La malograda presidencia de Leopoldo López

El día que Leopoldo López se entregó a las autoridades judiciales tuvo una oportunidad de oro para sus planes presidenciales: pudo haber asumido la responsabilidad de sus criminales acciones con todo lo que ello implicaba y habría creado un liderazgo creíble al menos para la obtusa oposición venezolana. Pero no, prevalecieron sus instintos cobardes y viscerales. Parece que en Harvard no le enseñaron a ser responsable y consecuente con su discurso y sus actos. Y lo peor es que después de tanta alharaca de aquí y allá lo terminaron condenando a míseros 13 años. Ese fue el precio que la justicia venezolana le puso a 43 muertes infames, intento frustrado de infanticidio colectivo y miles de millones de dinero en pérdidas materiales; pero esa es la justicia que tenemos y no otra.

Todavía quedan por ahí los que piensan que el tipo tiene chance en la arena política venezolana. Eso da risa y pena ajena. Es que ni siquiera si lo recluyen en la cárcel de Yare y en la misma celda donde estuvo preso Hugo Rafael Chávez Frías y le dan indulto presidencial va a llegar a alguna parte, repito, malgastó ante la historia su mejor momento político, mejor dicho, dejó claro ante propios y extraños cuál es la naturaleza de su humanidad: lo mueve la cobardía, la torpeza, la inconsistencia moral y ética, pero sobre todo, el sadismo y la irresponsabilidad ante sus actos. Me lo imagino frente a su tableta en aquellos días aciagos de la guarimba que el mismo convocó junto con María Violencia, viendo cómo caían degollados con guayas motorizados desprevenidos ante tanta saña criminal desatada. A él y a los suyos se le podrán olvidar hechos como éste, por todos conocidos y bien documentados, se podrá hacer el loco ante hechos tan lamentables al igual que su señora esposa, pero a las 43 familias enlutadas por la irracional violencia que él desató no se les va a olvidar. A mi tampoco.

Tendrá poco más de 13 años para reflexionar sobre lo que hizo y dejó de hacer pero no creo que vaya a cambiar en lo absoluto. En cualquier momento se "enferma" de algo y termina como Simonovis, Ledezma o Ceballos, convicto e inconfeso, terminando de pagar su condena en su lujosa mansión o penthouse del este caraqueño al lado de sus seres queridos. Pero a PRESIDENTE DE VENEZUELA no llegará jamás. Estos seres oscuros tienen un pequeño gran defecto: no saben o no les da la gana de pedirle perdón al prójimo que han lastimado. No importa, ese prójimo tampoco sabe olvidar cuando se le agrede. Ahora el Departamento de Estado gringo tiene una ardua tarea: fabricar al sustituto de este "carismático" y cobarde líder de la oposición toda vez que ni Capriles, ni María Machado ni López han calado ni calarán en el sentimiento y la simpatía de las mayorías de los venezolanos. Amanecerá y veremos...

matatigre68@gmail.com

@macfidelio2010



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Fidel J. Rodríguez


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