Un solo poder público no puede anular los otros cuatro. Es principio constitucional. Tener mayoría calificada en la Asamblea Nacional no es tener el poder absoluto (el que según Lord Acton corrompe absolutamente), en un nuevo Absolutismo. Dicen que Luis XIV dijo «el Estado soy yo». No puede decir eso mismo la Asamblea Nacional. Así lo aclaró el doctor Hermann Escarrá.
Pero así piensa la oposición, que a partir del 5 de enero tendrán la varita mágica que succiona todo, como un abismo negro. Podrán realizar el sueño de Carmona: como según los golpistas de 2002, Chávez había usurpado todos los poderes, se los dieron todos a Carmona. Son esperpénticos. Insisto: son una parranda de monigotes cuya función primordial es hacer el ridículo.
En las primeras horas Henry Ramos Allup estalló como esos perros que recorren la casa como locos después de que los tuvieron atados durante horas. Con el perdón de los perros. Se desató en su rutinaria orgía verbal. Y el queso que había en la mesa también se lo comió. Alguien lo mandó a callar y sería provechoso saber quién porque ahí está la clave de quien pretende mandar ahora en Venezuela.
El único Trump no fue Ramos. Fedecámaras y Consecomercio pasaron su factura, exigiendo abolir las leyes que protegen el trabajo, el salario, privatizar todo, etc. Soltar a los forajidos políticos para que sigan picando gente en pedacitos con cuchillos de pan, guayas, francotiradores y demás salidas.
Pensé que luego del hazmerreír de los barriles de petróleo reciclados, la señora Delsa Solórzano iba a ocupar una posición recatada. Pero más bien la han exaltado como una de las candidaturas a presidir la Asamblea, nada menos. No conocen la vergüenza. Seguro promoverá la abolición de la Ley de Murphy, que tanto daño hace. Ojalá.
Van enfilados al choque de trenes, engolosinados con el buen resultado electoral de la guerra económica. Previsiblemente la arreciarán con miras al revocatorio presidencial.
Afortunadamente tenemos un tráiler: la administración de Macri en sus primeros nueve días. Como el tiburón, vienen virados. El pueblo organizado, consciente y armado los esperará en la bajadita porque todo 11 tiene su 13. No soy yo quien promueve la rebelión sino estos barbarazos gobernados por la Embajada.