Ahora, si es verdad que, Maduro, los volvió locos. De los bachaqueros o capitalistas populares se oyen los cuentos en las colas, un día después de la excelente medida que tomó el presidente respecto a dejar sin valor al billete de cien bolívares, por las razones conocidas. Los patios de sus casas comenzaron a ser escarbados, buscando el capital acumulado producto del bachaqueo para canjearlo el próximo martes o dentro del plazo de 10 días en el BCV y, debo decir que están molestos después de saber que el consultor jurídico de Miraflores, Elvis Amoroso, señaló que, a partir de Bs. 500.000 los usuarios deberán declarar el origen de los fondos. Vaya compromiso para quienes han acumulado tanto dinero robando al pueblo. ¿Será posible que justifiquen ese dinero?
Igualmente locos, parece haber quedado muchos economistas, que no disimulan al “halar la sardina para su brasa”, el mismo día que Maduro les dio la sorpresa del año a los mafiosos del billete. Algunos confiesan, como por ejemplo José Guerra que el plazo otorgado es muy poco para recoger tal cantidad de billetes. ¿Es que acaso para llevarse los billetes de cien a Colombia y algunos países europeos, había un plazo definido? ¿Por que tendría Maduro que dar más plazo? Nada. Guerra, todavía debe estar pasando el “carajazo”. Igualmente, señaló que para implementar la medida “el BCV debería tener igual número de billetes pero de mayor denominación”. En definitiva, quiere pasar por inocente y no quiere asimilar el golpe, que el presidente tenía fríamente calculado.
Por su parte, otros economistas hablan de un colapso, porque, según ellos, se saca un billete sin que el que lo reemplaza esté en circulación. Acaso, ¿No saben que, para el día 15, después del plazo de 72 horas, entrarán en circulación nuevos billetes? Asimismo, hay quienes consideran “desquiciada” la medida presidencial, dizque porque produciría un caos y, se atreven a intimidar creyendo que el presidente va a dudar de su accionar. Otros, son ofensivos en sus argumentos y arremeten contra los asesores económicos del presidente.
Más allá, lejos en la frontera colombo- venezolana, imagino un zaperoco de gente buscando la forma de regresar los billetes al país. Si no logran pasarlo, dudo que lo hagan por la férrea vigilancia en la zona, entonces se convertirán como dice la canción, en “pasajeros con billete para el cielo”. Además, imagino que en muchas colas de las que se hacen para adquirir productos básicos, no faltarán quienes parecen ser enviados por alguien para tergiversar las medidas tomadas por el presidente a fin de crear matrices de opinión para minimizar el impacto de las mismas.
En fin, aun cuando el juego del ajedrez económico sigue, estas medidas, me consta, causaron buen impacto en la población; sin embargo, no se puede cantar victoria, considerando que la locura, no tiene cura y, mientras mas locos, mas peligrosos.