Qué se debate ahora en la MUD
A raíz del 6D y los resultados que arrojó, en la MUD, está planteado un debate para definir la política que se ha de seguir a partir del 5 de enero, cuando asuma, la conducción del Poder Legislativo; a estas alturas, se supone que ya tienen definido la integración de la directiva de la Asamblea Nacional y buena parte de la agenda que van a desarrollar con el inicio del nuevo período parlamentario.
Pero es evidente que el punto grueso del debate interno es el referido al despeje de la táctica a emplear en esta nueva etapa que se abre en el país, cuando una de las ramas del poder constituido pasa a su control, en el entendido que el propósito opositor es conquistar los otros poderes que constituyen el Estado y colocarlo, en consecuencia, de manera integral al servicio de los intereses de clases que representa. Y es aquí donde está el detalle, como diría Cantinflas, pues, en este sentido, no hay coincidencia plena en cuanto al cómo para alcanzar el ansiado objetivo.
Algunos factores sostienen que hay que mantenerse en la ruta electoral que es la que ha permitido este avance tan significativo. En cambio, hay otros, los más radicales- la derecha paraopositora- que se inclinan por el choque de poderes, buscando forzar la barra a tal nivel que se produzca o la renuncia del Presidente Maduro o su enjuiciamiento o la activación de un referéndum revocatorio, para tal efecto se plantean como paso prioritario buscar neutralizar o cambiar la composición política del Tribunal Supremo de Justicia.
Claro está la definición de tal debate, en última instancia, estará determinado por la señal que emane desde los centros imperiales; no se vaya a creer esta oposición que está en condiciones de tomar una decisión tan trascendente sin que previamente no haya sido mediatizada desde Washington.
Es evidente, en todo caso, que el 2016 será un año por demás controversial, en el que la sociedad venezolana estará sometida a una tensión permanente, en la que a la guerra económica que marcó la dinámica del 2015, se le va a sumar una intensa guerra política.
Escenario para el cual el gobierno bolivariano y las fuerzas patrióticas deben estar preparados, sobreponiéndose al impacto de la derrota del 6D, revisando los errores y falencias y alistándose para una defensa ofensiva que permita dar respuestas certeras, en el ámbito económico (inflación, escasez, contrabando, especulación, acaparamiento) y sobre todo, mejorando y elevando la producción, y en cuanto a lo político estimulando la unidad revolucionaria y cívico-militar, fortaleciendo la organización y movilización del poder popular y combatiendo con suma dureza la corrupción y el burocratismo. Ardua tarea que exige precisión ni permite dilación.
Doblez ética opositora
Los resultados de las elecciones del pasado 6D no están en discusión, ganó la oposición, alcanzando una calificada mayoría que le permitirá mantener el control del Parlamento Nacional, para el período que abarca del 2016 al 2021. Ese triunfo, con hidalguía que lo honra, lo reconoció el Presidente Nicolás Maduro, apenas a los pocos minutos después del primer boletín emitido por el CNE, en su doble condición como Jefe de Estado y como máximo vocero de las fuerzas chavistas-bolivarianas.
Pero el hecho de que se haya efectuado ese reconocimiento no es óbice para que no se hagan las denuncias pertinentes de actuaciones fraudulentas de militantes opositores en el marco del proceso electoral (como son los casos denunciados, entre otros, en Amazonas y en Caracas); denuncias que se presentan con pruebas, (audios), en los que se manifiesta la compra de votos a razón de dos mil, cinco mil y hasta 10 mil bolívares.
Con estos señalamientos, no se está poniendo en tela de juicio los resultados electorales, como han querido hacer ver algunos voceros de la oposición; entendemos que lo que se quiere resaltar es la doblez ética que caracteriza a los opositores venezolanos: en las 18 oportunidades anteriores en las que perdieron elecciones de distintas naturalezas siempre cantaron fraude y despotricaron del CNE aunque nunca llegaron a presentar pruebas, evidenciando, con ello, la intencionalidad política que los animaba, la de jugar siempre a la desestabilización institucional del país sin parar mientes en las consecuencias que tal conducta pudiese generar. En cambio, en este caso, en el que se presentan pruebas concretas de delitos electorales cometidos por afectos suyos, entonces la dirigencia hace mutis en el foro, es decir, se hacen los locos; conducta esta consuetudinaria en la práctica política de la oposición, que les queda como herencia genética de esa cuarta república deshonesta y antidemocrática que los engendró.
Extraña coincidencia
Para la derecha venezolana, a pesar de las múltiples evidencias que lo indican, es falaz hablar de que en nuestro país exista una guerra económica, sus voceros económicos sostienen que la angustiante situación que, actualmente, soporta el pueblo venezolano es producto de las medidas equivocadas tomadas por el gobierno, ocasionando tal conducta un ambiente nada propicio para la inversión productiva, con lo cual se generan los cuellos de botella que obstruyen el normal desenvolvimiento económico.
Por supuesto, que este enfoque no es sorprendente dado el interés que tienen estos agentes de la burguesía parasitaria local de tergiversar e ideologizar los elocuentes datos de la realidad económica. Lo que si sorprende es que, a su vez, haya un grupo de economistas, que se definen como marxistas, coincidentes, en esencia, con el diagnóstico burgués; la coincidencia llega, incluso, a obviar o minimizar el papel del imperialismo en toda esta trama envolvente e inducida en que se encuentra la economía venezolana.
El imperialismo ansía retomar el control del país y de sus ingentes riquezas, para ello ha orquestado un plan en el que la MUD sirve de ariete ejecutor. Es tarea ineludible de los hijos de Bolívar desbaratar ese plan.
*miguelugas@gmail.com