Ya en una oportunidad –entre el 15 y el 19 de abril de 2013- alguien dio la orden de "descargar" todo su odio contra los hombres, mujeres, niños y abuelos del país. Fue así como alegremente se acabó con la vida 11 personas, quienes fueron víctimas de esos asesinatos inducidos; todos ejecutados de manera cobarde y cruel por los desquiciados seguidores del personaje de marras que estimuló esa masacre. Lamentablemente, ese triste y despreciable ciudadano anda libre por esas calles, donde todavía brota la sangre de los seres humanos caídos por la santa voluntad de un ser malvado. Igualmente, el año pasado las bajas pasiones afloraron por los poros de la piel marchita y otra vez se hizo el llamado de los desquiciados para subvertir el orden en una supuesta "salida", con tristes consecuencias para la sociedad, donde fueron 42 los que murieron, producto de los actos terroristas perpetrados por las mentes desquiciadas.
Vemos claramente, que estamos en presencia de mentes asesinas y crueles, que no les importa para nada la vida de nadie y a sangre y fuego quieren llegar al poder; así sea derramando la sangre de nuestros hermanos y nuestras hermanas, de nuestros niños, de las mujeres, de nuestros padres y abuelos. Sin ningún tipo de sentimiento agreden a la familia venezolana, incendian vehículos oficiales y particulares, secuestran a la gente en sus propios hogares, le prenden candela a universidades y a edificios gubernamentales. Poco a poco los desquiciados fueron abriendo un boquete en el alma de sus seguidores, quienes pronto empezaron a padecer el "Síndrome de Estocolmo Gocho", y a ojos cerrados apoyan a los violentos, que manifiestan conductas retorcidas muy alejadas de la buena moral.
Y no es la primera vez que se manifiesta esa conducta criminal en esa secta satánica y fascista de la derecha. Recordemos que en el año 2002, esas mentes retorcidas de odio, contrataron a francotiradores para asesinar a sangre fría a más de un centenar de hombres y mujeres, muchos seguidores de su funesta doctrina guarimbera y fascistoide. A través de las cámaras de televisión vimos como caían muchas madres, con sendos tiros en la cabeza; hombres que morían, asesinados por sus propios compañeros de ideología derechista. Simple y llanamente fueron asesinados por la voluntad de otros, que ven la política como un medio para acabar con la vida de las personas y causar el mayor daño posible.
Ahora, tras las rejas, el pran o mejor dicho, el dúo de pranes asesinos planifican y montan desde la cárcel otra escalada de violencia para atentar contra la tranquilidad de todos los que vivimos en este país. Y de inmediato, sus seguidores enfermos y desquiciados, no dudan en acatar ese llamado funesto, dispuestos a meter miedo a una sociedad y volver a derramar la sangre inocente de muchas personas. Hasta el momento una que otra basura quemada y alcantarillas quitadas, pero no hay nada que lamentar y la vida camina viva por las calles de la ciudad, porque la mayoría del pueblo lo que quiere es vivir en santa paz.
De verdad, el dúo de pranes miserables de la derecha fascista debe ser juzgado y tienen que pagar por sus crímenes. No puede ser que por los caprichos de uno o de dos pranes, el país desarrolle un espiral de violencia irracional. El gobierno y el Estado deben activar todos los mecanismos de defensa para desmontar cualquier plan de desestabilización y los violentos deben ser reducidos y sometidos por las leyes de la patria. Ya basta de tanta impunidad, ya basta de tanta indulgencia con los guarimberos y fascistas de la derecha. Se acepta la lucha política, pero bajo ninguna circunstancia se debe aceptar el terrorismo y el chantaje. Los pranes deben quedarse allí, tras las rejas, ser juzgados y condenados para que paguen por sus delitos. Así se corten los pelos y por mas patadas que den a los barrotes fríos de su celda, el fascismo debe ser derrotado y enterrado.