El cardenal Urosa Sabino está herido

Y, bien herido políticamente y, de malas intenciones y de esperanza de
cambio, pues la oposición venezolana, a la que tanto adora no entra en
el aro de las circunstancias de más poder, para fortalecer la riqueza
de los poderosos que como él ansían la buena vida sin sufrimiento de
pobres cada día más pobres y, perdidos de fe que, es lo que a la
iglesia católica le interesa, tal cual, lo hizo saber este miércoles
santos en que se hizo del podio con la sana intención de convencer a
los pocos convencidos que con la oposición se vive mejor en paz con la
iglesia a su entender.


Y, es que Urosa Sabino no come cuento ni pierde tiempo de meter sus
peroratas artificiosas en grado politiquero cada vez que puede a la
buena usanza de dios, de quien se protege como un aventajado alumno
del vaticano que donde no hay problemas él los crea a su modo y
circunstancias: al ser enemigo declarado de Chávez en el pasado y de
los chavistas en el presente, a quienes con su verbo de benefactor
cardenalicio de usufructo de las alabanzas hacia el Señor de sus
pecados que cada día se acumulan como resentidas en el vaivén de su
santurrona vida de bien aventurado en el templo que se precisa.


Sin mucho estrépito y sin aplausos de garantía en concordancia con el
día Miércoles Santo que marca el final de la Cuaresma y el comienzo de
la Pascua y, así como Jesús fue condenado ese día por el tribunal
religioso judío, el cardenal Urosa, lo aprovechó al máximo, para
condenarnos a nosotros no por pecadores, sino por buenos pendejos que,
no creemos en nada de lo que dice como político católico en función de
sus interéses personales y grupales.


Y, por tal sentido de crítico envejecido, perteneciente a la CEV
afirmó en pleno acto del Evangelio de la traición de Judas Iscariote
que, "Debemos fortalecer nuestra fe (su fe), hemos descuidado la
práctica religiosa". Cardenal Urosa y ¿quién va a creer en ustedes que
se la pasan atizando el fuego de la desunión, de la discordia e
irrespetan a su gusto y placer a una parte del pueblo venezolano a
cada momento sin consideración ninguna que, no comulga con ustedes y,
además, agregó: la tentación de la violencia -según él- es un mal peor
sin paz que acaricia crímenes y, no dijo, porque no le dio la gana
esta vez de echarle la culpa a Maduro y, como no conforme con lo dicho
atizó, que le preocupa los índices delictivos que se viven en el país
y, eso no lo dijo, que es de ya, pues antes con los adecos y copeyanos
se vivía mejor porque, no había hampa ni crímenes y, todo ello por no
decir a su antojo que, en el país no hay seguridad -eso era todo y lo
ocultó. Nada caradura el cardenal.


El cardenal Urosa y los demás obispos y arzobispos que operan a las
órdenes de la iglesia católica como un partido político camuflado, no
pierden su tiempo sin arengar las malcriadeces de sus espíritus que,
por lo general siempre van en orden directo sin tapujos al gobierno de
Maduro y, no se les escapa ni un ápice de concilio y consideración de
unión entre los venezolanos, lo de ellos es la inquietud de disentir
que los presente como buenos oficiantes de las terquedades
sietemesinas juntas de desunir y desatar tempestades aciagas que,
después se ensalman como buenos cristianos repartiendo el pan de
Cristo y su sangre es de ellos como ofrenda de sumisión y perdón.


¿Será posible que el cardenal Urosa sabino llegue al cielo trajeado de
bondades? Creo que no ése de por sí le será negado como pecador ipso
facto de deslenguado en acaparo, además de impío sin matriz de auxilio
que lo ampare en el reino de esta tierra en que cada día suelta una
frase que lo condena como un fariseo más de los tantos que nos azotan
a diario en cadena de medios y son tan incompetentes que no enmiendan
la placidez de su desfachatez política-partidista ni golpes de pecho
pueden darse por la misma situación de penitencia que los agobia al
engaño de sus prácticas verbales continuadas.


Y, lo que el pueblo venezolano pudiera hacer si en verdad le aceptan
tantas homilías sin sentido ni clamor de justicia ni de perdón: es
darles un rosario en familia de armonía y presunción que los aclame en
el pedestal de la alegría de no más iglesia católica sin sentido de
Patria como los apátridas que son y, entre ellos principalmente, el
cardenal Urosa Sabino y, quien quita que Dios lo agarre un día
confesado.



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Esteban Rojas


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