Hace ya más de cinco años yo escribí en uno de mis análisis publicados, que “los escuálidos no cesan en sus deseos compulsivos de distorsionar los hechos y como eternos peregrinos de la maldad y el odio pervierten la verdad e interpretan de manera errónea los destinos y designios de la patria”. Esa conducta psicopatológica de la oposición no ha cambiado para nada sino que más bien se ha agravado y ya hace buen rato cruzó las fronteras de la podredumbre. Así, con esa carga cromosómica y como auténticos escombros errantes del tiempo han llenado de mugre el verdadero sentido de la vida y la lucha política, de la convivencia democrática y el compromiso con la patria. Hoy han seguido el camino de Judas y se venden nada más y nada menos que al sanguinario imperio norteamericano, que quiere ver corre la sangre de los venezolanos, hijos e hijas de Bolívar y Chávez.
Al igual que Judas, la oposición venezolana es traicionera de naturaleza cósmica, siendo la ceguera y la obstinación rasgos definitorios que la identifican y que la llevan a cometer los actos de mayor torpeza política y humana; porque esto de la traición a la patria, no es un problema epistemológico ni metafísico, ni tampoco es culpa de la ley de la gravedad, ni mucho menos una novedosa práctica extra-política. No, traición es traición, escríbase como se escriba, y traidor es traidor, vístase como se vista. De allí que hay que decirlo con letras mayúsculas y a todo pulmón: LA OPOSICION VENEZOLANA ES TRAIDORA Y EN TAL SENTIDO DEBE SER EXECRADA. Precisamente, momentos cuando está en juego la vida de la República, la supervivencia de la estructura del Estado, la independencia y soberanía de nuestra nación, esos miserables escuálidos, dirigidos por Primero Justicia, Voluntad Popular y todos esos judas traicioneros agrupados en la cofradía de la MUD, no quieren firmar y guardan un profundo silencio ante el grave hecho y la posibilidad cierta que seamos invadidos, masacrados, torturados y aniquilados como pueblo.
A medida que nos acercamos al epicentro de la gravedad y posibilidad cierta de la invasión por parte del imperio agresor, habría que preguntarles a los partidarios de los grupos opositores qué piensan ellos de esa masacre anunciada y además, que piensan ellos de sus políticos dirigentes fascistas, fariseos y judas traidores, que asumen una actitud contraria al deber patrio. Se sabe públicamente, o al menos se tienen buenas razones para que creer que los opositores, más que escuálidos, son unos grandísimos traidores a la patria. Porque eso de apoyar y auspiciar la invasión a nuestro suelo, es el peor y más vil acto de cobardía que pueda cometer un ciudadano contra su pueblo. Que sean opositores, es lo normal en la vida y la lucha política y así lo demanda la pluralidad democrática de nuestra sociedad; que sean escuálidos, es una características propia de ustedes, y esos no trasnocha a nadie; pero que sean traidores, renegados, ingratos contra su propia patria, conspiradores y asesinos de la propia soberanía de nuestra madre; es como para reflexionar profundamente y preguntarse; de dónde carajo salieron esos demonios opositores, esos Judas, que venden la patria por treinta monedas. ¿Será acaso que el espíritu de Caín está de vuela, invitado para la cena de la MUD, donde se reúne todo el linaje y descendientes de Judas, Brutus, Pétain y la Malinche, como se llamó la mujer que ayudó al sanguinario Hernán Cortés a aniquilar el imperio azteca. Por cierto, por aquí hay una criolla que quiere emular los pasos de la Malinche y de Judas.