlos a todos a ir en masa a Miraflores y derrocar al gobierno legítimo. No era su intención a las 9:00 am... pero a las 10:15 pasaba por allí y pensó: «no tengo nada que hacer hasta la hora de la cena», así que como quien no quiere la cosa... Por supuesto, Guaicaipuro no sabe nada de nada, los culpables son Chávez y sus generales (sic).
A veces hasta nos lo creemos. La mirada cándida de María Corina... la inocencia «angélica» de Leopoldo López, dos que nunca hicieron nada a pesar de incitar a la rebelión (en una democracia) y firmar decretos dictatoriales. Otro que pasaba por allí (por la embajada de Cuba) era Capriles. Él tampoco hizo nada, sino que trató de «colaborar» al ver una masa enfurecida (con razón pensaría él) que trataba de linchar a todos los que estaban (y no estaban) dentro de la embajada cubana.
La lista de los «yo no sé de lo que tú me estás hablando, chico» no podría estar completa sin el «trío de oro» de Carlos Fernández de Fedecámaras, Carlos Ortega de la CTV y Juan Fernández, que todavía no saben por qué son perseguidos después de la «huelga» que pedía la renuncia del presidente electo... y la imposibilidad de volverse a presentar.
Ahora Ledezma, que no sabe por qué está detenido, se acuerda de todos aquellos que le precedieron en el cargo del «yo no sé nada», aderezado con lemas a favor de la libertad... perdón... de la amnesia. Tal vez ahorita Peña, desde Miami, se esté acordando de algo.
