Juana Casterola, Columba Matiguán y Yamile Yamilé, adecas irracionales y testarudas de nacimiento, se despertaron con la luz de la luna y casi en cortejo fúnebre partieron rumbo a la casa de Genoveva Estupiñan a esperar que aclarara el día para ir a votar en las primarias que había acordado la autollamada y detestable Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Parecían fantasmas que caminaban rumbo a la orgía grotesca, donde los herederos de la Cuarta República iban a depositar su voto, tal vez comprado con el dinero sobrante de la guarimba, del narcotráfico, del paramilitarismo o los que casi siempre enviaba el imperio asesino, ese que desprecia la vida humana y la libertad de los pueblos. Todos se miraban unos a otros y el silencio profuso se reflejaba en la mirada triste de los votantes.
Como era de esperarse, Juana Casterola, la bruja del partido y ahora contratada por la MUD, fumaba su tabaco y tras cada bocanada el humo se esparcía por los aires y ella en estado de éxtasis, exclamaba: ¡Tranquilos, el gato no se lo robaron, el gato lo envenenaron! Mira piazo e’ bruja, era un gato de carro, le increpó Alberto Guanare. Además de eso, –le recordó- no estamos hablando de ese caso cuando se perdió el gato del carro del partido, sino que queremos que nos hables de estas elecciones primarias y si esto nos conectará con el 2019, e incluso si el menjurje puede funcionar antes. Un momento, dice Juana Casterola, pásenme otro tabaco y un trago de ron marca RY. Lanza una nueva bocanada de humo y repite: ¡tranquilos, veo mucho dinero, mucha guarimba, mucha derrota y mucho fascismo hacia el futuro! Todos se quedaron como estupefactos ante los vaticinios de Juana Casterola.
Sin pararle a los malos augurios de la bruja, comenzó el desfile del pago para que fueran a votar por los candidatos tarifados, cuya cuota quedó establecida en ciento cincuenta mil bolívares. A los votantes solo les pagaron entre mil y dos mil bolívares, dependiendo de cuál partido pagaba más. Los que mejor pagaban eran los de Voluntad Popular y Primero Justicia, quienes son en realidad los que reciben en constante y sonante los dólares que envía el imperio asesino.
La mañana fue avanzando y con ello la casa de la MUD se fue llenando de más comensales. Aunque eran pocos los invitados a la mesa, muchos iban a ver si quedaba por allí una que otra migaja. Comentarios iban y comentarios venían; algunos exagerados y otros sumidos en la más profunda tristeza. Por allá en un rincón, un adeco le decía a un copeyano: cómo es posible que yo participé en las guarimbas, coloqué barricadas, ayudé a ubicar las guayas, incendie uno que otro carro del gobierno, lancé bombas incendiarias contra edificios gubernamentales, inclusive tuve que "bachaquear", pero no me aceptaron en las primarias, porque sólo reuní ciento cuarenta y cinco mil y los hijos de madre de Primero Justicia y Voluntad Popular no me quisieron prestar el resto. Así es la cosa compañero, le respondió el copeyano, quien para terminarlo de hundir en su nostalgia partidista le dijo: y lo peor de todo compañero, es que muchos de esos postulados por esos partidos fascistas son unos vagos, porque nunca han trabajado y ahora resulta que son candidatos, tienen publicidad y hasta viajan en avión. De verdad, vaya usted a saber de dónde sacaron ese dinero. ¿Y cuántos votarían? Eso es triste compañero, nunca se sabrá cuánta minoría somos, pero eso sí, guarimberos y fascistas siempre.