Los grandes logros de la China se conocen a través de las diversas dinastías que gobernaron esa extensa región asiática. Cualquier chinólogo (estudioso de la China) tiene conocimiento de expresiones tales como Shang, Zhou (Chou), Quin, Ham, Chin…entre otras, los cuales corresponden a los nombres de diversas dinastías que dirigieron hace milenios a un país feudal ubicado en el levante. Indudablemente, durante tales períodos sus gobernantes no solo se enriquecieron, también le transfirieron a la humanidad diversos inventos y obras que actualmente prestan indiscutibles beneficios, tales como: el papel (dinastía Han), la imprenta (dinastía Yuan y Ming), la pólvora (proviene de cinco dinastía), la muralla China (dinastías Quin, Ham, Xin, Ming…), el ejército de terracota (dinastía Quin), la brújula, sin dejar de lado los espaguetis, el pato laqueado, el papel higiénico, la sombrilla entre tantas de las innovaciones que le debemos a los orientales (los de China, no a los margariteños ni a los cumaneses).
Recientemente, en tiempos de guerra económica, de colas, de corrupción de la FIFA y como siempre, de invasiones gringas, escuché por la radio algo sobre los wones. De inmediato pensé en alguna dinastía China denominada Won, hasta los momentos desconocida por mí. Como buen doctor en ignorancia, quien desconoce mucho más de lo que se, me dispuse a buscar en mi vieja Enciclopedia Británica a una estirpe con tal nombradía, lastimosamente no la encontré. Tampoco mi tía Wiky me pudo dar información sobre la supuesta progenie que dirigió los destinos del milenario país y nada sobre alguna obra o invento legado por la dinastía Won.
Mi interés por la dinastía Won continuó. Como estamos en la era de las buenas relaciones Chino-Venezuela, pensé que entre los asiáticos recién llegados al país se debió colar algún ingeniero, industrial, científico, experto en telecomunicaciones o un especialista en algo y que tanta ayuda está prestando a nuestro país. Busqué e indagué hasta el cansancio y todo fue en vano. Definitivamente la dinastía Won no pertenece a la China moderna del presidente Xi Jinping.
Cuando mi pensadora ya estaba agotada de tanto buscar me llegaron a mis manos uno vetusto documentos de la época colonial, del período de Carlos IV, donde se hace referencia a la estirpe de los Won. Tal linaje está enlazado a encumbradas familias, que en el futuro se convertirían en los amos del Valle (de Caracas, no de la Pascua). Entre los apellidos que aparecen en añejo pergamino son: Machado, Capriles y López Mendoza.
Una vez que me percaté del éxito de mi investigación seguí averiguando sobre los wones venezolanos y me sorprendí de los resultados obtenidos en mi pesquisa. Veamos:
Los wones venezolanos son herederos de la oligarquía parásita de Venezuela vinculados (recibiendo beneficios) de los gobiernos de Páez, Guzmán Blanco, Gómez, López Contreras, Pérez Jiménez, Rómulo Betancourt , chuparon petrodólares durante todos los gobiernos de la cuarta república y los enviaron a bancos extranjeros.
A la nueva generación de wones venezolanos no se les conoce ninguna participación estudiantil en universidades venezolanas, mucho menos alguna intervención en los sindicatos obreros en el logro de reivindicaciones sociales, así mismo, se desconoce sus luchas al lado de las clases populares en la búsqueda de calidad de vida. Se comenta que su incorporación en la política venezolana fue consecuencia del aburrimiento de los herederos mariposones (según R. Allup) y por presiones familiares. Algunos chismosos profesionales afirman que dichas castas aportaron a los viejos políticos inmensas fortunas, con la finalidad que dicha dinastía alcance el poder a través de los noveles descendientes.
La novata generación de wones exhiben en su currículo sus estudios en prestigiosa universidades extrajeras, pero por ninguna parte muestran constancia de trabajo en alguna empresa y mucho menos su afiliación al Seguro Social.
Los wones son unos validos (favoritos) del emperador Obama de EEUU y frecuenta la corte de los Borbones españoles. Con asiduidad se les ve por esas cortes haciendo lobby (jalando bolas) para obtener financiamiento para realizar actos conspirativos contra la República Bolivariana de Venezuela.
Parece ser que, consecuencia de sus estudios en prestigiosas universidades extrajeras, con el tiempo se les olvidó la lengua de Cervantes. Esto se evidenció en un audio que escuché recientemente donde constaté, en una conversación, el escaso vocabulario que poseen dos dignos representantes de la dinastía Won. Los mismos maldicientes profesionales aseguran que los no tan jóvenes no aprendieron bien el castellano y se les olvidó el inglés. Los verdaderos MUDos.
Los bisoños wones venezolanos, lo son por nacimiento y no por sentimiento, son neoliberales y están al servicio de las empresas transnacionales. Es por eso que están encadenados al imperio de EEUU, a la monarquía española, a los empresarios corruptos de Panamá y a la oligarquía paramilitar colombiana.
La juventud de los noveles wones fue muy díscola, algo turbulenta y por eso no les preocuparon ni por la política, mucho menos por la filosofía y la historia era algo aburrida que no merecía dedicarle tiempo.
A los inexpertos wones venezolanos no se les conoce ningún trabajo ni intelectual ni artesanal. No tienen ninguna obra escrita; nunca opinaron sobre las atrocidades cometidas contra los estudiantes y trabajadores durante la cuarta república; no participaron en las luchas sociales de ningún tipo; se desconoce alguna trayectoria política y tampoco crearon empresas (sólo sus ascendientes). Lo que caracteriza a la nueva estirpe es su intervención directa en las conspiraciones, en las aciagas guarimbas, sus vínculos en actos terroristas, sus sempiternas derrotas electorales, su hipocresía, sus mentiras y los continuos denuestos contra el pueblo venezolano.
Los principiantes en la política, no juegan golf, ni té canasta, tampoco acuden a los casinos de las islas caribeñas a jugar ruleta y blackyack, tal como los wones que los procrearon. La nueva juventud wonista se levantó jugando chapita. Las mismas chapas de cerveza que le proporcionaba Lorenzo, el dueño de la empresa.
Los modernos wones está dividido en dos castas: los que juegan chapita y los mariquitas que le llevaban una manzana a la maestra, le facilitaban el borrador y la tiza antes que los solicitara. Es decir los verdaderos jalabolas.
Contrariamente a las milenarias dinastías chinas que si le legaron a la humanidad obras e inventos, los antiguos wones venezolanos y los actuales, lo único que le han transmitido al país es miseria, desolación, traiciones, entregas de nuestros recursos a los países imperiales. Por fortuna, tenemos una nación cuyos habitantes luchan con denuedo para logar superar los escollos y convertirse en un país donde se pueda vivir del trabajo de todos y en la paz de los vivos y no, en la paz de los difuntos.